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sobre el ‘Eclesiastés’, por Ernest Renan. Renan se esforzó, pero quedó claramente
por debajo del Cohelet, rey de Jerusalén, en el análisis del mundo en el que
vivimos. “Vanidad de vanidades”, había sido el diagnóstico insuperado de este
último.
Desde 2020 el grupo de empresas Ferrovial no pagaba
impuesto de sociedades, y a lo largo de su historia como empresa se ha
beneficiado de una cifra no bien determinada, pero en cualquier caso milmillonaria,
en obra pública española. Sin embargo, se va de entre nosotros. Pagará en Estados
Unidos los impuestos de los que aquí estaba exento. Ibex ya no le ofrece
alicientes; su deseo es coronar en cabeza del pelotón la cumbre de Wall Street,
algo así como el Tourmalet de las Bolsas del mundo mundial.
Mientras, la coalición de gobierno se escindirá en la
votación por la reforma de la ley del Sí es Sí; una catástrofe para la precaria
mayoría parlamentaria, pero que no supondrá un inconveniente grave para Pedro
Sánchez, porque por una vez la feroz oposición votará de su lado. Lo llaman
geometría variable, pero todo el asunto, desde todas las partes, trasuda ese
viejo y conocido olor que el Cohelet, rey de Jerusalén, un montón de años antes
de que naciera Cristo, había llamado «vanidad de vanidades». ¿Se ha definido
alguna vez mejor el invento?
El avatar global que estamos viviendo resulta demasiado
complicado de manejar en su actual conformación de geometría variable. Vean
otro ejemplo. Para encabezar una moción de censura al gobierno, la
ultraderechista Vox no ha encontrado mejor candidato que un apellido noble de la
izquierda, Don Ramón Tamames Gómez. Tamames tiene 89 años, y tal vez no todas
las neuronas en estado perfecto de revista. Si la moción prosperara, sería el líder
mundial más añoso de la historia: más viejo que Joe Biden, para tomar un punto
de comparación significativo.
Significativo, remacho, de que todas las cosas, con y sin
geometría variable, se han hecho demasiado complicadas en este mundo, este
mundo tuyo, este mundo nuestro.
Llamo a declarar como testigo de la defensa a mi amigo Quim
González Muntadas. Quim cumple hoy 71 años (¡felicidades!), una edad algo abundosa
pero sostenible, a más de resiliente. Hace unos días quiso saber algo más de sí
mismo e interrogó a ChatGPT, la chisma (en lenguaje políticamente correcto, el neoproducto)
más avanzada a la que ha llegado hasta ahora la inteligencia artificial. La
cual fue taxativa en sus conclusiones. Fue así como Quim, totalmente desprevenido,
se enteró de que él mismo había muerto en 2015.
Complicado este mundo, señores; demasiado complicado.