Jesús en la orilla del mar de
Tiberiades (metáfora de la coyuntura).
Mi compañero de
tantos años, y amigo invariable, Daniel Martín, señala que la propuesta de
Jésica Albiach de formar gobierno con ERC y el apoyo exterior del PSC, es lo que
en Izavieja (contracción de Dehesas Viejas), su pueblo natal en la provincia de Granada,
llaman “pollas en vinagre”, es decir, cosa desaboría y de poca sustancia.
Daniel y yo somos de
siempre de los Comuns, tristes tiempos estos en que hay que precisar lo obvio.
Pero antes que comunes,
somos del partido del sentido común. Lo primero es antes.
Ahora, como un “eco
lontano” de la proposición inocente de Jésica, el profesor Mas-Colell piensa en
voz alta y en público que la mejor solución sería un gobierno de ERC con Junts,
contando con el generoso apoyo externo, o por lo menos la abstención, de los
Comuns para facilitar al estado mayor indepe su liberación del pesado lastre de
la CUP, esa mosca cojonera indispensable para cuadrar la aritmética de una
investidura.
La CUP, por su
lado, se pide la conselleria de Interior y la presidencia del Parlament, y veta
para el gobierno a Artadi y Tremosa. Once escaños pueden dar para eso y mucho más.
El problema en el
bando indepe viene de lejos, ya lo cantó Federico García Lorca. Sepan quienes no
están al tanto de la novedad, que el Lagarto y la Lagarta han perdido sin
querer su anillo de desposados, y desde entonces andan inconsolables. ¡Ay su
anillito de plomo, ay su anillito plomado!
Supongamos que el
Lagarto metafórico sea el cardenal Oriol Mazarino (o Mazantini, no sé bien cómo
se escribe), y la Lagarta, doña Laura Barrabás. El anillito era herencia del Otoño
del Patriarca, pero ahora no aparece por ninguna parte. Donna Laura ha cogido afición al trumpismo como recurso desmadrado,
y va a visitar en prisión al mismísimo Pablo Rivadulla, alias Hasél, quizá por
consejo de Joan Canadell, el auténtico hombre fuerte de la situación ahora que Waterloo pasa por horas bajas.
Don Oriol, por su
parte, hace esfuerzos ímprobos para caminar sobre las aguas a hombros de su
becario Aragonés, en el convencimiento de que Cataluña es el mar de Tiberiades
y él posee poderes como enviado especial de la agencia de noticias Espíritu
Santo en el frente de batalla.
Atención a Illa.
Algunos vaticinan que hará otro “Arrimadas” (léase mutis por el foro), pero no
son esos los signos. Illa presentará su candidatura, como corresponde al primer
partido de Cataluña. Y si no cuaja antes del evento una coalición capaz de
alcanzar en su contra una mayoría estable en el Parlament, su apuesta ganará enteros, no tenderá
a diluirse. El centro de gravedad de las maniobras se desplazaría entonces, desde
la posibilidad infinita de pactos de que presume ERC, hacia la consistencia de
un eje de gobierno Cataluña-España que ofrece el PSC.
Los Comuns también
podemos (“Podem”) entrar en esta segunda quiniela. Como en el dilema del
portero ante el penalti, se trata de adivinar una fracción de segundo antes por
qué lado va a venir el balón.
Si dejamos pasar
esa fracción de segundo, lo único que nos quedará por hacer será recoger el
balón del fondo de la red. Después, apaga y vámonos.