martes, 16 de marzo de 2021

NO HACÍA FALTA

 


Un dron en pleno vuelo. El aspecto exterior de IDA es bastante diferente, pero la sustancia viene a ser más o menos la misma.

 

No hacía falta meternos a todos en la batalla por Madrid. Si lo primero es antes, según axioma defendido al alimón por el veterano sabio de Chinchón don Venancio Sacristán y por el más joven pero no menos sabio Pepito Bulla, santaferino de origen, Madrid no venía antes sino luego. La renovación del Poder judicial ha vuelto a quedar aplazada en el mientras tanto, y ese aplazamiento interesa de forma exclusiva a la derecha patria; y la nueva vicepresidenta in pectore, que había convocado para ya mismo una nueva reunión con los sujetos sociales con el fin de acometer la derogación de los viejos estafermos de las reformas laborales, verá acumularse nuevos obstáculos por parte de quienes querrán especular con la correlación de fuerzas que pueda resultar de la novísima confrontación electoral sobrevenida.

IDA ha tenido una manera particular de echar gasolina al fuego. No es solo ese lema absurdo de “comunismo o libertad”, sino, más grave, su afirmación ante Ana Rosa de que “si te llaman fascista, es que estás en el lado bueno de la Historia.”

Me dirán que esa mujer no sabe lo que se dice, pero no es verdad. IDA es un dron. Es verdad que no piensa por sí misma porque es incapaz de tal cosa, pero sigue aplicadamente un guión que le presentan bien arreglado y cocinado sus patrocinadores. El apunte que recitó implica tensar más aún la polarización existente, y llamar a Vox a la refriega como leal escudero del orden eterno de la derecha.

A esto lo han llamado algunos “apretar el botón nuclear”.

Yo diría ─a bote pronto─ que no es buena noticia que el vicepresidente segundo del gobierno de la nación se apee del cargo y se arremangue para entrar en la pelea. Igesias tenía que haber evaluado, a mi entender, los varios asuntos que era necesario acometer primero y que en consecuencia debían haber ido antes. Iglesias es un excelente campeador, y durante la campaña puede deleitarnos con debates memorables. Pero no es Ayuso la enemiga; los poderes fácticos han externalizado su línea de producción política, y los líderes al uso no son sino fuerza de trabajo anónima con un contrato temporal, llamada a cubrir el expediente en público mientras todas las cuestiones importantes se dirimen por canales privados sustraídos a la vista y a la crítica de la ciudadanía.

Es lo que hay, sin embargo. Deseo a Pablo, de todo corazón, una brillante campaña, como estoy seguro de que va a hacerla, y un buen resultado en Madrid. Lo necesitamos para seguir sin más pausas el trayecto marcado.

Más tarde, en efecto, cuando haya un rato de calma entre tanta novedad sensacional, veremos cómo va quedando lo del poder judicial, la reforma laboral y el reparto de los dineros europeos para una reconstrucción adecuada de la economía.