Los ponentes, al finalizar el acto en la Sala 1 del Auditorio de Barcelona, esta mañana. Mi gratitud a Lluís Filella Carballo, de cuyo muro de FB he tomado en préstamo la imagen.
El acto de “Sumar” celebrado esta mañana ha desbordado por
completo el aforo de la sala grande de conciertos del Auditorio de Barcelona.
Yolanda Díaz y Ada Colau nos han hecho esperar, a los madrugadores que sí
habíamos encontrado sitio, entretenidas durante un buen rato en una charla “de
calle” improvisada con las más de mil personas que seguían plantadas en la cola
después de una hora de espera frustrada para entrar. De modo que el acto en sí,
previsto para las 11, ha empezado en realidad una hora después.
Busquen la noticia en las redes sociales, porque las
primeras planas de la prensa digital no la recogen, al menos aún, volcadas como
están con los dicharachos entre Shakira y Piqué, y otras fantasías.
No digan que eso es cosa del país, la prensa funciona lo
mismo en todos los demás sitios. Quien manda, manda.
No digan (se ha dicho ya) que la iniciativa encabezada por
Yolanda Díaz solo sirve para dividir a la izquierda: estamos delante de una
izquierda sórdidamente dividida, y las iniciativas como “Sumar”, que tienden a
reconstruir la esperanza, la ilusión y la libertad, trabajan en favor de una
reconstrucción de la unidad popular.
No voy a hacer juicios de valor en relación con el acto en
sí. Me felicito de haber estado allí, porque a estas alturas de mi vida y de mi
militancia me conforta sentir la adrenalina recorriendo mis arterias endurecidas,
de tanto en tanto. Soy optimista en general respecto de la situación política actual
y futura del país, considerando como tal, no el breve lapso que nos separa de
las próximas elecciones generales, sino una perspectiva menos cortoplacista y situada
a una mayor altura. En este sentido, destaco tres notas de la encrucijada en la
que nos encontramos, que he ido anotando mentalmente al hilo de la intervención
de Yolanda Díaz:
- estamos en un cambio de época;
- arrancamos un nuevo modelo productivo;
- no solo necesitamos más salario, más protección y más derechos
personales y sociales para las personas trabajadoras, sino más democracia
económica.
La conciencia, asumida de forma colectiva (partidos,
sindicatos, movimientos sociales, organizaciones no gubernamentales), de esta
encrucijada histórica concreta implica el diseño de un proyecto unitario también
concreto, cuyo avance será difícil pero posible, ha señalado Yolanda. Y la
maravilla es que ella ha entrado en este jardín, mientras que no lo han hecho, ni
por alusiones, otros líderes de la izquierda vieja y nueva que han venido ocupando
el escenario en los últimos años.