martes, 31 de agosto de 2021

TRANSVERBERACIÓN

 Relámpagos de agosto

 


Gian Lorenzo BERNINI, ‘Éxtasis (o transverberación) de Santa Teresa’ (detalle). Roma, Santa Maria della Vittoria.

 

«Veía un ángel cabe mí hacia el lado izquierdo en forma corporal, lo que no suelo ver sino por maravilla. [...] No era grande, sino pequeño, hermoso mucho, el rostro tan encendido que parecía de los ángeles muy subidos, que parecen todos se abrasan. Deben ser los que llaman Querubines [...]. Veíale en las manos un dardo de oro largo, y al fin del hierro me parecía tener un poco de fuego. Este me parecía meter por el corazón algunas veces, y que me llegaba a las entrañas. Al sacarle, me parecía las llevaba consigo y me dejaba toda abrasada en amor grande de Dios.»

Teresa de Ávila, ‘Libro de la Vida’. Capítulo XXIX.3

 

Bernini plasmó la transverberación, que algunos llaman éxtasis, de Santa Teresa en un grupo escultórico en mármol que le encargó el cardenal Cornaro para el lugar en el que tenía dispuesto ser enterrado, en una capilla de la Iglesia de Santa Maria della Vittoria, en Roma. El cardenal se excedió en su gusto indiscreto por lo que los ingleses llaman peeping, ya que hizo que el artista les inmortalizase a él y algunos familiares sentados en un balcón desde el que podían observar a su sabor los pormenores de una escena que por naturaleza ha de tener un carácter rigurosamente íntimo.

Lo que Bernini cinceló con rigor es lo mismo que queda descrito en el Libro de la Vida de la santa, y no hay que darle más vueltas. Se las dio don imPío Baroja, cuando comentó que se trata de una escena de cama en la que se ha escamoteado el galán. El comentario resulta cínico, habida cuenta que la santa aparece, en sus propias palabras, “toda abrasada en amor grande de Dios”, aunque da alguna justificación al mismo el voyeurismo en manada de los Cornaro asomados al balcón.

La transverberación es, pueden verlo en el diccionario, una experiencia mística. Todos tenemos nuestra propia idea de lo que es y no es la mística y lo que es y no es una experiencia. En la más terrenal de las interpretaciones posibles, el rostro en primer plano de Teresa expresa mucho más que una adocenada “escena de cama” como ocurren cada día millones en el planeta.

Valorar de forma adecuada esta singular pieza escultórica (no conozco otro ejemplo en el que el “alma”, para expresarlo con un término equívoco, de la protagonista quede tan al descubierto) es posiblemente, también, un acto de feminismo. Por mi parte siento un enorme respeto y admiración, tanto por el “arpa” arrumbada en el ángulo oscuro del salón, como por la “mano de nieve” del artista que ha sabido pintarla.

 


Los Cornaro, amontonados en su balcón de proscenio.

 

domingo, 29 de agosto de 2021

FASCISMO E INTEGRISMO, VASOS COMUNICANTES

 No es la primera vez, ni será la última, que doy voz a Tarso Genro, emblema de la oposición trabajadora y democrática de Brasil, en este blog. En este caso, desarrolla un análisis certero ─desde la periferia del imperio─ según el cual fascismo e integrismo, dos opciones aparentemente contrarias, son en la práctica vasos comunicantes por los que circula una misma sustancia vicaria, enfeudada a poderes fácticos bien conocidos.

