miércoles, 4 de abril de 2018

EMPANTANADOS EN EL DELTA


Joan Coscubiela ha escrito un libro sobre su experiencia personal y la colectiva de su pequeño grupo de diputados (la “patrulla japonesa”) en el Parlament de Cataluña durante el tiempo en que la mayoría oficial de diputados/as desarrolló complejas maniobras para forzar una declaración unilateral de independencia de muy escaso recorrido, por no hablar de lo que sucedió luego. Coscubiela añade al relato de las vicisitudes vividas un análisis circunstancial en torno a la estrategia independentista ─marcada siempre por la astucia, y no por un programa─, y algunos atisbos de cuál podría ser la vía para desencallar una situación inestable en riesgo de pudrirse rápidamente.
El libro fue escrito, según aclara en la página de agradecimientos, en siete semanas y media, lo que mejora en dos semanas enteras la performance de Kim Bassinger y Mickey Rourke en aquella película de Adrian Lyne. Mi felicitación al autor. Es cierto que el apresuramiento se nota, y que muchas aristas del tema se omiten o son objeto de una simplificación excesiva. Con todo, el libro tiene la virtud de dejarse leer con la voracidad de un thriller de marca. Y contiene imágenes brillantes, como la comparación de Cataluña con el delta del río Okavango.
El Okavango forma en el norte de Botswana un enorme delta, como se lo llama comúnmente ─aunque más apropiado sería hablar de un pantanal─, de 15.000 km2, que en la temporada de lluvias llega a los 22.000. Cataluña, por su parte, tiene 32.106 km2, no muchos más. El Okavango no llega nunca al mar, como sería normal en un curso de agua de su volumen e importancia, sino que sus aguas acaban por perderse en el secarral del desierto de Kalahari, una de las zonas climáticas más áridas del mundo. El curso “natural” del independentismo catalán, por su parte, se agota y se pierde en otro desierto de características diferentes pero no menos inhóspitas (esto no lo dice nunca Coscubiela; pero se adivina). El resultado en ambos casos es un empantanamiento descomunal, y en el caso del río la creación de un hábitat privilegiado para una abigarrada colección de fauna salvaje. Por ejemplo, en el delta del Okavango hay más elefantes por km2 que personas. Los grandes rebaños de búfalos han desarrollado estrategias de grupo para defenderse de los leones, que se alimentan casi en exclusiva de ellos; y los leones, por su parte, son los únicos en toda la redondez de la Tierra que saben nadar, porque de otro modo no podrían sobrevivir.
El delta del Okavango ha pasado a formar parte del patrimonio natural mundial en 2014, y es objeto de una protección especial. Quizá sea ese un destino deseable también para Cataluña; no sería una mala solución desde el momento en que una salida a mar abierto resulta, incluso en metáfora, totalmente inviable.
Elisenda Alamany, portavoz del grupo de los Comuns,  ha propuesto salir del impasse político creado en la autonomía con un gobierno formado por personalidades independientes de prestigio, bajo la dirección de una figura que debería tener señas de identidad progresistas y no formar parte del grupo de JxCat. Ellos/ellas encabezarían una legislatura reducida, de tan solo dos años, en los que se dedicarían a deshacer los nudos gordianos más peliagudos que bloquean la situación. Coscubiela llama a una operación de este tipo «pactar el desacuerdo», a la espera de un curso más favorable de la evolución de las cosas.
Habida cuenta de que es una incógnita cuándo y cómo acabará la labor frenética de los jueces, caducará la vigencia del 155 y el país recuperará sus instituciones autonómicas, dar el necesario paso adelante para liderar una salida tan precaria, condicional y a medias, resulta un marrón monumental para las eventuales personalidades de prestigio que se presten a ello, no cabe duda. Pero el patriotismo se demuestra en estas andaduras mejor que en precipitadas fugas a Suiza o Bélgica, o que en las barreras de neumáticos quemados y el asalto a los peajes en las autopistas, según propuesta de los CDR, comités de defensa de la República sin padre ni madre conocidos, aunque muy apegados a la ANC, Assemblea Nacional de Catalunya, y a la llamada "CUP de comarcas" para distinguirla del modesto aparato central.
Si en definitiva no cuajara la difícil propuesta de Alamany, propongo que se solicite a la UNESCO la declaración formal del pantanal catalán como patrimonio de la humanidad y área protegida de la biosfera. Aquí no nos faltan elefantes ni leones, siquiera sea en metáfora. Atraeremos a los turistas y quizá pueda, a fin de cuentas, celebrarse la famosa regata suspendida por falta de sponsors.