Querido José Luis,
leo desde Atenas las últimas entradas de tu blog. Una se
refiere a la situación relativa de Grecia vs. Alemania; otras a la situación de
España y a la buena noticia de una iniciativa sindical en Catalunya en
favor de la unidad entre CCOO y UGT. Yo me vine acá hace unos cuantos días,
leyendo en el avión "Liquidación final" de Petros Márkaris. Ya en la ciudad, me pareció que todo seguía igual que el año
anterior. Después de una mirada más detenida me di cuenta de que todo
era "demasiado" igual.
Me explico: los consabidos posters publicitarios de la
plaza vecina ofrecían las mismas bellas mujeres invitando a consumir. Eran las
mismas: no las habían cambiado desde mi visita del año anterior. Se notaban
algo desvaídas por lluvias e intemperies. Luego la basura seguía amontonada en
algunos rincones de las calles. Si te fijabas, veías que los estratos
inferiores estaban cubiertos por una espesa capa de polvo apelmazado por la
humedad. Y un cagarro de perro en medio de la acera de mi calle, de un color
especial entre verde y rosado, ha seguido en el mismo lugar desde la primera
vez que lo vi, cada día un poco más tornasolado.
No hay mantenimiento, no hay limpieza pública. Muchos
comercios han cerrado. Uno, particularmente tenebroso porque a través
de los vidrios polvorientos del escaparate se veía todo el mobiliario
interior destrozado a golpe de hacha: los estantes, los expositores, el
mostrador, unos espejos, los apliques... Quien dejó el local no quiso que nadie
aprovechara los restos supervivientes de su ruina.
Tampoco hay sanidad, lo sé bien por personas amigas: la
privada carece de medios pero retiene a los pacientes para cobrarles días de
una asistencia que son incapaces de darle; la pública está en proceso acelerado
de liquidación. Y sobre la escuela a la que van mis nietos, las maestras se
excusan de las frecuentes huelgas: hace más de un año que no cobran.
La vida sigue, a pesar de todo. Pero no es ahí adonde voy
a parar, sino a una observación de Márkaris en una entrevista. "¿Cómo ve a
España?", le preguntaron, y él contestó: "Como Grecia el año
pasado." Pues bien, si alguien no lo remedia, me temo que la Grecia que
estoy viendo es la España del año que viene.