sábado, 31 de julio de 2021

ESPECIES ZOOPOLÍTICAS PROTEGIDAS

 


El sancta sanctorum de la independencia rectamente entendida.

 

El Parlamento europeo ha retirado la inmunidad a Carles Puigdemont. La razón oficial de la medida es que el hombre de Waterloo no necesita inmunidad para nada, puesto que no corre peligro de ser detenido por la Justicia española.

─ Oiga, ¿cómo que no? Esas hienas me persiguen a cualquier rincón donde vaya. El otro día en Perpinyà hubimos de extremar las medidas de seguridad. Solo hubo un mínimo fallo con las mascaretes.

─ ¿Qué hacía usted en Perpignan?

─ Yo, bueno, me reuní allí con unos amigos, todos muy de la broma.

─ El alcalde de Perpignan es un militante de ultraderecha…

─ No, qué va, qué va… Un hombre muy centrado, muy europeo, muy de progreso en según qué temas… A veces incluso me asusta su radicalismo.

─ También a nosotros. Escúcheme bien. Déjese de bromas en cuadrilla. Si en adelante se comporta usted con prudencia, tino y circunspección, como corresponde a un buen parlamentario europeo, señor Puigdemont, podemos asegurarle que la falta de inmunidad no le supondrá el menor problema.

─ ¡¡Pero es que lo que yo quiero es hacer el bandarra!!

─ Lo sentimos, en ningún subapartado de los Estatutos fundacionales de la Unión Europea se hace mención de una inmunidad prevista para hacer el bandarra. Se trata de una regla general que no conoce excepciones. No cabe flexibilidad en este punto.

─ La Unión Europea está contaminada por la prepotencia de los Estados opresores de las realidades históricas prístinas e incontaminadas. Esta retirada de la inmunidad es un abuso intolerable.

─ ¿Puede repetir eso último? La taquígrafa me hace señas de que no ha podido cogerlo bien.

─ No, nada, déjelo correr, estaba tarareando la letra de una canción tradicional catalana.

─ Ah, ¿aquella de les cinc pometes té el pomer? Muy interesante. Recuerdo muy bien la letra: “Si mireu el vent d’on ve, veureu el pomer com dansa…”

─ Le felicito, está usted excelentemente informado, y me hace feliz que conozca tan a fondo nuestra lengua y nuestras tradiciones sagradas. El concepto de fondo ha quedado expresado con mucha corrección, y su pronunciación es impecable, salvo un deje casi imperceptible que tira a las Terres de Ponent.

 

viernes, 30 de julio de 2021

LOS INFORTUNIOS DE LA VIRTUD

 


Julio ROMERO DE TORRES, “Retablo del amor” (panel izquierdo). Museu Nacional d'Art de Catalunya.

 

Et c’est depuis ce temps, ma soeur,

Que je suis devenu chasseur,

Que mon arbalète à la main

Je cours le voies et les chemins

 

Y desde entonces, hermana,

Me he hecho cazador

Y con mi ballesta en la mano

Recorro vías y caminos.

(G. BRASSENS, ‘À l’ombre du coeur de ma mie’)

 

Válgame el cielo, los cien millones no eran un regalo de amor, y el Donante “no” anónimo anda reclamando su devolución de malos modos. Dice la Bella que el antes citado ha llegado al acoso y las amenazas. Feo, sí, pero cien millones son cien millones, y la Carte du Tendre no guarda recuerdo de ninguna generosidad parecida.

Uno muere por su amada, o a la inversa; eso es algo vulgar de tan repetido, nada de particular. Pero aflojar cien millones a una persona porque la quieres mucho, no se había dado aún hasta el caso que nos ocupa, y ahora resulta que en el caso que nos ocupa tampoco se da.

No era amor, era asesoría de inversiones. Cuando un fiscal suizo metió las narices donde nadie suponía que se podían meter, se produjo cierto revuelo en el Gotha (no confundir con el Gólgota). Pareció entonces el mal menor afirmar que la “donación” había sido generada por una efusión sentimental tal vez un tanto desmedida. El Donante se había comportado como quien era, un caballero legítimo, y después de gozar a la moza en la orilla del río, le había regalado, no un costurero de raso pajizo, sino un porrón de millones libres de impuestos. Y no quiso enamorarse porque ella se dijo mozuela, y no era exactamente así.

La historia es bonita, aunque no nueva, y se supone que al hacerse pública el fiscal quedó burlado, con las manos vacías. El detalle no previsto en principio por el hábil regate legal, es que el Donante quedó asimismo con las manos vacías, y la Bella coadyuvante se vio favorecida, ya que no con el santo, sí al menos, de forma abundante, con la limosna.

Ahora el protagonista de esta historia pugna por una devolución discreta de las mercedes presuntamente otorgadas, pero se encuentra atado de pies y manos (el fiscal acecha), y aligerado de bolsillos.

Si fue amor, solo quedan las cenizas; si fue asesoría de inversiones, ni las cenizas siquiera.

 

jueves, 29 de julio de 2021

EL CASO DE LA GIMNASTA ENAJENADA

 



Simone Biles en competición.

 

Simone Biles es un ejemplo de los estragos que provoca el moderno sentido de la competición. Biles ha sido cosificada, enajenada y finalmente fagocitada por una sociedad mediática que se comporta como una implacable picadora de carne. No es el único caso: hay una tenista japonesa cuyo nombre se me escapa ahora mismo, hay favoritos que fracasan todos los días sin paliativos, y está el caso de Messi, que sigue jugando al fútbol porque se divierte en el empeño, pero es un fracaso anunciado en todo lo demás (ahora quizá un poco menos, porque ha ganado por fin la Copa América y algunos argentinos están dispuestos a perdonarle condicionalmente tanto “pecho frío”; pero con todo nunca llegará al nivel de Maradona, mientras no se le ocurra morirse.)

