Les belles auront la folie en
tête…
(Le temps des cerises)
Ayer, en una
conferencia en la histórica Llotja de Mar de Barcelona, Laura Borrás anunció el
final del tiempo de la credulidad. Excelente noticia, de no ser porque, a renglón
seguido, lanzó la arriscada propuesta de expulsar al Estado de Cataluña, y puso
como modelo a seguir el espíritu del 1-O. Vuelve la Laura al trigo.
La credulidad, entonces,
se habría acabado por un lado para crecer inmensamente por el otro. “Se han
terminado los tiempos de ir a mendigar a las mesas de diálogo”, ha dicho
Madonna Laura, quizás en un descuido conceptual porque las mesas de diálogo las
había reclamado su grupo como condición indispensable para no sé qué, y luego no
acudió a la cita, antes bien se puso a abominar de las mesas con gestos de
horror sacro. El diálogo es una trampa saducea, se dijo. Bienvenida la unilateralidad, y fuera los paños calientes.
De modo que los
tiempos de ir a mendigar a las mesas se han acabado antes de empezar. Con todo,
el Govern catalán ha recibido, sin mendigarlas, cantidades estimables del
odioso gobierno central con el fin de contribuir a la lucha contra la pandemia
y contra la crisis económica. El Govern no ha considerado oportuno, sin
embargo, rendir cuentas de cómo se han utilizado esos dineros que querría, al
parecer, expulsar del solar patrio. Dijo Laura ayer que “mano tendida sí, pero
lirios en la mano, no.” Dicho en prosa romance, mano tendida para pedir más, sí,
pero no el lirio en la mano de la transparencia y la justificación del empleo
de lo recibido.
Supuesto que Madonna
Laura acceda a la presidencia después del 14F, ¿podrá mantener a Cataluña en el
aire, sin el cielo protector de un Estado, sin relaciones exteriores, sin más reconocimiento
internacional que el de Lituania y las Islas Feroe, sin ejército, sin “colonos”,
sin capitales porque los capitales han sido los primeros en huir a la
desbandada desde mucho antes del anuncio de que se ha acabado la credulidad? (Los
financieros son incrédulos por índole natural: tienen la patria en el bolsillo
de la americana, la religión en el nudo de la corbata, la solidaridad en la cruz
de los pantalones.)
Más astuto que los
astutos de Waterloo, el candidato del PP Alejandro Fernández propone imitar a
Madrid en la rebaja de impuestos. Si don Alejandro, es un suponer, consiguiera una
adhesión (inesperada) a sus propuestas tan grande como para presidir, solo o en
compañía de otros, la Generosidad de Cataluña, los capitales fugitivos
volverían mansamente a su redil y posiblemente se construiría en mitad del
parque de la Ciudadela, quizás en el mismo lugar donde ahora se alza la Dama del Paraguas, un gran hospital para la covid de altiva apariencia y
modernas líneas arquitectónicas, que quintuplicaría la cifra inversora (del Estado) presupuestada
inicialmente, y estaría lleno de estrépito y furia pero vacío totalmente de
sentido.
Es otra hipótesis a
considerar.