Una imagen entrañable y enmascarillada: los
catedráticos de Derecho del Trabajo Antonio Baylos y Joaquín Aparicio felicitan
a la ministra del ramo, Yolanda Díaz, en la ceremonia de su toma de posesión
como vicepresidenta tercera del gobierno. Es un indicador de la nueva
importancia política potencial del trabajo, pero esta solo se consolidará si en
la “calle” se multiplican las iniciativas y la puesta en común de experiencias.
Fantástica
entrevista de Luciana Castellina a Maurizio Landini (secretario general de la
CGIL) en il manifesto, bajo el
titular “El tiempo nuevo del sindicato” (1). Me llega particularmente dedicada por cortesía de Pedro
Flinstone, el alter ego de Antonio Baylos en facebook. Un lujo.
¿Sabremos extraer
las consecuencias oportunas de esta formidable reflexión a dos voces sobre la
necesidad sindical de abrir las puertas de las fábricas, ya no hacia dentro
sino hacia fuera, e instalarse en el territorio, en “la calle”, bajo nuevas
formas híbridas (cámaras del trabajo, mutualidades, empresas municipales o
comarcales sin ánimo de lucro, cooperativas), con nuevos socios, con distintas
perspectivas?
Partimos de una
tradición sindical extraordinariamente combativa, pero limitada. En metáfora
deportiva, tratábamos de encerrarnos en el área y salir de ella solo cuando
había oportunidad clara de contraataque, dejando al rival (el enemigo de clase)
la iniciativa y la posesión, pendientes únicamente de no sufrir desniveles
importantes en el marcador. Ganar el partido era fantasía. La pedagogía
insistente de algunos dirigentes muy cualificados sobre la insuficiencia de ese
planteamiento, la idea de que junto a la resistencia era absolutamente necesaria
la alternativa, no caló muy profundamente, con la excepción de segmentos de
trabajadores cualificados de algunas grandes fábricas.
Los retos del “tiempo
nuevo” se nos acumulan. Cuando la obediencia ya no puede ser la característica
principal de la infantería sindical respecto del cuartel general del partido
político, desaparecido en la refriega, es hora de hacer valer la autonomía
plasmada en los estatutos de las organizaciones, y nunca tenida demasiado en
cuenta. Bertolt Brecht ya lo advirtió hace mucho, pero su mensaje es incluso
más apremiante en una coyuntura de pandemia, de teletrabajo y de control remoto
mediante algoritmos: «Lo que no sabes por
ti, no lo sabes. Repasa la cuenta, tú tienes que pagarla. Apunta con tu dedo a
cada cosa y pregunta: “Y esto ¿de qué?” Estás llamado a ser un dirigente.»
No me resisto a
traducir un párrafo de Landini en la entrevista de Castellina. Porque estamos
en la encrucijada de la transición energética, después de un parón brutal del
trayecto de “progreso” que llevábamos de la mano del neoliberalismo
financiarizado. Y en esta coyuntura precisa, o bien tomamos el volante del
vehículo con nuestras propias manos, o acabaremos en el fondo del precipicio.
Dice Landini:
«Confrontarse
con la gran cuestión de la transición ecológica comporta la definición de un plan
complejo a partir de la centralidad del trabajo y de su transformación. Eso
quiere decir cambiar radicalmente el actual modelo de producción y de consumo;
pasar de la producción de bienes de consumo individuales a la de bienes colectivos.
Quiere decir ocuparse de la recuperación de las áreas urbanas, de la movilidad
colectiva, del suelo, el aire, la sanidad, la formación, la investigación, la cultura.
Y, sobre todo, de las energías renovables y de su reciclaje para impedir el despilfarro.»
Un nuevo tiempo,
una actitud nueva por parte de los sindicatos ─ojo, no hablo de las burocracias
sindicales que atienden en los despachos, sino del colectivo militante, que no
ha de esperar la consigna que llega de arriba─, un quehacer que asume características
“políticas” porque el trabajo por cuenta ajena es en sí mismo un hecho
político, no una relación meramente privada como pretenden hacernos creer quienes
se columpian suavemente en el dolce far
niente del mando a perpetuidad.
Como no es la
primera vez que trato en el blog esta problemática precisa, remito al lector interesado
a algunas de mis entradas recientes que dan vueltas a cuestiones de este orden:
https://vamosapollas.blogspot.com/2020/01/autonomia-sin-participacion.html
http://vamosapollas.blogspot.com/2020/01/la-aporia-del-sindicato.html
https://vamosapollas.blogspot.com/2020/02/el-sindicato-como-sujeto-politico.html
https://vamosapollas.blogspot.com/2020/04/sindicalismo-historia-y-futuro.html
https://vamosapollas.blogspot.com/2020/09/sindicalismos.html