Carmen Laffón en la presentación de la
ambiciosa retrospectiva de su obra expuesta en el Centro Andaluz de Arte
Contemporáneo de Sevilla entre octubre de 2020 y enero de este año. La
acompañan en la fotografía el consejero andaluz de Cultura, el comisario de la
muestra Juan Bosco Díaz-Urmeneta (izq.), y el director del CAAC Juan Antonio
Álvarez Reyes (der.)
Muy mal andan las cosas de
la cultura por el Bajo Guadalquivir, entre Sevilla y Sanlúcar. El fallecimiento
de la pintora Carmen Laffón en La Jara, su casa de Sanlúcar de Barrameda, la pasada
madrugada, viene a sumarse a los de Juan Bosco Díaz-Urmeneta, en el mes de
junio, y Javier Aristu Mondragón, en septiembre. Un año aciago, un hueco
demasiado grande para dejarlo pasar inadvertido, sin el duelo que merece.
De
Javier he hablado y seguiré hablando, que quedan aún cosas por contar. Bosco fue
un habitual en las páginas de Cultura de “Pasos a la izquierda”. El lector
interesado tiene como referencia un estudio luminoso sobre el realismo, que
recomiendo con calor (https://pasosalaizquierda.com/sobre-realismo-en-arte/).
En el número 23 de la revista pueden encontrar sobre él mismo una breve
semblanza, “Juan Bosco Díaz-Urmeneta y la difícil modernidad”, firmada por Juan
Antonio Álvarez Reyes, director del CAAC. Los dos aparecen a un lado y otro del
grupo en la fotografía de arriba, correspondiente a la presentación de la exposición antológica ─en más
de un sentido─ de Carmen Laffón, en octubre del año pasado.
Bosco,
Javier y Carmen: tres amigos entrañables, por más que a Carmen solo la he
conocido y admirado a través de su obra. Los tres han desaparecido, apenas en
un instante. Ganas me dan de dejar correr las lágrimas, y presentar una queja a
mi Andalucía con las palabras de Garcilaso:
«Pues en una hora junto me llevastes
todo el bien que por términos me
distes,
lleváme junto el mal que me dejastes;
si no, sospecharé que me pusistes
en tantos bienes porque deseastes
verme morir entre memorias tristes.»