La “vie en rose” en la Costa
Daurada, al atardecer del pasado 7 de marzo, vista desde las torres del
telégrafo entre Calella y Poldemarx. La silueta de la ermita de Sant Pau se
recorta en oscuro contra el azul más claro de la villa. (Foto, Carles Rodríguez
Martorell)
…
los focos están, una vez más, agotadoramente dirigidos a lo que les pasa a los
propios políticos y no a los ciudadanos…
(Soledad
GALLEGO-DÍAZ, en El País)
Subrayo el adverbio
“agotadoramente” en la frase de Sol Gallego. La minicrisis de Murcia despertó
todos los recelos de la dirección del PP, que encomendó a Ayuso apretar el “botón
nuclear” de una convocatoria anticipada de elecciones. Una reacción apoyada, por lo visto, en algunos sondeos de opinión que
afirman que Ciudadanos se hundirá en Madrid, y Vox y PSOE crecerán, pero no lo
suficiente para privar a Ayuso de una reedición de su cuestionable liderazgo.
A la izquierda de
la izquierda del PSOE (*), se han emprendido rogativas a fin de recuperar a la no
hace tanto defenestrada Manuela Carmena, para que caritativamente se preste a ejercer
las funciones propias de Santa Rita de Casia, patrona de los imposibles. Curioso
ejercicio el de embarrar primero un liderazgo positivo como el de Manuela, y
rectificar después a regañadientes y de forma indirecta, de modo que no se note
mucho que se ha cambiado de opinión. No sé si la abuelita de Madrid estará por
la labor: la Comunidad no es la Alcaldía, y a ella le gustan poco las batallas
macro ideológicas, y sí en cambio está por la reivindicación del buen sentido común
de siempre para abordar los problemas cotidianos más próximos a la ciudadanía.
Esa ciudadanía que
no aparece ni como telón de fondo en las cuestiones que se ventilan en Murcia, ni
en Madrid, ni tampoco en Cataluña, donde Laura Borrás ha dado comienzo a un
ejercicio particular de personalismo narcisista que hace temer que la
legislatura que viene se caracterice por un forcejeo también “agotador” entre govern y Parlament a fin de ver quién
mea más largo en la ficción de una independencia de bambalinas.
Mientras, la vida
sigue y una primavera esplendorosa se despliega en Poldemarx, adonde Carmen y
yo no podemos ir todavía por mor del confinamiento comarcal. Aseguran los
voceros oficiales que a partir de mañana será ya posible, aunque solo en «desplazamientos
de burbujas de convivencia», signifique ello lo que signifique.
(*) El PSOE tiene
una derecha y una izquierda, en efecto. Cualquier observador imparcial puede
advertirlo al primer golpe de vista. Los ejercicios dialécticos consistentes en
descalificar a las posiciones de izquierda dentro del partido asegurando que
son paripés que esconden una tendencia irresistible a la postración ante los poderes
fácticos, habrían sido descalificados a su vez, tanto por la lógica aristotélica
(un instrumento de conocimiento antiguo pero bastante sólido), como por la
dialéctica hegeliana y por los análisis sobre las clases sociales y la
ideología llevados a cabo por Carlos Marx y por Vladimir Lenin, dos pensadores
por encima de cualquier sospecha de derechización que en general mostraron poca
paciencia y considerable irritación con las simplificaciones infantiles esgrimidas por algunos neófitos.