Y están, desde luego, todas las personas que no son deportistas pero igual han sido trizadas, evisceradas y expuestas al cachondeo feroz de los mediocres, en este país y en todo el mundo. Vivimos en una sociedad que ensalza a sus promesas en cualquier terreno por encima de toda medida, hasta convertirlas en mitos; y luego, cuando han dado la medida de sus límites como humanos que son, les vuelve las espaldas y abomina de ellos.

Deseo como el que más que Simone se recupere y haga un buen papel en el concurso individual por aparatos. Sería una reparación para ella, porque ya los medios de su país la llaman niñata y negra consentida, y no soportan que les haya privado de éxitos que ya contabilizaban de antemano en su medallero. No ha fallado por una lesión muscular, que es una manera digna de fracasar (“no pudo ser”), sino por una lesión anímica, y eso es inaceptable puesto que las mercancías que llevan incorporadas alta tecnología carecen de alma.

Biles era un dron, una “device”, una prueba de la superioridad tecnológica de una nación sobre todas las demás. Algo ha fallado. Astronautas hubo que murieron desintegrados en su cohete a los pocos segundos de despegar de Cabo Cañaveral rumbo a las estrellas, en el curso de algo impalpable descrito en los titulares de prensa como “carrera del espacio”. Fueron celebrados como héroes, un día, y apresuradamente olvidados después. El caso Biles es al mismo tiempo semejante, aunque en un marco competitivo diferente, y radicalmente distinto, porque en su fracaso ha entrado en juego su propia voluntad, la libertad (negada) de detenerse cuando no ha podido más.

Siempre es imperdonable el fallo humano en esta clase de carrera, porque ahí uno/una no compite para sí mismo sino por un himno y una bandera, y entonces es preciso ganar sí o sí, y quedar segundo es sencillamente un bochorno para el colectivo. La vida interior de las personas cuenta cero en esa ecuación.

En política, también, el tema parece consistir en ganar como sea, con mentiras, insidias, bajezas, con el recurso reiterado a las cloacas del Estado y a las cajas B. Los perdedores honestos no merecen la más mínima consideración, por parte de los medios. Solo algunos friquis de la política seguimos amándoles y animándoles a seguir en sus trece mientras les queden fuerzas.

 

martes, 27 de julio de 2021

NOS LLAMAN "HA" MADRUGAR POR LA LENGUA

 


Ilya MILSTEIN, ilustración.

 

Arte diabólica es

─dijo don Pablo Casado─

Que para hablar eivissenc

Un hidalgo en Ciudad Real

Llega a viejo y lo habla mal,

Y allí lo parla un muchacho.

(Nicolás FERNÁNDEZ DE MORATÍN y YO)

 

Ni corto ni perezoso, Toni Cantó, flamante director de la Oficina del Español, ha puesto un tuit llamando «ha madrugar por España», y demostrado de paso que es mucho el recorrido que falta aún por cubrir en este terreno.

El llamamiento ha coincidido en el tiempo con una advertencia pedagógica de Pablo Casado a los baleares en general, de que ellos no hablan catalán, sino mallorquín, menorquín, eivissenc o formenterenc. La cosa es más compleja todavía, deberíamos matizar a don Pablo (*). O sea, igual que no existe el catalán canónico, otro tanto ocurre con el español que Cantó se ha puesto ha arreglar a su aire.

Cantó y Casado no son los primeros en pisar ese jardín, por lo demás. Por los pasillos del mundo editorial corrió hace años la anécdota del corrector de estilo, inflexible como el legendario metro de platino iridiado, que encontró que la prosa de Gabriel García Márquez estaba plagada de americanismos, y los corrigió absolutamente todos en el siguiente original que llegó a sus manos.

Creo que se trataba de la “Crónica de una muerte anunciada”, y obligó a una cuadrilla de recorrectores improvisados a hacer horas extra para devolver el texto a su estado prístino. En cualquier caso, sí fue la Crónica el libro de Gabo que mereció del crítico colombiano “Argos” (seudónimo) la crítica de que se le habían colado al escritor, de forma seguramente inadvertida, tres venezolanismos. García Márquez respondió a la acusación con un alegato formidable, “La conduerma de las palabras”, que yo leí primero en “El País” de aquellos tiempos (después sería incluido en una recopilación de artículos periodísticos del autor, galardonado ya con el Nobel y en consecuencia inobjetable para los celosos vigilantes de la pureza de la Marca Colombia); y lo recorté, y lo leí para mí muchas veces, porque era luminoso en cuestiones de lengua. La sustancia última, de la que se desprendía toda una serie de consecuencias necesarias para el buen uso de la lengua, era la siguiente: los tres venezolanismos denunciados eran de uso corriente en Aracataca (Colombia), y allí todos entendían lo que se quería decir con ellos. Si se quiere utilizar el vehículo de la lengua para cualquier otra cosa que no sea entenderse entre personas, se cae sin remedio en las mayores aberraciones. (Lo cual es cierto a uno y otro lado del río Ebro, y también en Formentera o en cualquier otra isla.)