 

Niños muertos de Kabul enganchados en alambradas de espino, o la barbarie que nos arrasa (*)

El aeropuerto de Kabul es el pequeño espacio global donde, hoy, civilización y barbarie se miran desde los dos lados de la valla

Tarso Genro (**)


 


El ex Secretario de Estado de EUA, Michael R. Pompeo, reunido con el delegado de los talibanes en Doha, Qatar, el 12 de septiembre de 2020. [Foto del Departamento de Estado: Ron Przysucha / Domínio Público]

 

Bolsonaro se ríe en público de quienes pasan hambre y dice, a la “capillita” de idiotas que le adulan, que representan solo a una pequeña parte de nuestro pueblo: «¡No compraremos alubias, compraremos fusiles!”. Repite así la fórmula fascista, degradada por su proyecto de poder miliciano –sin partido, sin ideas, sin compasión─, y recomienda, como quería el Duce, el “armamento general del pueblo”. Quiere sustituir a las Fuerzas Armadas, cuyo deber constitucional es defender la soberanía nacional y la estructura republicana del Gobierno, por una milicia dispersa, sin ley y al margen del orden.

Bolsonaro disuelve el Estado y los poderes soberanos con una frase letal: «¡Compraremos fusiles, no alubias!» Es la fórmula mediante la cual extiende la barbarie por el territorio y alimenta la utopía de la derecha, que imagina un país sin Derecho y sin Estado, reducido a un espacio de mercado controlado por milicias criadas en las sentinas clandestinas de la ilegalidad. Las Fuerzas Armadas no dicen nada. ¿Quién lo dirá?

En el apogeo de la Europa democrática y burguesa, su civilización pensaba en sí misma como la vanguardia (Mattei) ante la cual “la ignorancia se disiparía con el aumento de las luces del conocimiento, el deseo se plegaría a las órdenes de la razón, y la barbarie se sometería a la civilización en una conversión de todo su ser…” Esta encarnación de la razón democrática por parte de la Europa civilizada no ha prosperado, y están en peligro los fundamentos del Estado público asediado por los bárbaros.

Los reflejos tenues de aquella civilización rompieron durante siglos en las playas de América Latina, en una gigantesca sucesión de convulsiones. Sus desdoblamientos bárbaros y civilizatorios persisten: los bárbaros, representados en un fascismo transmutado por las élites locales en autoritarismo oligárquico; y los reflejos civilizatorios, sobreviviendo en los resquicios de vida democrática que han conseguido mantener. Es preciso pensar en Kabul, no como un eslabón perdido de este proceso, sino como una metáfora del desastre histórico que está poniendo en crisis lo que queda aún de la democracia liberal.

El aeropuerto de Kabul es el pequeño espacio global donde, hoy, civilización y barbarie se miran desde los dos lados de la valla. En un lado están los soldados americanos, que cumplen las órdenes de controlar las vías de escape, demasiado exiguas; y, en el otro, el talibán victorioso, que tolera que los “ultra radicales” hagan estallar bombas en medio de las personas en fuga, desesperadas por el abandono. Los niños muertos que los soldados del Tío Sam desenganchan de las alambradas de espino de las vallas de Kabul marcan la trayectoria de un siglo que comenzó en crisis y se aproxima al desastre.

Los soldados americanos son del mismo país que armó y organizó a los talibanes, y en 1994 permanecieron inmóviles –durante la administración de Bill Clinton– ante el asesinato programado, en Ruanda, de 800.000 tutsis en 100 días de carnicería. No podemos olvidar que buena parte de los iluministas europeos de derechas siempre han considerado el colonialismo como un “proceso civilizatorio.”

La barbarie por omisión, en el caso de Ruanda, fue un reflejo tardío del pensamiento crítico de las clases dominantes del mundo, escenificado por quien se presentaba como “estado-policía” mundial, con la intención exclusiva de proteger sus intereses de dominio de la tierra y de las riquezas minerales. A esos espacios coloniales y neocoloniales se les adjudicaba una “policía” cuando el costo de la intervención quedaba compensado por una tasa de retorno aceptable en términos de felicidad imperial.

