domingo, 7 de noviembre de 2021

CARMEN LAFFÓN Y OTROS AMIGOS

 


Carmen Laffón en la presentación de la ambiciosa retrospectiva de su obra expuesta en el Centro Andaluz de Arte Contemporáneo de Sevilla entre octubre de 2020 y enero de este año. La acompañan en la fotografía el consejero andaluz de Cultura, el comisario de la muestra Juan Bosco Díaz-Urmeneta (izq.), y el director del CAAC Juan Antonio Álvarez Reyes (der.)

 

Muy mal andan las cosas de la cultura por el Bajo Guadalquivir, entre Sevilla y Sanlúcar. El fallecimiento de la pintora Carmen Laffón en La Jara, su casa de Sanlúcar de Barrameda, la pasada madrugada, viene a sumarse a los de Juan Bosco Díaz-Urmeneta, en el mes de junio, y Javier Aristu Mondragón, en septiembre. Un año aciago, un hueco demasiado grande para dejarlo pasar inadvertido, sin el duelo que merece.

De Javier he hablado y seguiré hablando, que quedan aún cosas por contar. Bosco fue un habitual en las páginas de Cultura de “Pasos a la izquierda”. El lector interesado tiene como referencia un estudio luminoso sobre el realismo, que recomiendo con calor (https://pasosalaizquierda.com/sobre-realismo-en-arte/). En el número 23 de la revista pueden encontrar sobre él mismo una breve semblanza, “Juan Bosco Díaz-Urmeneta y la difícil modernidad”, firmada por Juan Antonio Álvarez Reyes, director del CAAC. Los dos aparecen a un lado y otro del grupo en la fotografía de arriba, correspondiente a la presentación de la exposición antológica ─en más de un sentido─ de Carmen Laffón, en octubre del año pasado.

Bosco, Javier y Carmen: tres amigos entrañables, por más que a Carmen solo la he conocido y admirado a través de su obra. Los tres han desaparecido, apenas en un instante. Ganas me dan de dejar correr las lágrimas, y presentar una queja a mi Andalucía con las palabras de Garcilaso:

«Pues en una hora junto me llevastes

todo el bien que por términos me distes,

lleváme junto el mal que me dejastes;

si no, sospecharé que me pusistes

en tantos bienes porque deseastes

verme morir entre memorias tristes.»