Uno de los venezonalismos que escandalizaron a “Argos” era la voz “conduerma”, que guardé para mí por si acaso, pero que hasta hoy mismo no había tenido ocasión de utilizar. Dudo que Toni Cantó, tan belicoso él con la pureza del idioma, se avenga ha darla por buena.

 

(*) Joan Baldoví, portavoz de ‘Compromís’, ya lo ha hecho en el Congreso de los Diputados. Habló en palentino, para que don Pablo pudiera entenderle.

 

lunes, 26 de julio de 2021

EL BUEN RETIRO Y EL PASEO DEL PRADO

 


Imagen del parque del Buen Retiro en otoño.

 

Madrid entra por la puerta grande en el Patrimonio Mundial con la doble joya de la corona de la capital histórica de los Borbones: el parque del Buen Retiro y el Paseo del Prado. Nada menos.

Bueno es que el Paseo quede incluido en el paquete. En mi última visita (no hablo de semanas ni de meses, sino ya de dos años, antes de la pandemia para entendernos), vi un tanto deteriorado el esplendor del Paseo, que, recién privado de los desvelos maternales de Manuela Carmena, parecía en trance de convertirse de nuevo en gallardona pista de carreras para un tráfico motorizado masivo y febril. Allí veías, para utilizar una expresión de la influencer Marta Blasi, «la gente bonita vibrando junta». No era un espectáculo inspirador ni edificante.

Quizá por esa razón, parte del comité de la UNESCO reclamaba más garantías al alcalduelo de Madrid en el tema de la contaminación. No se ha esperado a tener firmado el detalle, con todo, y se ha procedido a la nominación sub conditione. Lo cual viene a significar que el Paseo del Prado (no creo que el parque, ese parque de mis entretelas, corra peligro mientras no se meta entre ceja y ceja de algún fondo buitre con influencers internacionales de postín) podría salir rebotado del Patrimonio Mundial, a la misma velocidad a la que ha entrado.

De verdad, espero que eso no ocurra nunca. Amo a Madrid tanto como lo temo, y cada vez más hago ambas cosas desde la distancia. Mientras la UNESCO considere que se están cumpliendo los parámetros sustanciales de preservación y mantenimiento del área urbana concernida, eso significará que la libertad para hacer lo que les dé la gana de tantos/as cernícalos/as hijos/as de Vox, seguirá estando eficazmente contenida con algún tipo de cinta aislante, que evitará que nos jodan la marrana como es su principal y casi única afición.

 

domingo, 25 de julio de 2021

PEQUEÑO HOMENAJE A JAUMETA DE GUALBES

 


El Pati Llimona y la casa que fue de los Gualbes, junto al portal del Regomir y encastrada en la muralla romana de Barcelona. La foto está distorsionada, pero no he encontrado otra mejor reproducible.

 

Por ser el día de Sant Jaume me he acordado de Jaumeta de Gualbes, que en definitiva hizo una buena boda auspiciada por su padre Ferrer de Gualbes, y tuvo una prole considerable. Yo la saqué en un apunte episódico de un novelón que guardo en un cajón metafórico por si a alguien le interesa editarlo, algún día. Bernardí de Rupià, monje de la Orden de San Juan y protagonista de la historia, trabaja en esta parte de la novela junto al Papa Luna en promover la candidatura al Reino de Aragón de Ferran de Trastámara, frente a la de Jaume d’Urgell.

 

Si has filla a maridar,

e hauràs qué li puixes dar,

da-li marit; a no tardar

vage defora.

(ANSELM TURMEDA)

     

ES LA TERCERA ocasión en que Bernardí vuelve a la casa de Ferrer de Gualbes, siempre de oscurecida y cuidando de no ser visto por nadie. Ha prescindido del hábito de la orden, con la cruz blanca demasiado visible, y viste sobriamente de negro.

El esclavo Julià lo conduce a una pequeña sala de espera, en el piso alto. Bernardí toma asiento y se entretiene en admirar el rico trabajo de un gran tapiz flamenco. Oye un ruido ligero y le parece que los gansos en vuelo representados en el tapiz se mueven, aletean. Entonces ve dos ojos muy grandes que atisban por detrás del borde de la tela.

            – Hola – dice.

            Una niña de once o doce años, muy seria, vestida de raso azul y plata y con el cabello castaño claro recogido por una pequeña diadema, aparece junto al tapiz.

            – ¿Tú quién eres? – pregunta.

            – Me llamo Bernardí de Rupià, ¿y tú?

            – Yo soy Jaumeta de Gualbes. ¿Eres noble?

            – Sí, pero no mucho, la verdad – explica Bernardí, divertido –. Soy de una familia bastante pobre, ¿sabes?, y además el segundón de la familia solamente.

            – ¿No eres un noble de campanillas?

            – Me temo que no.

            – Puede que eso no importe – declara ella después de pensarlo un poco –, pero no estoy del todo segura. ¿Has venido para pedir mi mano?

            – No, lo siento, he venido a ver a tu padre por otro asunto.

            – Bueno, pues si quieres pedir mi mano tienes que darte prisa. Están locos por casarme con un noble incluso si no es de campanillas, dice mi madre, cosa que yo no entiendo muy bien. Nosotros dinero tenemos de sobra, pero dicen que ahora lo que nos hace falta es una posición en la corte, y por esa razón están buscando un marido noble para mí. A mí no me hace mucha gracia, la verdad, con tanto jaleo ya no sé dónde tengo la cabeza. Pero si el marido vas a ser tú, no me importará tanto – añade con condescendencia.