El acuerdo con los talibanes ─en Afganistán– tiene aún el mismo sentido, coherente para quien, durante décadas, ha seguido actuando en territorio latinoamericano apoyando las dictaduras terroristas que nos infestaron en el siglo XX. El régimen talibán se constituyó y apoyó para enfrentarlo a los soviéticos, no para organizar un “estado de derecho” en un país de tradición fuertemente tribal. La reflexión que aportan los acontecimientos de Kabul a nuestro país infeliz, ahora que incluso el establishment considera que nos gobierna un energúmeno, es todavía más compleja.

Nuestro talibán, aquí, es un hombre al frente de un movimiento que penetró en el recinto del Estado y viene alimentando poco a poco, en una parte del pueblo, un espíritu belicista: no es una organización política asentada en una estructura de clase, ni un núcleo de poder formal, sustentado por el dinero de los ricos tradicionales. Es un grupo de aventureros amparado por recursos de una “lumpen” burguesía sin grandes riquezas pero “experta” en trampas y pelotazos rentables.

Cuando Bolsonaro tiene el valor de decir que los fusiles son más importantes que las alubias, que la armas pasan por delante de los alimentos, que la guerra es preferible a la paz, su gobierno ya no es tan solo ilegal e ilegítimo. Entonces se identifica con las dos barbaries de Kabul: la que hace estallar bombas en medio del pueblo indefenso y proyecta criaturas contra las alambradas de espino, y la que organizó a los talibanes para llevarlos al poder en nombre de la civilización, con sus secuelas de fracaso y sangre derramada.

 

(*) Publicado originalmente en la revista Sul 21, número de agosto 2021. La traducción, muy de circunstancias, es mía.

(**) Tarso Genro ha sido gobernador del estado de Rio Grande do Sul, alcalde de Porto Alegre, ministro de Justicia, ministro de Educación y ministro de Relaciones Institucionales de Brasil.

 

LA ANUNCIACIÓN CON UN LIBRO

 


Detalle de la jamba derecha del portal de la catedral de Altamura, Puglia. Corresponde a la mitad de una Anunciación. El Ángel está en la jamba izquierda, y todo aquel que cruza la puerta del recinto sagrado se cruza también con el Espíritu Santo que vuela, cumpliendo órdenes, en dirección a la doncella que lo seguirá siendo incluso después del parto. La foto es de Carmen Martorell, a ruego mío.

 

Toda la anécdota es muy conocida: quiero decir el ángel, el espíritu que fecunda a la virgen “ancilla Domini”, y el “hágase en mí según tu palabra”. Me detengo en el libro, por dos razones: la primera, porque es un anacronismo, no existía ─no podía existir─ en la situación original; la segunda, porque aparece suspendido en el aire. Levita.

No existían libros de este porte en Nazaret, año 1. Cuando fue labrado el portal de Altamura, ya avanzado el siglo XIV, eran una novedad rabiosa. Recuerden que Gutenberg aún no había nacido, que los libros se recopiaban en los scriptoriums, se miniaban y se confeccionaban artesanalmente, protegiéndolos entre tapas de cuero a menudo fileteadas de oro y trabajadas como joyas. Solo disponían de tales artículos de lujo personas con una alta capacidad adquisitiva, que por lo general encargaban su confección a artesanos itinerantes, muy escasos y muy hábiles, que eran invitados a las cortes de los reyes y los nobles.

La presencia del libro en la escena tiene una intención ejemplarizante. Se trata de hacer visible para el vulgo que, en un instante tan excepcional de su vida, María está concentrada en sus rezos, y no atenta a su placer.

Pero además el librito de oraciones era un símbolo de estatus en el Trecento, y quizás es esa la razón última de que el ejemplar abierto en el aire (o sostenido por un soporte invisible, al que el escultor no da ninguna importancia) que lee María, levite ante la Virgen con un realismo apabullante, de forma que todo su pequeño volumen sobresale de la piedra en un audaz "escorzo" (no sé de qué otra forma llamarlo) en altorrelieve.

