Un "día después" histórico. Los fusilamientos del 3 de
Mayo, por Francisco de Goya. Museo del Prado.
El “día después”
amanece difícil. Los números son de sobra conocidos, se pueden barajar un poco en
un sentido u otro, pero no se prestan a interpretaciones muy imaginativas.
El “efecto Illa” se
consolida, y el PSC pasa a ser el primer partido catalán. Eso tiene sus
consecuencias.
De otro lado, las
diversas modalidades del independentismo prêt-à-porter
alcanzan la mayoría absoluta y están en condiciones de cumplir su amenaza: Tornarem a fer-ho!
Eso tiene también
sus consecuencias.
Las urnas no han
tenido piedad del PP de Casado ni de los Cs de Carrizosa; se han mostrado
severas con los Comuns, generosas con la CUP que vuelve a contar para algo en
el tablero, y versallescas con Vox, que hace una entrada triunfal como cuarta
fuerza en el hemiciclo.
Visto en conjunto,
el resultado es un disparate. La victoria de Illa es insuficiente, la ventaja
independentista es insuficiente también, y la antipolítica tiene una capacidad a
todas luces excesiva para bloquear todas las posibles salidas políticas.
Se acabó el
alboroto, y ahora empieza el tiroteo.
ERC puede elegir para
formar gobierno entre dos tripartitos, el procesista y el de la izquierda
política. Junqueras ya ha declarado que su intención es sumar para el primero
de ellos.
Hay una lógica
inmanente en esa posición: en un tripartito de izquierda, ERC sería solo la
segunda formación; en un govern indepe,
en cambio, puede reivindicar la pole position,
la manija, el mango de la sartén.
¿Lo va a conseguir?
No creo que el Napoleón de Waterloo se acomode con facilidad a un papel de
segundón, que además comprometerá el modus
vivendi de su exilio dorado. La distancia en votos entre las dos
formaciones es pequeña (un solo escaño), y los Junts superan a Esquerra en masa
de maniobra en campo abierto: cuentan con la fiel infantería de la ANC, los CDR
y el Consell per la República. ERC puede tomar la decisión heroica de vadear el
río llevando a cuestas el escorpión de la CUP. Pero ni la CUP se fía de ERC
(tampoco de Junts, eso es verdad), ni ERC se fía de la CUP. Estamos en un
terreno atravesado por trincheras y campos de minas; el fuego de enfilada va a
ser muy vivo; y una nueva fuga hacia adelante no va a contar con el beneplácito
de los menguantes poderes económicos, que reclaman a grito pelado estabilidad,
seguridad jurídica y sostenibilidad, para restañar sus graves pérdidas. Todo iba
bien para las empresas cuando el procès significaba
manos libres en la empresa y jugosos contratos público-privados. Todo va mal
cuando la República virtual, incapaz de darles lo que piden, les alecciona además
con la advertencia de que los hijos de la burguesía habrán de estar dispuestos
a pasar por la cárcel si quieren realizar el sueño de la independencia.
El flamante PSC de
Illa sí tiene capacidad para ofrecer seguridad y financiación (con condiciones)
a la economía maltrecha. Tiene un pie asentado con firmeza en el liderazgo de la
oposición catalana, y el otro pie en el gobierno central. Su influencia en los
acontecimientos ha crecido, y crecerá más todavía con el paso de los días, en
la lucha por la sanidad pública y la reconstrucción económica. Tiene en sus
manos el cordón de la bolsa, y ese cordón es mucho más relevante que el cordón
sanitario que le montaron cinco partidos (dos de ellos han resultado
extraparlamentarios) en su contra.
En cuanto a los
Comuns, he dicho antes que las urnas han sido severas con ellos. Su campaña ha sido
buena. Las intervenciones de sus líderes se han centrado en aspectos
programáticos importantes, que otras opciones han dejado de lado. Han demostrado
que podrían gobernar bien, que tienen capacidades, ideas y recursos.
Su principal
defecto ha estado en la estrategia, creo. Han mostrado una clara vocación de
bisagra, desperdiciada en un contexto en el que ha habido una confrontación a
ultranza entre las dos grandes opciones de país. Con la cruda descalificación
como principal argumentario, la posibilidad de una bisagra ha quedado
suspendida en el aire, sin apoyo material.
La pretensión del
Amado Líder de ejercer una geometría variable de gobierno/oposición ha añadido
un hándicap excesivo para una propuesta que merecía mucha más atención y
consideración.
Pero los Comuns han
sobrevivido a la ordalía sin daños irreparables. No es mucho, pero algo es.
Estas no eran sus elecciones; su momento llegará, quizás, más tarde. Las
formaciones que componen esa plataforma tendrán que debatir mucho internamente sobre
qué hacer a continuación.
Atención. Va a empezar
el tiroteo.