            – Hay un inconveniente – dice Bernardí –. Soy un monje, he hecho votos, no podríamos tener hijos.

            – Pues en ese caso no va a poder ser – niega con la cabeza Jaumeta, muy decidida –. Tener muchos hijos es lo más importante de todo.

            – Me destrozas el corazón – declara Bernardí con cara de compunción, y ella le dedica una larga mirada de reojo.

            – No te preocupes – dice –, ya se te pasará.

            Y desaparece detrás del tapiz.

 

sábado, 24 de julio de 2021

PIRSONALMENTE DI PIRSONA

 


Acechando las lecturas de una niña de bronce. Un ejemplo patente de mala educación. (Thuir, 2019. Foto, Carmen Martorell)

 

Sigo leyendo “Riccardino” de Andrea Camilleri. En la portada, un malabarista (giocoliere), obra de Pippo Rizzo, 1921, hace volar por el aire, en semicírculo, tres pelotas de colores. En las páginas del interior, Montalbano tiene dudas crecientes sobre sí mismo. La investigación se está complicando mucho, interfieren de continuo el questore Bonetti-Alderighi, que le quita el caso de las manos; el obispo (pispico) de Montelusa que obliga indirectamente a Alderighi a devolvérselo, e incluso Livia, que quiere ir de vacaciones a Johannesburgo, y a Salvo no le apetece mezclarse con afrikáners. El comisario se pregunta a veces qué haría, de estar en su piel, el “otro” Montalbano, el de la televisión, mucho más seguro de sí, y carismático, que él mismo. Y en ese bloqueo al que se ve sometido, irrumpe de pronto el Autor, que le llama desde Roma furioso: «Montalbà, mi stai facenno scriviri sulla storia di Riccardino un romanzo di merda. ‘Na minchiata che non reggi.»

Sin confesárselo a sí mismo, Montalbano desea ser más listo que su doble, e independizarse además de las insufribles exigencias del Autor, esa “camurria d’omo”. Él es solo un profesional, no una vedette mediática.

Se me ha contagiado hasta determinado punto el desasosiego de Salvo. Blanca Vilà comenta en Facebook su afición a cambiar la fotografía de portada cada poco tiempo, como una forma de señalar el cambio paulatino que se produce en nosotros: algo en el estilo Heráclito, no nos bañamos dos veces en el mismo río. Dice: «No, no tengo, creo, problemas de personalidad.»

Y se me ocurre que yo, que no cambio nunca ni por casualidad mi imagen de presentación, sí los tengo, utilizo la fijeza como una coraza ficticia, y me arrimo a mirar por encima del hombro lo que leen las estatuas públicas, felices ellas que tienen su personalidad definida para siempre, en bronces. Qué difícil es comparecer sencillamente como bien dice Cataré, “di pirsona pirsonalmenti e d’uggenza uggentementi.»

Voy a cambiar de cuando en cuando las fotos de mi muro, lo prometo. Otras cosas, por desgracia, no tienen remedio; pero esta, al menos, sí.

 

viernes, 23 de julio de 2021

CINTORA Y LA PANTALLA AMIGA

 


Una imagen aproximada de mi avatar, empecinadamente anclado en la galaxia de Gutenberg.

 

Al periodista Jesús Cintora le echan de TVE. En las redes sociales corre una propuesta de boicot a TVE hasta que repongan su programa, y yo me encuentro en una situación imposible. No puedo hacer boicot porque ya lo hacía; no he visto desde hace años ni un programa de Cintora ni unos informativos de TVE.

No es manía, y técnicamente tampoco es boicot, sino abstención. Dicen que Cintora superó en algún momento el rating de audiencia de Farreras en la Sexta, pero yo no tuve en ello arte ni parte porque tampoco veo nunca a Farreras.

Soy difícil, en eso de la pantalla amiga. No veo informativos, ni concursos, ni series. Nunca veo TV3, cierto, por motivos ideológicos; pero tampoco veo otra cadena, ya sea por un motivo o por otro.

Y cada vez soy menos asiduo a los partidos de fútbol, a pesar de que tienen para mí dos alicientes: el primero, que no dependes del sonido para saber lo que está pasando (oigo poco y mal a pesar de mis audífonos, pero además el desparpajo de los locutores me ofende sin remedio cuando consigo entenderles); el segundo, que siempre puede saltar la sorpresa, digamos que el Leganés le haga un gol al Barça en el minuto 92. Un evento deportivo no depende de un guion, y un guion en cambio depende siempre de los gustos muy decantados de la audiencia, de modo que excluye por completo la sorpresa. Para expresarlo con más exactitud, el guion siempre va trufado de sorpresas, pero esas sorpresas ─por lo menos las que ocurren en el tramo final de la emisión─ tienen que ser previsibles y agradables.

Todo tiene que resultar previsible y agradable en las series del prime time, incluso los cadáveres en los casos policiales tienen un je ne sais quoi de empatía familiar que nos permite identificarnos con esa comisaria capaz de imponer su autoridad en un mundo mayormente viril, y con la auxiliar de uniforme, negrita con una cara graciosa y unos ojos inmensos, cuya tenacidad acaba por encontrar la prueba decisiva del crimen en un documento antiguo olvidado en unos archivos informáticos perdidos en la inmensidad de la nube.

Me parece estupendo que ocurran cosas así, no vayan a creer que soy un misógino y menos aún un cenizo; pero a la cuarta o quinta vez que aparece el mismo desenlace en la serie de mi pantalla amiga, prefiero echar mano de un libro que me cuente algo nuevo, incluso si ese algo nuevo ya lo había leído yo hace años.

