sábado, 25 de marzo de 2017

NO ME DIGAS "CIERRA LA PUTA BOCA" NUNCA MÁS


Podría ser el título de un libro de autoayuda sobre las relaciones de pareja. De hecho, se publicó uno (de Montserrat Roig) titulado “Di que me quieres aunque sea mentira” (Digues que m’estimes encara que sigui mentida), si bien no era de autoayuda y tampoco trataba de las relaciones de pareja. Los ejemplos más tópicos de frases efectistas en este terreno son la de Love Story, «Amar es no tener que decir nunca ‘lo siento’», o la otra no menos sobada de Saint-Exupéry, «Amar no es mirarse uno al otro, sino mirar los dos en la misma dirección.»
Encuentro que hay más amor, más paciencia, más firmeza, más compromiso, en la frase de cabecera, por más que no se trata exactamente de una frase de amor. La dijo su entrenador a la tenista hispano-venezolana Garbiñe Muguruza. Las cosas estaban yendo mal sobre la pista. La estadounidense McHale había ganado la primera manga 0-6, y Garbiñe solo pudo empatar la segunda en la muerte súbita, después de levantar varias bolas de partido. En la tercera manga los nervios de las dos jugadoras estaban disparados, y los errores se amontonaban sobre las pifias. “Dime algo que no sepa”, comentó agria Garbiñe cuando vio que el coach se acercaba a su silla entre punto y punto. Milagro, el entrenador consiguió encontrar las palabras justas para calmar a su pupila. La tercera manga finalizó 6-4, y Garbiñe pasó a la ronda siguiente. Es el flash perfecto sobre cómo debe comportarse un entrenador con experiencia en momentos críticos.
La frase es válida también en otros escenarios. Está al alcance tanto del varón como de la mujer, no hay ninguna predeterminación en un sentido o en otro. Y tanto puede ser utilizada por un entrenador/ra, un compañero/ra, un amigo/ga del alma. Tiene la dosis justa de sensatez, de firmeza, de racionalidad tranquila. Implica que se ha llegado a un límite peligroso en la relación interpersonal, a una línea roja; pero también implica que no se desea que el deterioro vaya más allá.
Amar es también tener que decir muchas veces ‘lo siento’. Amar es dejar alguna vez de mirar ambos en la misma dirección, porque nunca está de más darse también un repaso puntual, despacio, el uno al otro. Y sin duda la formulación de la exigencia de no volver a oír nunca más un destemplado ‘cierra la puta boca’, expresada en voz lo bastante alta y firme para que te oigan los periodistas sentados en la primera fila al borde de la pista, es también un acto inequívoco de amor. Amor clasificable en alguno de los miles de casilleros de que dispone ese sentimiento. Una de las frases heroicas de Gabo García Márquez, una de las que nunca salen en los powerpoints que te mandan amigos sentimentales entre música de violines e imágenes de prados en primavera, es: «El corazón tiene más cuartos que una casa de putas.»