jueves, 7 de septiembre de 2017

"ESTO" NO FUE NUESTRA UTOPÍA


Mientras la mayoría parlamentaria de Catalunya sigue practicando alegremente la política del destrozo institucional sin reparar en gastos, voy a detenerme en un asunto menor, pero sustantivo. Un grupo de ex militantes del PSUC, al que el periodista Quico Sallés da el nombre de “(simbólico)”, así en paréntesis, él sabrá por qué, ha publicado un manifiesto a favor del referéndum convocado – ya, y del modo que se sabe – por la Generalitat para el 1-O.
Yo también soy ex militante del PSUC y respeto mucho a los firmantes (con la mayoría de ellos he compartido muchas jornadas de actividad política), pero el titular del manifiesto contiene un grueso borrón. Dice así: «El 78 no va ser possible. Ara podem.»
Descarto el comentario a la segunda frase. Personalmente no creo que puedan, pero tampoco es mi intención chafarles la guitarra a las primeras de cambio. El manifiesto fue emitido antes de la sesión de ayer en el Parlament; como se trata de personas sensatas, ellas/os sacarán las consecuencias pertinentes.
Mi objeción va dirigida a ese «El 78 no va ser possible.» ¿No fue posible el qué? ¿Un referéndum que nadie pidió? ¿Una independencia que no estaba en ningún programa? Si volvemos con el recuerdo (y se trata de un ejercicio tan sano como provechoso) a aquellas movilizaciones, en las que ellas/os y yo, juntos, repartimos octavillas en las estaciones de metro, hicimos pintadas nocturnas en tapias propicias y corrimos a pies para qué os quiero delante de los “grises”, los cuatro puntos reivindicados por la Assemblea de Catalunya (la de entonces, no la “marca blanca” actual) fueron: Llibertat, Amnistia, Estatut d’Autonomia i Solidaritat amb la resta dels pobles d’Espanya.
Todos los puntos fueron posibles. Los cuatro. Si algunos escondían en la manga una carta más, distinta, no la enseñaron en aquellas fechas, y es de mal gusto hacerla aparecer ahora. Porque al actuar así, se están apropiando, desvirtuándola, una lucha multitudinaria y al cien por cien democrática que fue patrimonio de muchas más personas que no pensaban exactamente igual que ellas/os.
Personas no unánimes, cierto, pero sí capaces de confluir en unos objetivos “de mínimos” claros, debatidos conjuntamente, compartidos e inequívocos.