sábado, 2 de septiembre de 2017

¡SE SIENTEN, COLUMBRES!


Válgannos Dios todopoderoso y los santos de la corte celestial, el presidente del gobierno me plagia.
Leo en lavanguardia que en la clausura de la interparlamentaria del PP celebrada en Valencia, Mariano Rajoy ha lamentado que el Govern de la Generalitat “parece secuestrado por radicales decididos a vivir en la intolerancia”. Ahora bien, retrocedan ustedes un par de páginas en este mismo blog y comprueben quién fue el primero en hablar de secuestro referido a Catalunya.
No tengo lo que se llama pruebas fehacientes de que Mariano lea mis posts, a escondidas y en la intimidad, por supuesto; este en concreto puede haberlo leído en Nueva Tribuna o en Metiendo bulla, dos publicaciones digitales de campanillas que han tenido la gentileza de reproducir mi texto citando a su autor. Mariano no ha gastado esa delicadeza, y debo añadir que tampoco la esperaba de él. Además, su caracterización del “secuestro” catalán difiere bastante de la mía. Era de esperar, y no se lo reprocho. Sería para mí muy duro coincidir con él no solo en el uso de una palabra concreta, sino en el fondo del argumento. Supongo que a él le ocurre a la recíproca.
De cualquier forma, el pretendido secuestro del Govern catalán por unos radicales (entiendo que Mariano se refiere a las CUP; se aprecia en sus últimos speeches un cuidado exquisito en no entrar al cuerpo a cuerpo con los Junts pel Sí) tendría, a mi entender, una salida relativamente fácil si del gobierno central emergiera alguna propuesta concreta de negociación de la situación creada después de una larguísima secuencia de inmovilismo y cerrazón de todas las partes contratantes. Ahora mismo, no hay planteado nada sobre la mesa metafórica de ¿negociación? Nada, excepto la amenaza de don Cristobita Montoro de cerrar el grifo de las transferencias si el Govern persiste en sus intenciones de poner las urnas. El palo sin la zanahoria. No sería, lo digo desde la mayor prudencia, la manera más eficaz de granjearse el afecto de los catalanes de uno u otro signo, ni de aunar voluntades en busca de una solución eficaz para la degradación creciente de la economía y las infraestructuras de esta porción concreta del país.
¿Es imposible el intento de acercar posiciones? ¿Espera el marianismo extraer aún algunas migajas de apoyo electoral mediante la provocación de una catástrofe humanitaria en Cataluña? ¿Plantea convertir toda la actual autonomía en una simple pedanía administrativa de Vicálvaro o de San Sebastián de los Reyes? ¿Se silbará a Gerard Piqué en el Bernabeu, también esta noche? Son incógnitas que dejo en el aire, para que el paso del tiempo las desentrañe. As Time Goes By, como cantaba el fiel Sam en Casablanca.
Concluyo, por más que sin tricornio ni pistola en mano, con el ladrido furibundo que lanzó aquel demócrata peculiar, el coronel Tejero, en plena sede de la sagrada soberanía nacional, hace ya unos cuantos años: "¡Se sienten (a negociar), columbres!"
No era exactamente “columbres”, pero quienes guarden memoria de aquellas jornadas me entenderán. Y si el presidente del gobierno habla de columbres de aquí a un par de días, tendremos la prueba efectiva de que Mariano me está plagiando.