viernes, 17 de marzo de 2017

CAMBIOS EN EL CALLEJERO DE MADRID


El colectivo llamado “Comisionado de la Memoria” ha terminado su trabajo sobre el callejero de Madrid-capital y alrededores con la propuesta de 47 cambios de nombres. Los he estado examinando uno por uno. En general me parecen bien las propuestas, producto de un sensato deseo de consenso amplio, y no de trágalas desafinados. El nomenclátor madrileño lucirá más con los nuevos nombres. Una de las calles de nombre más abiertamente fascista, “Caídos de la División Azul”, se redimirá con el recuerdo de la matanza terrorista de la estación de Atocha: “Memorial 11 de Marzo de 2004”. Tanto el PP como C’s han anunciado enmiendas al trabajo del Comisionado, pero espero de ambas formaciones – el beneficio de la duda es siempre de rigor en estos casos – que no enmienden ese cambio en concreto.
El paseo de Muñoz Grandes pasaría a llevar el nombre de Marcelino Camacho; la calle José Luis de Arrese honraría al Poeta Blas de Otero; la de los Héroes del Alcázar, a la filósofa Simone Weil. La Avenida del Arco de la Victoria quedaría rebautizada como Avenida de la Memoria. El cambio más chocante a primera vista es el de la plaza Arriba España, que pasaría a denominarse Charca Verde. Suena duro, pero existe una explicación: la plaza se forma a partir de un ligero ensanchamiento de una calle, y la calle se llama Charca Verde. No hay intención aviesa, por consiguiente, en la nueva propuesta. Nadie se dé por ofendido. Peor aún suena que Charca Verde desemboque en Arriba España, y es precisamente lo que está sucediendo con el nomenclátor actual.
Los cambios, entonces, pintan bien, a mi juicio. Los tiempos de verbo en condicional de todo el párrafo anterior obedecen a que, para consolidarlos de forma definitiva, está pendiente todavía la opinión de las respectivas Juntas de Distrito. Pero si a las Juntas no les parecen bien los nuevos nombres, no pasará nada grave. Se consensuarán otras denominaciones. Las piedras serán las mismas en todo caso, los accesos llevarán a los mismos lugares, y el cambio de nomenclatura no significará en principio un cambio de sentido.
Salvo por el hecho de que los nombres nunca son inocentes.
Hacía mucha falta una mano de pintura en un nomenclátor procedente directamente de la dictadura, para eliminar, o disimular, costrones y cochambres antiguas. De eso se trataba.
La noticia ha visto la luz el mismo día en que ETA ha anunciado su desarme incondicional y unilateral. Nos hemos quitado a un tiempo dos losas de encima.