Explico estas cosas tan personales y tan penosas, para que entiendan que estoy desde luego con Jesús Cintora y me gustaría mucho contribuir a su regreso a la pantalla para felicidad de tantos amigos míos; pero me encuentro desasistido ─desempoderado, creo que es le mot juste─ para conseguir el objetivo buscado. Porque yo ese boicot ya lo hacía de antes; como el burgués de Molière, yo hablaba en prosa sin saberlo. Peor aún que el burgués aquel, porque mi prosa absentista no traía ningún provecho a un comentarista de noticias de mi elección; era simplemente, para expresarlo con Sartre, una pasión inútil.

 

jueves, 22 de julio de 2021

LA LEVEDAD INSOPORTABLE DE LAS DERECHAS-DERECHAS

 


Portal antiguo, en la isla de Naxos. Un abuso para algunas posturas políticas, que lo consideran merecedor de derribo inmediato para facilitar a cada cual echarse al monte por donde le pete.

 

Me llamaron la atención, cuando las últimas elecciones presidenciales en EEUU, algunas voces sedicentemente de izquierda que pronosticaron que Biden iba a ser peor que Trump, porque los demócratas “empiezan guerras”. Ahora crecen las peticiones de cuentas a Biden porque “no hace nada” (tampoco guerras, de momento).

“No hacer nada”, en el tono conversacional habitual en nuestros medios de información y nuestras redes sociales, es el reproche idóneo para las instancias de izquierda o centro-izquierda que no se dan suficiente prisa para reparar los destrozos causados por ese concepto de “libertad” estrictamente individual y egoísta esgrimido por la derecha-derecha.

Para la levedad insoportable de tantos comentaristas obsesionados por la ponderación del “justo medio”, la etérea libertad de la derecha-derecha nunca será tan nociva en la balanza celestial que sopesa las acciones y las omisiones políticas, como la actitud tiránica de la izquierda cuando señala marcos, normas, puertas de paso obligado.

El estado de alarma, por ejemplo. ¿A quién se le ocurre alarmar a la gente, en una situación en la que mueren setecientas personas cada día y se contagian cuatro veces más? Lo adecuado era restringir la información, como hizo Ayuso con gran éxito de crítica y público, y tirar millas sin preocuparse por los que iban quedando atrás.

Ahora la derecha-derecha se está oponiendo por principio a la exigencia de responsabilidades por la omisión de auxilio a colectivos numerosos, como ocurrió en las residencias geriátricas. Eso sería mirar atrás, cuando lo que conviene es forzar una salida rápida de la crisis con mucha libertad individual para aquellos que ya disponían de ella antes.

En cambio, curiosamente, la Ley de Memoria Histórica ha traído un revival de miradas atrás cuyo objetivo esencial es culpar de la guerra civil a la República y disculpar a los golpistas, con el corolario sobreentendido de que los enterrados en las cunetas se lo habían buscado ellos mismos, y todo dinero gastado en desenterrarlos es desperdicio.

La derecha-derecha reescribe de ese modo torticero la historia de España y la del mundo, encaramada sobre la atalaya de una falsa objetividad: Bolsonaro es malo, pero Lula era peor; Keiko es mala, pero Castillo pésimo; Orbán es malo, pero algo hay que hacer con la ola de migrantes delincuentes.

La insoportable, por leve, cúpula judicial española suscribe mayoritariamente esta visión torticera.

Y cuánto echan de menos las derechas-derechas a Donald Trump. Tan idiosincrático, tan suyo, tan inimitable. En comparación, los que le han sucedido al frente de los destinos de tantas matrias, “no hacen nada”.

 

miércoles, 21 de julio de 2021

EL OTRO MONTALBANO

 


El Autor, la Obra, y el Personaje en tanto que “otro”. (Fuente, liberopensiero.eu)

 

«Talè! Talè! ‘U commissariu arrivò!»

«Montalbano é!»

«Cu? Montalbanu? Chiddro di la tilevisioni?»

«No, chiddro veru.»

 

─ ¡Mirad, mirad! ¡Ha llegado el comisario!

─ ¡Es Montalbano!

─ ¿Quién? ¿Montalbano? ¿El de la televisión?

─ No, el de verdad.

 

 

En el capítulo primero de “Riccardino”, la novela póstuma de Andrea Camilleri, la llegada del comisario al lugar de los hechos produce un gran revuelo. La gente de Vigata sigue sin conocerlo y además no lee, pero gracias a la televisión sigue fielmente sus hazañas policiacas a través de un actor (bravissimo) que por fortuna no se le parece en nada y además es unos diez años más joven que él (il cornuto), porque si llega a haber algún parecido entre ellos, no podría pasear sin verse asediado por cazadores de autógrafos.

De modo que ahora el comisario es enormemente popular, pero solo en tanto que personaje de televisión, debido que tuvo la debilidad de contar algunas historias de casos antiguos a un Autor (quella gran camurria d’omo), que puso de su parte mucha fantasía y una lengua inventada. Ahora, y gracias también a la tele, «’sti romanzi erano addivintati i cchiù vinnuti in Italia ed erano stati tradotti macari all’estiro», los libros eran de los más vendidos en Italia e incluso se traducían a otras lenguas. En conjunto, una gran tocada de pelotas (‘no scassamento di cabasisi ‘nsupportabili), que parecía sacada, clavadita, de una comedia de otro autor local, un tal Pirandello.

