jueves, 9 de diciembre de 2021

TAMPOCO ES PARA TANTO

 


Una estrella novísima iluminó la Noche Triste blaugrana.

 

Ayer fue un día histórico: Olaf Scholz, socialdemócrata, fue investido canciller de Alemania, sucediendo en el cargo a Angela Merkel, que ha dejado buen y mal sabor de boca al mismo tiempo. El acontecimiento, del que no se esperan grandes desarrollos europeístas porque Scholz tiene más bien fama de gestor cauteloso de escaso carisma, no apagó, sino muy al contrario, la brillante luminaria de doce puntas encendida en lo alto de la torre de María en el templo de la Sagrada Familia de Barcelona. Ha quedado tan bonita que no sé por qué no se repite la jugada en la Puerta de Brandemburgo berlinesa o en la estatua neoyorquina de la Libertad. No hay más que verlas para darse cuenta de lo bien que quedaría una estrella de doce puntas situada en lo alto de la cuádriga de la Victoria, o en el fuego de esa antorcha que debe iluminar el mundo. Nuestra generación hipertecnológica no debe cortarse un pelo al enmendar la plana a los creadores de épocas caducas.

La noche habría quedado redonda de no ser porque el Bayern le chafó la guitarra al Barça. Estaba prevista una remontada heroica y una clasificación por los pelos, pero algo salió mal. Tal vez Ter Stegen. De mí para ustedes, Ter Stegen podría ser un quintacolumnista, un socialdemócrata patriota camuflado, que quiso rendir homenaje al nuevo canciller. Alguien ajeno a las esencias de la catalanidad.

En cualquier caso, la vida sigue. El Barça podrá encontrar refuerzos en el mercado de invierno para afrontar con garantías la Copa del Rey, su único objetivo viable tal como están las cosas.

Tal como están las cosas. No hagan ustedes mucho caso de una propuesta loca y absolutamente apócrifa que habría surgido de los aledaños de Waterloo, en virtud de la cual podría encontrarse solución a la situación desesperada pero no grave del club blaugrana mediante la puesta en marcha de una DUOC (Declaración Unilateral de Octavos de Champions), que nos situaría en órbita europea mediante el inobjetable recurso de “poner las urnas” y montar un referéndum popular que clasificaría al Barça como decimoséptimo candidato a la Champions. Eso sería una lección de democracia para toda Europa, y atraería la rechifla del mundo contra el Estado opresor. Nuestra recién estrenada estrella de doce puntas iluminaría un novísimo panorama deportivo. La medida contaría con el apoyo incondicional confirmado de Lituania y las Islas Feroe. Se estaría negociando además con Escocia, pero hay flecos pendientes importantes, debido a su intención de incluir en el paquete al Celtic de Glasgow.