El libro levitante, las manos cruzadas, la sonrisa inefable, los pliegues dulces del vestido casto, el sagrario esbozado con dos columnas que sostienen un arco lobulado con motivos vegetales. Esta es una de mis representaciones favoritas de María, dócil y enigmática, trascendiendo en su persona el misterio que la traspasa sin tocarla.

     

sábado, 28 de agosto de 2021

EL PUDRIMIENTO PROGRESIVO DE LA DERECHA

 


Thatcher y Reagan, los padres fundadores de la perversión original de la derecha que está llevando a sus discípulos, o bien a la inanidad, o bien a las casamatas, depende del gusto.

 

Hay cierto derrotismo en el ambiente. En las redes sociales aparecen voces que advierten de que las izquierdas (es decir, nosotros) nos estamos derechizando, y el tsunami PP-Vox se nos va a tragar en los comicios venideros, a no ser que espabilemos pronto.

No lo creo. O sea, si la izquierda está así de mal, yo pregunto, ¿dónde está la derecha?

Oigan, la derecha ha tirado la toalla de la política y se dedica a otra cosa. Luego se lo explico aquí de forma pormenorizada, pero mientras tanto me hacen el favor de leer un post reciente de José Luis López Bulla, “Casado, perdido y hallado en el búnker” (lo encuentran en http://lopezbulla.blogspot.com/2021/08/casado-perdido-y-hallado-en-el-bunker.html)

La derecha, en una palabra, se ha tirado al búnker, del mismo modo que la judicatura se ha tirado al monte. José Luis termina su ejercicio de redacción preguntándose qué postura tomará el búnker frente a la reforma de las pensiones y la subida del salario mínimo. La pregunta es retórica: el búnker estará en contra, por descontado. Pero no porque tenga un proyecto alternativo ni porque el tema choque con sus convicciones ni con sus “raíces profundas”, sino porque no tiene ganas de ponerse a pensar ahora, lo que faltaba para el duro.

Tenemos un país en el que la izquierda gobernante se ve obligada a ejercer también de derecha. Ojo, no es que se derechice, la cuestión es distinta; ocurre que tiene que velar por el común de los ciudadanos y no exclusivamente por quienes considera “suyos”; y en ese trance, tratar de conservar equilibrios delicados que los señores Casado y Abascal, de un lado, y Lesmes y Marchena del otro, se pasan por el arco de triunfo. (Menciono solo a los cabecillas más a la vista; el gang implicado es notablemente numeroso.)

En una entrada reciente de mi blog, preguntaba dónde están las derechas de antaño. Me ratifico y enfatizo. La izquierda siempre ha reivindicado la ética en la política, es de alguna manera su punto fuerte, y la derecha ostentaba  por su parte tres superioridades difíciles de contrastar: la superioridad de los saberes, la del capital financiero que inyecta en la estructura productiva, y la de ser portadora de un proyecto de progreso desigual pero no, en principio, excluyente.

En dicha entrada (ver http://vamosapuntoycontrapunto.blogspot.com/2021/08/donde-estan-las-derechas-de-antano.html) comentaba hasta qué punto la derecha ha desertado de sus tres responsabilidades clásicas, y no tiene nada que ofrecer a la sociedad en el terreno de la política. El conglomerado financiero-industrial se ha convertido más o menos en una enorme maquinaria extractora-aspiradora de rentas, dirigida de preferencia a negociar las carencias de los humildes y lucrarse con sus necesidades. La educación, la sanidad, los alquileres de viviendas, las hipotecas, la previsión social, las pensiones, las vacunas, las residencias para ancianos, ofrecen un campo amplísimo para el revoloteo de los buitres. Su única preocupación al respecto es que no intervenga la “política” (en forma de normas taxativas legisladas según los protocolos de las mayorías parlamentarias) a fin de imponer restricciones en sus cazaderos de rentas preferidos. Por eso la actividad política principal y casi única de la derecha, hoy, es la de bloqueo.

