Mais où sont les neiges d’antan?
François VILLON, ‘Ballade des
dames du temps jadis’
Luciana Castellina (1), en la imagen con un ejemplar de uno de sus libros, ha reseñado en il manifesto (traducido por InfoLibre) la enorme carga de añoranza desplegada en toda Italia por la
conmemoración del centenario de la fundación del PCI. Recuerda, entre otras
anécdotas, aquella exclamación de Jean-Paul Sartre: «Ahora lo comprendo, ¡el
PCI es Italia!»
El PCI no era
Italia, pero una parte de Italia, la más noble si me permiten aventurar una
afirmación inverificable, vivió y latió al unísono con un partido político que
llegó a tener dos millones de afiliados y estuvo presente en todas las facetas
de la vida política del país y en la mayor parte de sus instituciones, excluido
el gobierno de la nación.
Bien, la “especie
PCI”, incluidas algunas homologías menos prominentes de su mismo genoma así en
Italia como en otros países de la Europa occidental, se ha extinguido,
aparentemente. Su herencia podría haber quedado recogida en parte por un
populismo de izquierda poco depurado, que cita de vez en cuando a Gramsci en
sus predicaciones pero que es justamente lo contrario de lo que Gramsci quiso
construir y organizar. Para decirlo con las palabras de Castellina, lo que él
proponía era «un partido como “intelectual colectivo”, comprometido con reducir
gradualmente la distancia entre dirigentes y dirigidos». Lo que tenemos ahora
más bien es un recital de tenores que encadenan una tras otra las arias de
bravura ante un público pasivo que les aplaude extasiado.
La pregunta de
Castellina es: ¿qué sigue siendo válido de la experiencia del PCI? Se trata de
una cuestión pertinente, a lo que entiendo, tanto en las coordenadas
transalpinas como en las nuestras.
Aquí nunca llegamos
a tener un partido de masas, ni un partido-país basado en una inteligencia y
una voluntad colectivas, con capacidad de intervención en todos los aspectos de
la vida política, económica y social. Pero en algunos momentos y en algunos lugares,
estuvimos cerca de ese objetivo.
Entonces, ¿qué se ha
hecho de las nieves de antaño? ¿Se han fundido definitivamente al sol de la “nueva
política”, o es posible todavía activar de alguna manera las “reservas
inexploradas del genoma Gramsci”, como las llama Castellina?
(1) Ver “El
Partido-país y las reservas inexploradas del genoma Gramsci” en https://www.sinpermiso.info/textos/el-partido-pais-y-las-reservas-inexploradas-del-genoma-gramsci?fbclid=IwAR1pY_68vjPu_DdTe8ShMSkWK8OMKFXI50R6gmtaC5YMAQi4fkTC234tlfk