viernes, 13 de diciembre de 2024

EL ERROR DE DING

 


Suspensión

 Algún comentarista se ha precipitado a calificar como “el más grave de la Historia”, el error del campeón mundial de ajedrez, el chino Ding Liren, que volcó la 14ª partida del Mundial 2024 de ajedrez en favor del indio Gukesh Dommaraju, cuando ambos jugadores habían llegado empatados, 6’5 a 6’5, a la última ronda.

Qué exageración, por favor. Y qué manía con los errores, sin tener en cuenta que la Historia empezó, según una tradición asentada aunque discutible, con Eva aceptando la manzana que le ofrecía en boca la serpiente.

Según la crónica de Leontxo García, Ding se había equivocado ya siete u ocho veces a lo largo de la famosa partida 14ª, y Gukesh otras tantas (los comentaristas valoran ahora las partidas con la ayuda de potentes computadoras de silicio, que calculan los movimientos futuros con veintenas de jugadas de anticipación.)

El error, entonces, no es nada inhabitual, en un juego (llámenle deporte si gustan) en el que, según tradición inveterada ya de cuando era simplemente humano, gana siempre el jugador que comete el penúltimo error.

Pero seguimos anhelando una perfección inhumana en todo. El mundo se divide en personas que señalan con regocijo un error de apreciación de Carlos Marx (por ejemplo) en un análisis económico, y las que consideran que tal error no existe porque Marx era por definición infalible.

Como si la perfección no fuera una cosa siempre efímera, hecha de momentos raros de plenitud que nos llegan de algún lugar situado en el exterior de nosotros mismos y más allá de nuestras capacidades ordinarias.