Arturo MONTERO y CALVO, “Rinconete y Cortadillo en el patio
de Monipodio” (1881). Museo del Prado.
Il
y a péril à la demeure…
G.
BRASSENS, “Concurrence déloyale”
El patio de Monipodio anda revuelto. IDA exige
un Congreso en Madrid ya mismo, y Pablo le ha mandado recado de que espere un
poco a través de Teodoro, pero el aviso no llega porque ella tiene bloqueado a
Teodoro en su guachá.
Por cierto, también Cayetana Álvarez de Toledo ha echado pestes
de Teodoro de forma pública y notoria. Quizás es que a ese chico le falta mano
izquierda en el trato con la parroquia. Natural, ¡es tan de derechas!
Algunas lenguas de doble filo han recomendado a
Casado que busque un recambio a García Egea. Lanzar lejos huesos de aceituna
con la boca no lo es todo, le han dicho. Casado se resiste:
─Pero yo no puedo poner de segundo del
escalafón a alguien que sea más listo que yo.
─Pablo, cualquiera es más listo que tú ─le han
tranquilizado.
El otro día Pablo explicó que la energía solar
no sirve porque no funciona de noche, que es cuando más falta hace la luz
eléctrica. Una premonición de tragedia recorrió las filas del partido.
─Pablo, para eso están los acumuladores.
─¿Los acu qué?
No hay remedio, y ahora Ayuso pretende volar
con sus propias alas. En la prensa lo llaman “susanización”, ya saben ustedes por
qué.
Ayuso se ha aparecido transfigurada a una
asamblea de fieles castellano manchegos, en Puertollano. Su presentación,
envuelta en luces de colores, fue de lo más original.
─Venimos del futuro ─explicó.
─¿Ha venido en platillo volante? ─preguntó un
niño a su papá.
─Os traigo un mensaje importante. Del
socialismo se sale ─prosiguió la lideresa en el mismo modo Gandalf el Mago.
─¿Qué ha dicho, Pepe? ─preguntó a su marido la
mamá del niño.
─Que el socialismo está que se sale.
─Jesús, qué sofoco, lo que nos faltaba. Por eso
yo siempre voto a Vox ─se explicó la señora.
─Calla, Felisa, no me dejas oír.
Siempre habíamos pensado que la izquierda era
cainita de suyo, y en cambio las derechas se unían como una piña cuando era
necesario para sus intereses. Ahora cinco mujeres de la izquierda plural han
llegado en Valencia a un acuerdo de ir juntas a donde sea (un “aquelarre”, lo
ha llamado Pablo Casado), y en cambio las derechas montaraces andan tirándose del moño en
el mismísimo patio de Monipodio, que debería ser para ellas un lugar sagrado.
Será cosa de ir revisando las viejas certezas.