José Bono obligado a
interactuar, por gajes de su profesión, con un individuo de una lamentablemente baja categoría
intelectual. (Fuente, La Sexta.)
Pepe Bono (sí, el
mismo, ese que tan buenos recuerdos les trae a ustedes. Estuvo en los gabinetes
monocolores presididos por Felipe González Márquez, al que hicieron selecta compañía,
además del propio Bono, el vice Alfonso Guerra, el gurú de la economía liberal Carlos
Solchaga, el hombre de la porra Pepe Barrionuevo, José Luis Corcuera el de las
patadas en la puerta, y otros adláteres conspicuos que giraban en la órbita de
la constelación, como Rafael Vera, el hombre que tal vez tuvo algo que ver con
los GAL, y Luis Roldán, que edificó su fortuna personal sobre los cimientos del
instituto armado de la Guardia Civil que comandaba. ¿No los recuerdan? Fue una
pléyade impactante. Válgame el cielo, cuánta desmemoria la de la impermeable buena
conciencia de cierta socialdemocracia.)
Bueno, pues Bono, disculpen
la paronomasia involuntaria, ha recordado en una entrevista televisada a Julio
Anguita y ha resaltado la falta de nivel intelectual del líder comunista.
Del nivel ético de
Anguita no ha dicho nada Pepe Bono, quizás por falta de referencias comparativas.
Discúlpenlo, no
había nada personal en sus palabras, es solo que don Julio era comunista y
nunca, que se sepa, los comunistas han pedido perdón por Stalin, por Mao, por
el Gulag y por la dictadura del proletariado. Solo han hecho (una y otra vez)
autocrítica. Sí, pero ya sabemos lo que es la autocrítica, un paripé. No es un
sacramento entronizado como la confesión, instrumento predilecto de Pepe Bono,
que es un creyente confeso.
Sin embargo, él no
ha pedido perdón por las barbaridades cometidas, no por personas remotas en el
espacio y en el tiempo, sino por él mismo,
“pirsonalmente di pirsona”, como habría dicho Cattarella.
Me aventuro a
suponer que, si no lo ha hecho, es porque tiene conciencia de que, en buena
teología, sin dolor de corazón y propósito de enmienda la Iglesia no concede el
perdón de los pecados.