Imágenes de la Cumbre de Glasgow
contra el cambio climático: políticos en “acción”. Compartido de Facebook. Fuente, Dorin Tudor.
Dice Greta Thunberg que la
COP26 (26ª Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático),
recién celebrada en Glasgow, ha sido un fracaso. La joven ha pedido con
desparpajo menos blablablá y más acción. Los potentados en ejercicio, presentes
allí sin faltar uno, han encontrado impertinente la observación: ellos han
estado, que era lo importante, han declamado bellos discursos compuestos por
asesores/as pagados/as a precio de oro, y han banqueteado a modo. Tal vez esta
última obligación aneja al cargo, particularmente penosa para ellos, les ha producido
cierto estado de somnolencia en las sesiones plenarias de primera hora de la
tarde, pero se trata de una ligera debilidad muy humana y, por lo tanto,
perfectamente excusable.
Eso en cuanto al “blablablá”.
Por lo que se refiere a la “acción” mencionada por la joven sueca, bien,
todo se andará. Existen compromisos firmes asumidos que constan en las actas de
la reunión, si bien son en su conjunto más bien genéricos. Los dosieres repartidos
se examinarán con calma uno de estos días en las comisiones de trabajo creadas
al efecto en cada país; las cuales comisiones emitirán a su debido tiempo un
veredicto indicativo para que los parlamentos lo sancionen si es el caso, en el
plazo pertinente y siempre que lo acordado no exceda del margen estrecho de
unos presupuestos necesariamente equilibrados para el año en curso, que bien podrá
ser el 2025 o el 2026, si no se producen dilaciones indeseadas. Después, el Diluvio o lo que sea hará su aparición.
El gobierno de España ha
tenido una actuación lucida, me atrevo a decir que irreprochable, en ese
contexto global. No van contra él mis modestas observaciones. Aquí hay acción cuantificable, además de discursos. Ocurre, como reza un
titular de La Vanguardia de hoy, que «el exceso de emisiones del 1% más rico
del mundo amenaza el límite climático de 1,5ºC».
El uno por ciento más
egoísta del mundo, para decirlo con menor complacencia. Que dios nos pille
confesados.