En se sacrifiant, il sauvait
tous les hommes
Du moins le croyait-il! Au
point où nous en sommes
On peut considérer qu’il s’est
fichu dedans.
(Georges BRASSENS, ‘L’Antéchrist’)
“Al sacrificarse salvaba a
todos los hombres, ¡por lo menos, eso creía! En el punto en que estamos, se
puede considerar que metió la pata.”
“Mesías se precisa,
para crucificar.” Más o menos esa es la leyenda de la viñeta de El Roto de hoy,
con el dibujo de una cruz deshabitada. Faltan voluntarios para mesías: se trata
de un empleo temporal, mal pagado y muy ingrato; podría equipararse al de los
trabajadores de la sanidad en época de pandemia. Te prometen el paraíso si
superas el período de prueba, pero sabes que pasarás primero necesariamente por la ordalía
de la cruz y luego habrás de tener la habilidad necesaria, el know-how imprescindible para resucitar
al tercer día y asaltar los cielos con tus propias fuerzas, sin ángeles que te
eleven.
Un negocio ruinoso.
Lo intentó Jesucristo, el más formidable hijo de papá que jamás haya existido,
y en la opinión imparcial de Georges Brassens, se metió en un jardín tal que no
se supo salir. ¿Cómo esperar entonces que broten como los hongos aspirantes a
lo mismo? Será preciso, me parece a mí por lo menos, reconsiderar toda la cuestión
desde otro enfoque distinto.
De la cruz enhiesta
al puño cerrado, del sacrificio redentor al impulso solidario. Una alternativa
de sociedad.