miércoles, 3 de agosto de 2022

RESURRECCIONES FAMILIARES

 


He salido pocas veces fotografiado con mi padre. En mis fotos de pequeño, él era el fotógrafo; más adelante, cuando el fotógrafo era otro, los dos aparecíamos por lo general encuadrados en grupos amplios, correspondientes a grandes celebraciones familiares.

Esta es una excepción, porque estamos los dos solos, y porque nos reímos. Nos reímos poco juntos, lo digo con añoranza. Aquí nos fotografió mi hermano Juan, en Torredembarra, un día de septiembre de 1985. Las diapositivas de aquella ocasión quedaron guardadas en una caja, mi padre murió en 1999 y mi hermano en 2005, y ahora mi sobrina Marina se está dedicando a escanear un material en gran parte inédito.

Me ha resultado desconcertante verme “resucitar” de este modo delante de la cámara y de la mirada de mi padre. Un poeta habría dicho que los dos esperábamos, como Lázaro, una voz que nos dijera: «Levántate y anda.»