La situación no es buena, pero tampoco tan mala como para caer en el desánimo. Se está avanzando en la corrección de las desigualdades, siquiera sea entre ataques de nervios porque no se va lo bastante deprisa.

Pero se avanza, ese es el dato que importa.

 

viernes, 27 de agosto de 2021

LA CANCIÓN DEL PIRATA JUDICIAL

 


Atenas desde el aire. En primer término el Odeón de Herodes Ático, recostado en la roca de la Acrópolis. Al fondo, el monte Licavittos emerge entre el caserío de la capital.

 

Han rendido sus pendones cien naciones a mis pies,

y yo me cisco en la ONU y en su dictamen después.

(‘La canción del Supremo’, José de ESPRONCEDA y YO)

 

He atravesado Europa en un leve salto, y me ubico desde ayer a primera hora de la tarde en la aglomeración de Atenas. Me encuentro a un huso horario de España, y además el wifi de la visita anterior no me funciona. Parece que, en el escalón tecnológico en el que nos encontramos, se trata de inconvenientes que no tienen apenas importancia; pero cuando los ves de cerca, asustan.

Les voy a poner un ejemplo práctico, me he enterado casi al mismo tiempo del dictamen del comité de derechos humanos de la ONU sobre el juicio al juez Baltasar Garzón, y de la respuesta del Tribunal Supremo.

Les haré una breve síntesis del tema, por si no están al tanto, ¡ha sido todo tan rápido!

Por allí el comité de la ONU dice que la sentencia del TS fue injusta, por las razones equis y be, y Garzón debe ser resarcido en un término máximo de seis meses; por aquí el TS responde que ese dictamen no le vincula. Seguirá en sus trece. El juez Marchena no ha pedido todavía la extradición del comité de derechos humanos de la ONU para ser juzgado por intento de sedición judicial con contumacia, pero todo es cuestión de un par de güisquis más en el after hours, y de que alguien le desafíe: «Marchenilla, jodío, no tienes tú cojones para hacer eso». Nuestro Supremo es muy chulo y muy suyo, y no va a aguantar así como así impertinencias de un comité de mindundis.

En serio, ¿tiene algún recorrido la posición de nuestro poder judicial casi enteramente caduco y además caducado? ¿Es creíble que se ponga a la ONU por montera? El TS ha emitido una nota diciendo que solo se avendrá a rectificar una sentencia condenatoria si así lo decide el Tribunal Europeo de Derechos Humanos de La Haya. ¿Quiere eso decir que considera diferentes los derechos humanos y las libertades fundamentales que se defienden en la ONU y en la UE, y que espera una sentencia más amistosa y comprensiva aquí que allá? ¿Qué sentido tiene agotar un itinerario judicial dudoso cuando está tan claro el fondo de la cuestión, cuando no hay ningún argumento jurídico sostenible para motivar la posición de un colectivo entronizado como la máxima autoridad de uno de los poderes democráticos de este país?

Ahora que ya han calibrado ustedes la desubicación en que me encuentro aquí, en el corazón vivo de nuestra civilización y al pie del Partenón, añadiré que nunca sentí tanto calor este verano salvo tal vez durante diez minutos en aquel día en que estuvimos en la cresta de la ola; pero ha sido gozoso volver a ver el Licavittus en su lugar, el golfo Sarónico abajo, y recorrer los puestos del mercadillo semanal de Egáleo para comprar calabacines, tomates, pimientos y aceitunas aliñadas. En To Piperi hemos comprado naranjas confitadas (deliciosas en un tazón con yogur griego-griego) y pistachos tostados sin salar.

De los incendios, nos han contado los vecinos que la mascarilla anti-covid evitaba que se respiraran las cenizas suspendidas en el aire, que el humo lo cubría todo, que los fuegos cercanos resplandecían en la noche.

Y de la pandemia, que según una ley nueva que entrará en vigor el 13 de septiembre, los trabajadores que no se hayan vacunado las dos veces serán castigados con suspensión de empleo y sueldo. Hasta que aporten el certificado correspondiente.

