miércoles, 6 de septiembre de 2023

MIRABAN A OTRA PARTE

 


Jorge Vilda ha sido sustituido como seleccionador nacional femenino de fútbol, después de un trabajoso ejercicio de aceptación del principio de realidad por parte de unas instancias federativas que se empeñaban en mirar obstinadamente a otra parte, y cuya cabeza visible está ahora mismo, de forma aún provisional, al pie de los caballos.

Todo el recorrido del asunto desde la primera carta “de las 15” díscolas, incluida la obtención del título mundial por la selección española, ha sido un forcejeo entre la razón colectiva, esgrimida desde el lado de las futbolistas, y el disparate individual ofrecido por las jerarquías atrincheradas en los despachos del fútbol. No es inútil constatar que, mientras las chicas progresaban de forma acelerada en los campos de deporte, en los despachos las jerarquías no solo mantenían su actitud, sino que se enfrascaban en alambicadas maniobras impulsadas por una larga experiencia en el campo de los intereses creados y en el intercambio de favores entre élites federativas.

Jenny Hermoso no ha sido una heroína que se ha levantado por encima de las demás para llamar a la lucha. Ha tenido la suerte o la mala suerte de la visibilidad extrema en una situación no deseada por ella, y en la que ha recibido el pleno respaldo de sus compañeras. El tema del conflicto no ha sido un “Jenny versus Rubiales”; ha sido más bien el “#se acabó”. Las chicas han respondido como un bloque sin fisuras (apunten este término, “sororidad”) a las maniobras de fragmentación y de individualización promovidas desde los diferentes cuerpos federativos, y en particular desde una asamblea que se autojaleó en exceso al estilo del cervantino Retablo de las Maravillas, sin darse cuenta de que estaba dejando sus vergüenzas a la vista de todos los espectadores convocados a la función.

Veremos si la nueva seleccionadora, Montse Tomé, consigue restañar heridas muy dolorosas, pero ya está claro que la victoria del “#se acabó” no llegará a los extremos de rotundidad que sí ha tenido la victoria deportiva.

Con todo, la victoria deportiva ha sido un hito insoslayable. Sin la Copa Mundial, el enfrentamiento se habría estancado y todo seguiría igual que antes, con unos cuantos insultos añadidos a costa de las protagonistas. De nuevo se les habría mandado oficiosamente a la cocina, y a fregar suelos. El macho ibérico es un animal corto de alcances, pero pertinaz.

Vamos, muy al contrario, hacia un cambio progresivo de las estructuras. Si es cierto que no todo ha cambiado, también lo es que nada volverá a ser igual que antes.

Estamos en el siglo de las mujeres. Bienvenidas, todas vosotras, a vuestro terreno.