Portada de la primera edición
del ensayo de James Baldwin ‘The Fire Next Time’, el fuego la próxima vez
God gave Noah the rainbow sign
No more water, the fire next time
‘Mary Don’t You Weep’, No llores Mary, espiritual
negro
En una entrevista
en Catalunya Radio, la candidata de la CUP en las últimas elecciones
autonómicas, Dolors Sabater, ha argumentado las razones por las que su
formación no ha condenado la escalada de violencia contra las personas y contra
las cosas vivida el sábado pasado en Barcelona. Esto es lo que ha dicho:
«Es
evidente que poner la vida en riesgo es un límite en todos los sentidos, la
haga quien la haga, pero no nos podemos escudar en la tranquilización de
conciencias de las condenas, sino que hemos de abordar que realmente el país
tenemos un problema gravísimo.»
Condenar la
violencia sería “tranquilizar las conciencias”. Justificarla, en cambio, por la
vía de evitar su rechazo, tiende a resaltar el “problema gravísimo” que “realmente
el país tenemos”.
De lo cual se
deduce, si lo he entendido bien, que condenar la violencia equivale a
simplificar el problema y errar en la solución adecuada. Hay que mirar las
cosas con perspectiva. Laura Borrás ya ha explicado que quemar un contenedor no
es violencia. Podría haber matizado infinitamente esa información: decir
cuántos contenedores se han quemado, hablar de las piedras y los cascos de
botella que se han arrojado, apuntar que han ardido cosas que no eran
contenedores, motocicletas, comercios, incluso un furgón de los Mossos con una
persona dentro.
Todo ello parece
destinado a ser incluido en el capítulo de daños colaterales a la magna
cuestión principal (creo que hace unos días era la libertad de expresión, no sé
si la sintonía sigue siendo la misma) que nos atañe.
¿Se han fijado en
que se tiende a silenciar el tema de la democracia, en las últimas
declaraciones de los cuarteles generales indepes? Posiblemente, sería
introducir una simplificación tranquilizadora en un discurso rico y complejo
sobre nuestros males. Incluir tantos considerandos en el discurso de nuestras
dos gobernantes in pectore (Sabater
se postula para la presidencia del Parlament, Borrás para la vicepresidencia
del govern) habría sido fijarse en el
dedo y no en la Luna que señala.
Estamos en un
momento crítico, en el que llamar al pan pan y al vino vino es considerado una
manipulación simplificadora de los datos a nuestro alcance.