jueves, 6 de abril de 2017

¿CACICADA PARLAMENTARIA?


Se han invertido los términos. Jordi Cuminal, de JxSí, reprocha al parlament de Catalunya la reprobación, por parte de toda la oposición unida, del director de TV3 nombrado por el gobierno del molt honorable Puigdemont. Se trata, ha dicho Cuminal, de una “cacicada parlamentaria”. No hubo cacicada, en cambio, en su opinión, en el nombramiento de una persona que no contaba con el consenso de C’s, CSQP, PSC y PPC, ni siquiera de las CUP. Jessica Albiach (CSQP), portavoz de la moción de reprobación, ha señalado además, solo por señalar, que el nominado Vicent Sanchis tampoco gusta a los sindicatos, ni a los consejos y colegios profesionales. ¿Le gusta a alguien, aparte de a quien lo nombró, Vicent Sanchis como nuevo director de una cadena que ha perdido recientemente el liderazgo de audiencia en Catalunya, en favor de Tele 5, tal vez por el hecho de enfocar su programación de forma prácticamente exclusiva hacia el sector de la población que se pronuncia a favor de la independencia ya?
Alega Cuminal que se veta a un periodista por sus opiniones políticas, y que eso es “injerencia”. No se le ocurre que desde el gobierno se ha designado a un periodista precisamente por su militancia política en favor de la independencia, al margen de otros méritos que concurren o pueden concurrir en su persona; y eso es abuso. Es abuso porque TV3 es una televisión pública, porque su programación debe ser respetuosa con las diferentes creencias y opiniones legítimas que coexisten en el país, y porque sus estatutos exigen consenso político para el nombramiento de su director.
Algunos predican como ejemplo de democracia simplemente poner las urnas, pero luego tratan de crear las condiciones para que las urnas sean rellenadas a ciegas, desde llamamientos emotivos, presiones indisimuladas y campañas mediáticas claramente coactivas, del estilo “nosotros ya lo hemos decidido, ¿a qué esperas tú?”
Esas sí son cacicadas. Sin coartada ideológica posible en este caso, porque incluso las CUP han votado, oh sorpresa, junto a los botiflers. Las prisas de convergentes y esquerrans por poner a punto como sea un mecanismo de desenganche están siendo malas consejeras. Convendría hacerles repasar la historia del Brexit, como recordatorio de que el problema no está en el proceso de creación de un estado de opinión difuso e inconcreto que lleve a un resultado mayoritario, por poco o por mucho, en una votación. Esa es una simple cuestión de propaganda. El verdadero problema, el político, empieza el día siguiente.