Últimas migajas de las fiestas
navideñas. Anoche, delante del Teatro Municipal del Pireo, todavía con las
iluminaciones del caso.
hurrah!
por fin ninguno
es inocente
Juan GELMAN
Un sesudo analista
del CSIC augura que el mandato presidencial de Joe Biden va a hacer bueno a Donald
Trump. Un amigo de facebook está dispuesto a retirar su confianza al gobierno
progresista de coalición si no es capaz de solucionar el conflicto de la Cañada
Real, del que solo tiene noticia a través de la prensa porque vive a muchos cientos
de kilómetros. Una parte del gobierno, por lo demás, reclama perentoriamente a
Pedro Sánchez una empresa eléctrica pública, capaz de suministrar energía
barata para todos, y gratuita para quienes no pueden pagarla. Si no es posible
crear una de nueva planta en esta emergencia, siempre cabe la posibilidad de
nacionalizar una de las existentes, por la brava.
El núcleo del
problema, evaluado a vista de pájaro, es la ausencia de superpoderes en la
izquierda, lo cual la convierte en una fuerza dudosamente fiable. O visto desde
otro ángulo, que hemos sido víctimas de un engaño porque el Gobierno no son los
Reyes Magos, y nosotros esperábamos de él más, muchísimo más.
El corolario de una
posición sentada en tales términos sería que, dado que la izquierda carece de
fuerza ─o de voluntad, o de fuerza de voluntad─ suficiente, no queda más
remedio que refugiarse en el cómodo regazo de la derecha. Se insinúa que emperrarse
en una vía de izquierda carente de solvencia y de garantías blindadas, podría
ser peor a la larga que una sólida política guiada por el potente faro de la derecha
de siempre, avalada en su buen hacer tradicional por el crédito inextinguible del
gran capital. Nadie lo propone con estas palabras, es claro; ahí lo dejan, para
que saquemos nosotros mismos las conclusiones.
Hay una mirada
telescópica para examinar determinadas fechorías, y otra microscópica con la
que examinar algunas insuficiencias de la contraparte. Es un doble rasero,
hablando claro; pero se prefiere llamarlo con nombres más prestigiosos:
escepticismo, relativismo, equilibrio, independencia de criterio, insobornabilidad,
ponderación de juicio.
Qué le vamos a
hacer. Recuerdo que a un nadador olímpico mexicano nacido en Aguascalientes
pero que vivía en Riofrío, lo llamaban el Tibio.