Por supuesto, la medida ha sido denunciada en todos los tonos como una vulneración de las libertades individuales. Las libertades individuales son tan intocables para algunos como las sentencias de nuestro Supremo. Y allá que van ellos, con diez cañones por banda, viento en popa a toda vela.

 

miércoles, 25 de agosto de 2021

¿DÓNDE ESTÁN LAS DERECHAS DE ANTAÑO?

 


Santa Úrsula Wonder Leyen y sus once mil vírgenes socialdemócratas, masacradas por los talibanes de Atila en las afueras de Colonia. Visión profética de Vittore Carpaccio (detalle), Accademia de Venecia.

 

Pablo Casado viene de Santa Pola arremangándose para la faena, y le ha pedido a Sánchez que se vaya, si no sabe qué hacer con el Mar Menor, y le deje a él, que sí sabe, poner manos a la obra.

También nosotros sabemos lo que saben hacer en el Mar Menor los expertos de nuestras derechas. En 2001 el PP consiguió tirar abajo la protección especial de la albufera, y desde entonces se han sucedido a paso de marcha las arquitecturas faraónicas, la agricultura intensiva y los vertidos incontrolados. Dicen que el problema está en la Ley de Costas, pero eso es el recurso al maestro armero. Casado quiere ahora poner en fila a medio gobierno en el Parlamento antes de que acabe agosto, y pedir explicaciones, uno tras otro, a todos los ministros implicados.

Eso no quiere decir que tenga intención de escucharles. Escucharles nunca, al enemigo ni agua. El objetivo de la maniobra es el acoso, en ningún caso el diálogo.

Las derechas no son ya las que eran. Antes tenían el monopolio de los saberes, y a la gente de izquierda solo nos quedaba el recurso de escucharles con la boca abierta. En la época en la que yo estaba en la comisión negociadora del convenio del Papel, Pasta y Cartón, en la primera reunión siempre había una exposición por parte de la patronal sobre las dificultades de la coyuntura y las expectativas de negocio. Solía durar unos veinte minutos e ir acompañada del reparto a la contraparte de un folleto de colorines en papel couché, repleto de gráficas. Joan Martínez, del comité de MC&M, que estaba sentado a mi lado, me decía por lo bajini: «Son unos hijos de puta, pero hay que reconocer que se lo han currado.»

Ahora es distinto. Los líderes de la derecha comparecen adornados con másteres fantasiosos acreditados por firmas anónimas y sin asistencia presencial, sus currículos están llenos de vaguedades en lugar de títulos concretos, y si les mencionas a la Gioconda te preguntan si te refieres a la coctelería o al bistró italiano. Los folletos en papel couché ya no se estilan; podría haber proyección de diapositivas, pero el cortoplacismo es tan acusado, que la diapositiva de hoy ya no sirve mañana.

Desarzonados de sus saberes universitarios, los representantes de las derechas podrían de todos modos presumir de su dinero, por una parte, y por otra de su capacidad de crear puestos de trabajo. Tampoco. Todo el dinero viene de la Unión Europea, vía Sánchez. El que había aquí mismo antes, lo tienen apalancado nuestras élites en cuentas opacas de paraísos fiscales, cuentas que son gestionadas por expertos de las finanzas que solo se dejan ver de noche y con gafas negras para no ser reconocidos por potenciales agentes de la Interpol.

Y los puestos de trabajo ya no los crea el empresario; los ponen los mismos currantes, en plan falsos autónomos, sin derechos, sin prestaciones y sin cotizaciones a la Seguridad Social. Todo eso que en otros tiempos garantizaban las derechas en un Estado llamado del Bienestar, ha fenecido, no se sabe si por culpa del cambio climático, de la Ley de Costas, del gobierno Sánchez, o del maestro armero.