Así empieza un diálogo sutil y contradictorio entre el personaje, el autor, y ese “otro yo” más guapo y famoso, el Montalbano televisivo. El triángulo de puntos de vista permea toda la historia mediante un juego de malabarismos llevados con una habilidad fantástica.

No puedo recomendar la versión original. Es la que estoy leyendo yo (Sellerio editore, La memoria 1170), pero yo no cuento porque me gustan los jeroglíficos y me entretengo avanzando poco a poco en el página a página, entre sorpresas continuas. Pero no dejen de leer, en su caso bien traducida a una lengua de su elección, esta historia tan parecida a otras de crímenes y cuernos, pero en la que el Personaje en busca de Autor y el Autor a la busca de su Personaje y de sí mismo, se inclinan de tanto en tanto del lado filosófico del ser, la conciencia y esos vagos conceptos abstractos, tan fastidiosos en un Tratado y tan amenos en una historieta de género creada por la pluma de un inmortal que además era siciliano, de la misma localidad y la misma estirpe que Luigi Pirandello.  

 

martes, 20 de julio de 2021

TENME EL CUBATA

 


Cubata, cubalibre o roncola. (Fuente, Diccionario de bebidas.)

 

El alegre tarambana Pablo Casado ha ideado un método nuevo para ganar apoyo popular y elevarse a sí mismo a la jefatura del gobierno de la nación. Se ha comprometido a derogar todas las leyes aprobadas por el equipo de Pedro Sánchez. Todas. Un strip-tease vertiginoso que dejaría a la matria en cueros vivos.

─ ¿Todas, don Pablo, sin faltar una ni por la cosa del decoro?

─ Todas, absolutamente, sin olvido ni perdón.

─ No hay huevos para hacer eso, don Pablo.

─ ¿Que no? Tenme el cubata.

Mejor le tienen el cubata y lo vacían de paso en el fregadero, que ese zascandil va ya muy cargado y aún estamos nada más mediada la tarde. Lo suyo no es política sino puro exhibicionismo; no es democracia sino negación de la negación, irresponsabilidad negacionista, golpismo en estado prístino y sin adherencias.

El indicio último de la gravedad del delirium tremens colectivo de las covachuelas dirigidas por don Monipodio Casado es el rechazo total del estado de alarma en favor del estado de excepción. Ahí les duele. Menos Zendal y más Paredón. ¿Que no se atreverán? Tenles el cubata.

El ínclito Nacho Camuñas ("Nacho de Noche" le llamaban en sus mejores años de farra) ha resucitado de entre los muertos para sostener que la guerra civil la declaró la República con su forma de gobernar, y el bando nacional hizo lo único sensato que cabía ante el despiporre, es decir una enmienda democrática a la totalidad. Pablo Casado le oía con la boca abierta, ¡qué pozo de ciencia, ese hombre! Los dos salieron del acto del bracete y se fueron a refrescar el gaznate en ese pub ya algo fané de Moncho Street donde la Musa Ayuso recala a veces a última hora de los jueves de las semanas impares.

─ Nacho, macho, eres muy grande tú. Cuando presida el gobierno, te hago ministro de Cultura, y prendemos entre los dos fuego al ‘Guernica’ de Picasso, que se jodan los comunistas.

─ No hay huevos para eso, Pablito.

─ ¿Que no? Tenme el cubata.

 

lunes, 19 de julio de 2021

MARSÉ, UN AÑO DE INMORTALIDAD

 


Cartel del homenaje de ayer a Juan Marsé.

 

Ayer hizo un año que murió Juan Marsé. Cumple, por consiguiente, un año completo de inmortalidad, y en la Biblioteca El Carmel-Juan Marsé, con la colaboración del Ayuntamiento de Barcelona, le montaron un homenaje lleno de cariño. Lo presidió la alcaldesa Ada Colau; sea dicho en su honor ahora que arrecia en los medios la enésima campaña en su contra, instigada por gentes a las que jamás se les ocurriría homenajear a Marsé, ni pisar el barrio del Carmel, ni leer historias de charnegos.

A cada cual su gusto. Eduardo Mendoza anotó ─sin hacer mucho hincapié, como es costumbre suya─ que Juan Marsé es un «escritor universal que, sin salir de sus cuatro calles, es leído en todo el mundo». También señaló una característica de su amigo que no mucha gente ha detectado, a saber que «… era un hombre muy culto, muy informado y que formó parte, probablemente, del grupo de intelectuales más sofisticados de España, pero quería ir a su bola.»

Marsé creó un universo literario que “sin salir de sus cuatro calles” abarca toda una humanidad en ebullición. No cuenta historias tiernas, sus protagonistas pueden ser trepas, esnobs, egoístas, hipócritas, mercenarios. Les motiva la supervivencia en un medio hostil, y les acompaña a lo largo de su particular odisea el manejo de una peculiar mitología pre-digital, la de las “aventis”, chirimbolos de una fantasía marginal que se sitúan a medio camino entre la realidad oculta, la ficción reveladora y la memoria cinematográfica, porque siempre nacen del flash deslumbrante de una escena de folletín de una película en blanco y negro en un cine de barrio en el que una taquillera providente ha colado a cuatro pilletes sin hacerles pagar entrada.

