Bosquejo preparatorio según previsión ponderada para la Cabalgata de los Reyes del
próximo 5 de enero (Míkonos, años sesenta).
Parece rigurosamente confirmado que no tendremos fiestas de Navidad este año. Las autoridades ya se habían puesto serias con la Familia del
Portal, que carecía de pasaporte covid y pretendía montar un macro botellón con
pastores, magos y soldados de Herodes, amén de diversos animales domésticos, sin
la preceptiva autorización administrativa. Ahora tampoco los Reyes han recibido
autorización para venir, ya que serían propagadores potenciales del peligroso virus
ómicron, desde Oriente hasta nuestros hogares pasando por Sudáfrica.
En La Vanguardia leo en titulares (no puedo
ahondar más porque no estoy registrado) los datos crudos del problema. Titular
1: «La Navidad ya no es lo que era: los españoles gastarán un 30% menos que en
2007». Titular 2: «La expansión de ómicron amenaza con desbordar los hospitales
en Navidad».
Es decir, por uno de esos movimientos amplios
de la opinión que desbaratan los planes mejor urdidos por los algoritmos del
mercado global, este año no vamos a gastar nada que valga la pena en juguetes y
gollerías, y en cambio nos pelearemos por conseguir la intubación en una cama
de UCI en un Zendal cualquiera.
Propongo subir a Miguel Bosé, Iván Espinosa
y Victoria Abril en sendos borricos (el caché de los dromedarios está por las nubes), para la cabalgata inexcusable. En el Portal
de Belén, la mula y el buey habrán de apañárselas para suplir con algún decoro
a los titulares tradicionales del evento.
Será la sexta ola. Ya hay más mutaciones
virales esperando turno, la próxima tendrá por nombre “pi”. En tiempos
antañones se decía que el hombre es el único animal que tropieza dos veces en
la misma piedra. ¡Dos veces! Se impone una actualización urgente:
llevamos ya seis veces, y los mismos siguen tropezando en la misma piedra con
el mismo entusiasmo inconsciente de que lo que importa es la economía. Ayuso
dice que pasa del tema.
A propósito, noticia 3, de El País: «El Banco
de España recorta la previsión del crecimiento en más de dos puntos».
De modo que, este año, tampoco la economía. En
lugar del Cuento de la Navidad, nos vienen con el de la Buena Pipa.