Ay, dónde están aquellas derechas que habían estudiado y sabían hacer propuestas, ni que llevaran trampa incorporada. Dónde están las nieves de antaño.

 

martes, 24 de agosto de 2021

SALVAR A LAS ABEJAS, SALVARNOS NOSOTROS



Días de vino y rosas (2). Una “foto robada” en la excursión a Puglia, septiembre de 2019; nadie estaba prestando atención al objetivo. Aparezco rodeado de mujeres fuertes, me atrevo a decir que imprescindibles todas ellas. Son Cuca Ollero (de Aristu), Carmen Martorell (de Rodríguez) y Carmen Martínez (de Pla). Hay muchas más, desde luego, pero ellas representan bien al sector.

 

Me llega por Facebook la noticia de que el Instituto Earth Watch (de vigilancia de la Tierra) de la Royal Geographic Society de Londres ha declarado a la abeja el ser vivo más importante para los humanos. Por la miel y la cera que produce, de utilidad en todas las culturas, y sobre todo por la tarea inmensa de la polinización, de la que dependen para reproducirse un cuarto de millón de especies vegetales, muchas de ellas indispensables para la vida tal como la conocemos y la concebimos. El artículo añade una frase atribuida a Albert Einstein: «Si las abejas desaparecieran, a los humanos nos quedarían cuatro años de vida.»

Pues bien, las abejas están desapareciendo. Los apicultores señalan mermas de hasta el 90% en sus enjambres. Es otra consecuencia, en principio invisible, del cambio climático en curso. Esas opciones políticas que niegan no solo el cambio climático sino cualquier cambio de la naturaleza que sea, porque ya se encuentran bien como están, despertarán algún día de su sueño y advertirán que las abejas han desaparecido. No les importará, porque eran las únicas obreras que quedaban sin control, y para zánganos ya tienen bastante con ellos mismos. Pero todos desapareceremos detrás de ellas, en unos cuatro años. Los toros de lidia, que al parecer es la especie que más preocupa a los negacionistas, desaparecerán un poco antes incluso, porque, en tanto que herbívoros, dependen en mayor medida de las plantas.

Después de las abejas, de las plantas y de los toros de lidia, también desaparecerá la especie humana, la más resistente y la más tóxica también para el planeta.

Eso saldrá ganando el planeta, disculpen el comentario ácido.

  

lunes, 23 de agosto de 2021

BILLETE DE IDA


Días de vino y rosas: Javier Aristu (izquierda), Pedro López Provencio (derecha) y yo mismo, más o menos en el centro, en una escalera exterior de Locorotondo, Puglia, en setiembre de 2019.

 

La sanidad madrileña, así privada como pública, no dispone de apósitos, algo tan simple y cotidiano; e IDA responde a las preguntas de los medios que se trata de un problema circunstancial que se resolverá en pocos meses.

En pocos meses, cuando es una necesidad de cada día. “Mientras se resuelve la adjudicación del contrato de suministro.” No pocos amigos míos dirían que ellos solucionarían el problema en un santiamén, que lo único que hace falta para ello es voluntad política.

(Por cierto, me extraña que no lo hayan dicho aún. Quizás lo que ocurre es que la abulia política es un defecto solo achacable a una parte del gobierno de coalición, no al resto de gobiernos monocolores o coaligados del tablero español o asimilado.)

Ha salido a la luz otra cacicada de IDA que revela, por el contrario, una voluntad política muy precisa. En contra de todos los protocolos establecidos, dio prioridad en la vacunación contra el covid a los estamentos religiosos, y “se olvidó” de las residencias, que era por donde debía haber empezado. Lo que ocurrió luego en las residencias es sabido. Dejo la calificación de los hechos a los tribunales de justicia, que mejor antes que luego habrán de intervenir depurando responsabilidades; pero me adelanto a describirlos como un posible crimen contra la humanidad. No hace falta un holocausto en el que perezcan seis millones de almas para que exista este tipo de crimen, bastan y sobran algunos miles de personas para representar a la humanidad doliente cuando se les arrebatan sus derechos inalienables por falta de escrúpulos y por puro cálculo tacticista de pérdidas y ganancias.