Marsé tiene algo de Dickens y de Balzac, y sin duda los leyó y los estudió con más provecho que nadie. Gracias a Eduardo Mendoza, por recordar su jerarquía y su estirpe. Gracias asimismo a los promotores de un homenaje más que merecido, Silvia Querini, Juan Cruz, Ada Colau, Berta Marsé, que leyó una nota significativa encontrada en la bolsa de mano que su padre se había llevado al hospital en su último ingreso. Gracias también a Gloria Gutiérrez, que conoce de largo tiempo mi debilidad por el autor y se acordó de invitarme a un acto que resultó imposible para mí por otros compromisos.

 

domingo, 18 de julio de 2021

CAMBIA EL DIBUJO DEL GOBIERNO

 


Dos chuletones muy crudos: el meme de moda, salvado el debido respeto.

 

Y aquí, para entre los dos,  

si hallo harto paño en efeto,

con muchísimo respeto

os he de ahorcar, juro a Dios.

(Pedro CALDERÓN DE LA BARCA, “El alcalde de Zalamea”

 

Quizás conviene encuadrar la ofensiva desmadrada de los jueces en su contexto real. El contexto, diría yo, es el de un gobierno que avanza y una oposición en retroceso que se ve obligada a sacrificar en la línea de fuego a su última y más preciada reserva, la Brigada Ligera Aranzadi.

Y mientras el estamento judicial echado al monte se dedica a sacudir gratuitamente los cimientos del estado de derecho, Sánchez ha remodelado el gobierno. Se le adjudica desde las tertulias mucha osadía, aunque se le reconoce baraka. Yo creo que no hay en realidad ninguna de las dos cosas, sino una utilización coherente del Big Data puesto a su disposición.

Me explico. Se ha cerrado la Operación Indultos Catalanes, y tanto las patronales como los obispos bendijeron la medida. El Bloque de la Raza intentó reaccionar con una gran concentración abanderada en el escenario mágico de Colón, y no llenó. Tampoco ha insistido más, desde entonces, en la Unidad sagrada de la patria. Lo último que sabemos de Pablo Casado es que se ha fotografiado con un chuletón crudo que manejaba con miedo evidente a quemarse a pesar de no estar encendido el fuego de la parrilla. Puede que el chico se sintiera quemado de antes, “el gato escaldado de la parrilla fría huye”.

Tomen nota, entonces. Mientras los sondeos de OK Diario y La Razón colocan al tándem PP-Vox cada vez más cerca de los números del gobierno, el apoyo de calle a Casado disminuye, y el de Sánchez se incrementa con el apoyo externo de estamentos que están en la pomada desde toda la vida.

Este era el momento de afilar el dibujo del gobierno. Más poder para las tres vicepresidentas: Calviño que mira a Europa, Díaz que mira al pueblo trabajador, Ribera que mira al futuro sostenible. Por debajo, lo que se toca no es por juventud ni por mujerío (muy atinado en este sentido el comentario escéptico de Quim González en su blog), sino algunas aristas que podrían entorpecer la conquista del voto de centro para un Sánchez que se venía moviendo desde la moción de censura por terrenos de izquierda.

No es malo este viaje al centro (en principio, digo, y lo digo a mi leal entender). Se trata de tranquilizar a un electorado muy escamado, casi empavorecido, y de emprender a su debido tiempo un par de operaciones de saneamiento. La principal, la relacionada con un Poder Judicial que ha ido demasiado lejos en todos los sentidos. Después de sus últimas barrabasadas, la costra judicial ha sido percibida por la ciudadanía como un problema, cuando en épocas recientes (juicio a los políticos catalanes) era percibida aún como una solución.

Para esta cuestión y para otras de calado parecido, el país necesita el aporte de mayorías cualificadas. Pleno respeto a las decisiones de los jueces, por supuesto; pero una vez hallado el paño suficiente, se trata de ser tan flexible en este tema como Pedro Crespo, alcalde de Zalamea.

La estrategia de la clase contra clase no sirve de nada, ahora mismo, si es que ha servido alguna vez. Es la política de alianzas lo principal. Pablo Iglesias lo ha entendido bien, y ha tenido la honradez, pero también la inteligencia, de dar un paso al lado cuando se ha dado cuenta de que restaba más de lo que sumaba.

La realidad no es simple, sino compleja; no es rectilínea, sino poliédrica. El gobierno de Sánchez mantiene íntegros su programa y su coalición firme con UP, y al mismo tiempo se prepara para recibir refuerzos por su derecha. Entramos en un período crítico para plantear un futuro de progreso.

 

viernes, 16 de julio de 2021

REIVINDICACIÓN DE CIRCE

  


John William WATERHOUSE, “Circe ofreciendo la copa a Odiseo” (1891), Gallery Oldham.

 

Debo a un ensayo de Carmen Estrada, “Odiseicas. Las mujeres en la Odisea” (Seix Barral 2021) algunos de los mejores ratos de lectura de este verano. Lo he agradecido mucho, en un momento en el que la actualidad rigurosa solo encuentra insensateces judiciales para ofrecernos.

He dado muchas vueltas en este blog a la Odisea. He puesto a Penélope en un altar, por leal, por sabia, por hermosa, por ingeniosa. De Circe dicen las lenguas de doble filo (Ovidio, por ejemplo) que era totalmente otra cosa. Y sin embargo, en la película “Ulises” de 1954, o bien el director Mario Camerini, o el productor Carlo Ponti, colocó en los papeles de Penélope y de Circe a la misma actriz, Silvana Mangano. No fue deseo de ahorrar en nómina, y tampoco una decisión inocente. Había en ese doble papel la sugerencia maliciosa de que detrás de cada fiel esposa hay una bruja depravada, o de que el así llamado “eterno femenino” se extiende a los dos extremos, y todo Odiseo de barriada debe estar atento a no beber descuidadamente filtros que se le ofrecen y no se sabe lo que contienen y a lo que inducen. Los Odiseos están diseñados para campar en abierto, y las Circes-Penélopes o Penélopes-Circes, tanto monta monta tanto, a lo que van es a retenerle en el lecho conyugal o cuasi, con filtros amorosos que inventan o que trafican.

