lunes, 22 de marzo de 2021

OMERTÀ

 


Involtini de berenjenas. (Fuente, Petitchef)

 

En la Rocca de Corleone se reunieron en fecha indeterminada Don Carlo Piudelmonti, heredero de una larga saga de padrinos benévolos, y Donna Laura Borrassi, la no tan joven mezzosoprano meritoria recién ascendida a la primera línea de la jerarquía.

Hablaron un poco de todo, mientras los sirvientes les traían profusas bandejas de antipasti, que Piudelmonti daba a probar con aire distraído a su adorable pareja de perritos mascota antes de catarlos él mismo entre sorbito y sorbito a una flauta de prosecco. Nunca puede uno estar del todo seguro sobre quién se infiltra en las cocinas.

La conversación se iba deshilachando, de un tópico a otro. Ambos comensales se expresaban, por supuesto, en un dialecto calabrés muy puro, que intentaré traducir para ustedes de forma aproximada. En algún momento se trató al desgaire de un tema secundario, pero fastidioso: a quién pondrían de presidente interino de la Sacrosanta República Virtual de Corleone In Péctore.

─ Déjalo de mi cuenta, Carlo ─ susurró la Borrassi después de saborear unas hilachas de carpaccio de carne de buey marinada en salsa de mostaza ─. Tengo dos candidatos, me lo pienso de aquí al viernes.

─ Con Illa no quiero saber nada.

La virginal Donna Laura se ruborizó hasta la raíz de la melena.

─ Por supuesto. ¿Con Illa yo, en público? Jamás, sería indecente.

─ Pero ese chico nuevo de los Orioli está aún muy verde…

─ Le estoy dando un cepillado a conciencia.

─ Tivitré debe quedar en todo caso para uno de los nuestros.

─ Ahí le duele. Los Orioli tienen que entender que es el Governo o bien Tivitré; las dos cosas a la vez, no. Sería más fácil hacérselo entender si hubiéramos ganado nosotros las elecciones.

La mirada de Piudelmonti, fija hasta ese momento en la bandeja de involtini de berenjenas al ragú, osciló rápidamente para encontrar los ojos de su invitada. Sin poder ocultar su sorpresa, preguntó:

─ Ah, pero ¿no hemos ganado nosotros las elecciones?