sábado, 3 de junio de 2023

LA PERTINAZ DESMEMORIA

 


Un encuentro borrado de la mente de las derechas recalcitrantes así catalanas como españolas, que jurarán mil veces que nunca ocurrió. “E la nave va…” diría Federico Fellini.

 

Siguiendo una norma creo que evangélica, nuestras instituciones más conservadoras se aplican a obrar de modo que su mano izquierda ignore siempre y de forma sistemática lo que hace la derecha. Ahora mismo, sin necesidad de ir más lejos, la derecha ha votado en Europa en contra de la prohibición del trabajo esclavo. No es –lo supongo, no me lo han contado– que PP y Vox consideren un óptimo deseable la vuelta a la esclavitud con todas sus consecuencias, sino más bien que no les gusta renunciar a priori a esa posibilidad tentadora, en un momento crítico en el que la mano de obra, envalentonada por los desmanes del gobierno ilegítimo, se niega a aceptar pagas de 800 euros por jornadas laborales de 12 horas de las que se declaran solo cuatro.

Bueno, pues de tal voto europeo nadie debe saber nada, de modo que no se airea en la prensa oficial u oficiosa, y si alguien da en preguntar a los propios protagonistas del voto, estos juran de forma solemne que en todo momento permanecieron ignorantes de lo que estaba ocurriendo. Ellos la esclavitud la respetan mucho, sobre todo porque creen en la Libertad con mayúscula, de modo que quien quiera ser esclavo bien está que lo sea, no serán ellos quienes lo impidan, y menos recurriendo a leyes y ataduras que no conducen a nada bueno. Pero en cuanto a votar en el Parlamento europeo, lo que se dice votar votar, no recuerdan en ningún caso haberlo hecho, a no ser que nos refiramos al expediente de cebar con moscas los anzuelos en la pesca con caña, que eso ellos siempre estarán en contra porque revela crueldad hacia los animales más humildes y desprotegidos. ¿No es a eso a lo que nos referimos? Entonces no saben lo que pueda ser.

Quizás el éxito (relativo) de las candidaturas del tipo Rey Palomo en las recientes elecciones municipales y autonómicas se deba a una desmemoria pertinaz acerca de los propios planteamientos políticos. Es muy famoso el caso de ETA, que cuando estaba en activo no existía según para qué, y ahora que se ha disuelto, sigue en ciertos aspectos más activa que nunca. De “ese movimiento vasco de liberación del que usted me habla”, hemos pasado a “Sánchez es ETA”. No es solo que la sintaxis flojee, sino que la relación entre significante y significado se ha deshilachado de forma definitiva.

Lo mismo le ocurre a la Iglesia española, donde los expedientes por abusos eran cero hace dos años debido a la conducta ejemplar de todo el estamento eclesiástico, y hoy suman casi tantos casos como los de inmatriculaciones de inmuebles, tirando por lo bajo. Nuestros obispos y cardenales suspiran por un cambio urgente de papa, seguros de que un nuevo Woytila haría descender de nuevo las cifras a esa desmemoria absoluta que nunca se debió dejar perder.

De todo lo cual, concluyo, habrá que tomar buena nota para que el 23J próximo estemos todos bien seguros de lo que sabemos y lo que no sabemos.