Algo así. Quizá debo añadir, por escrúpulo de conciencia, que a mí de adolescente, en tratándose de un filtro ofrecido por la Mangante, lo que fuera, y si había de acabar encerrado en una pocilga de la isla de Eea, pues vale, adelante, no hemos venido a este mundo desastrado para luego andarnos con fifiriches, y la Mangante era mucha Mangante.

Me alegro entonces de la composición que sobre Circe hace Carmen Estrada (cita también la autora otras dos reivindicaciones recientes de la diosa, obra de Madeline Miller y Lourdes Ortiz, que no conozco). Nada que ver con el estereotipo misógino. Circe ayuda a Odiseo, le ama sin pretender poseerle, y no le retiene cuando él quiere irse. Por cierto, recuerda Estrada –pág. 123- que, junto a Circe, el héroe olvida por primera y única vez en la epopeya su deseo de volver a Ítaca. Son sus hombres quienes se lo recuerdan, impacientes después de un año de estancia, cuando ya la hechicera les ha vuelto de nuevo de cerdos a guerreros, más altos, fuertes y saludables que antes. Circe no pone ninguna pega a la marcha de Odiseo, y le da además buenos consejos y advertencias pertinentes ─que él no siempre va a seguir─ para volver a su casa, con su Penélope particular.

¿Por qué, entonces, esa manía secular a Circe, esas acusaciones de bruja, trapacera y engañadora? La autora arriesga una opinión, que me parece muy fundada en las cosas tal como son. Copio la cita (p. 135) como gancho para los que se animen a leer este hermoso libro:

«Lo incómodo del episodio de Circe en la Odisea, lo que queda enmascarado en la tradición posterior, es que la diosa asume un rol nada habitual ni en la sociedad real ni en la ficción. Circe es independiente, toma la iniciativa erótica, constituye el elemento poderoso y sabio de la pareja, y es el quehacer amoroso de Odiseo el que le permite obtener contrapartidas de la diosa… La mujer es la que otorga favores a cambio de sexo, y esto no se perdona fácilmente. Es casi un prototipo inverso…»

 


Silvana Mangano en el papel de Circe, en el “Ulises” de Carlo Ponti.

jueves, 15 de julio de 2021

EL ESPERPENTO

 


Hércules desvía el río Alfeo para limpiar los establos del rey Augías. Lienzo de Francisco Zurbarán, en el Museo del Prado.

 

La votación estuvo tan reñida (6 a 5) a pesar de la inclinación muy mayoritaria de la institución hacia la derecha, que cabe decir que el esperpento solo pudo ganar en la ruleta de los penaltis.

Hubo una resistencia clara a hacer el ridículo, por parte de una minoría cualificada del Tribunal Constitucional. El ridículo, sin embargo, aferrado a las consignas recibidas, finalmente se impuso. La victoria fue pírrica. Según doctrina ocurrente del Constitucional constitucionalista, no debió haberse declarado el estado de alarma sino el de excepción. Sorpresa. Nadie emitió tal dictamen preventivo en su momento, otras preocupaciones eran prioritarias y ha tenido que ser Vox la formación que haya denunciado la anomalía.

Es lícito, con todo, sospechar que, de haberse declarado en su momento el estado de excepción y no el de alarma, sus señorías abrumarían ahora al gobierno con reproches por su desmesura. Oigan, adónde van, estados de excepción y de guerra solo los declaraba Francisco Franco.

De no haberse dejado llevar por el hooliganismo constitucional, el alto tribunal se habría dado cuenta de que una jurisprudencia tan chunga tiene un efecto boomerang implacable. Al alimentar su desprestigio, los miembros favorables a la inconstitucionalidad de la alarma en un estado de pandemia galopante, están encenagando aquello mismo que fue creado para “fijar, limpiar y dar esplendor” (a semejanza de la RAE) a la justicia en tanto que base de sustentación de la democracia en España.

A sus señorías no les ha importado una higa. Mi intuición es que están mucho más pendientes de las puertas giratorias que tienen colocadas a su alcance, para salir de estampía hacia ellas en cuanto alguien dé la voz oportuna. Por eso adulan a quien les pueda poner una oficinita curiosa en pleno centro de Madrid, a dos pasos de los ministerios, de los grandes almacenes y de los mejores bares de tapas, en la que vegetar agradablemente algunas (no muchas) horas diarias, entregados al dolce far niente a cambio de una morterada en emolumentos varios. Nuestros/as jueces/zas son humanos/as también en sus flaquezas, como los dioses de Homero.

Pero el esperpento que han fabricado queda ahí, impertérrito, como un enorme zurullo en mitad de un camino real. Hará falta una reforma a fondo de la judicatura, en todos sus aspectos (acceso, ascensos, elección de órganos, etc.), para limpiar los actuales establos de Augías de modo que no quede ni la sombra del olor pestilente que ahora mismo transmiten.

Será algo así como desalojar otra momia de debajo de la cruz del Valle de los Caídos. Esta será la segunda.