No andan mejor las cosas en el terreno independentista catalán. Hay propuestas formales de torpedeamiento de la misma mesa negociadora que antes se exigía como condición sine qua non para abordar soluciones conjuntas a la crisis. La penúltima bravata ha sido que “el Estado debe ser consciente de que en cualquier momento podemos volver a la unilateralidad.” Lo que arregle la unilateralidad en momentos como los actuales es harina de otro costal, pero falta claramente voluntad política ─a Aragonés, Junqueras, Borrás, Puigneró y demás socios del chiringuito─ para examinar a fondo ese otro costal, de harina tal vez ya rancia y agusanada.

En otras ocasiones señaladas, lo que está faltando no es la voluntad política, sino alguna otra cosa. Por ejemplo, vergüenza, cuando se da carrete una vez más a la vieja cláusula del «se acata pero no se cumple». Lean lo que está sucediendo en relación con los derechos laborales de los riders de las plataformas, en la última entrada del blog “Según Antonio Baylos”: https://baylos.blogspot.com/2021/08/obedezcase-pero-no-se-cumpla-los.html

Lo que ahí se describe es la realidad, sin paños calientes ni caramelos que la endulcen. Y la característica común a las tres actitudes descritas en estas líneas es el ejercicio de ese recurso comodón de antipolítica que sigue quien compra únicamente billete de ida (de IDA), sin ninguna previsión de vuelta. Algo solo posible porque las élites financieras, en una situación depresiva del ciclo económico, se dejan guiar por una codicia compulsiva y un cortoplacismo atropellado. Los muertos que queden tendidos en el campo ya se recontarán más tarde. Lo único importante viene a ser el sálvese quien pueda. Pero los cadáveres, ay, seguirán muriendo.

Contra esos gigantes, que no molinos, nos vemos enfrentados, lo queramos o no. Es fuerza movilizarse; esto no es Kabul, esta batalla no podemos permitirnos perderla.

 

domingo, 22 de agosto de 2021

SUCEDIÓ UNA NOCHE

 Relámpagos de agosto

 


¡Son ellos! Úrsula Wonder L. y Pedro Sánchez Castejón, sorprendidos por mi cámara indiscreta en el acto de esquivar, mediante un sofisticado ejercicio de auto-stop, el bloqueo por tierra, mar, aire y poder judicial, al que los tenía sujetos Pablo Casado. Úrsula es la hija única de un multimillonario llamado Don Unión Europea. Casado la pretende y creía tenerlo todo atado y bien atado para celebrar unas nupcias de tronío, en las que no faltarían una cervecita helada en una terraza próxima al Retiro, y la lidia en la Monumental de seis toros bravos, de nombres “Nigeriano”, “Feminista”, “Bolivariano”, “Rogelio”, “Proetarra” y “Catalufo”.

Pero Sánchez ha sido más listo y se ha anticipado a la jugada, dejando a su rival con un palmo de narices al levantarle la novia y con ella los millones de Don Unión.

La bella Úrsula Wonder ha declarado que Sánchez es “el alma de Europa”, y ha puesto en sus manos 91 millones de euros como paga y señal de lo que se avecina. Suenan alegres las campanadas de la medianoche en todos los carillones. A bodas nos convidan.

Pero todo podría quedar aún en agua de borrajas. Fra Casado está dispuesto a recurrir la boda al Constitucional, y pedirá explicaciones a Sánchez en sede parlamentaria sobre su colaboración culpable con los talibanes en el asalto a Kabul. Tiemblen después de haber reído.

  

sábado, 21 de agosto de 2021

LA FUERZA DE LA HIPOTENUSA

 Relámpagos de agosto

 


Anoche, ante el monumento a Pitágoras en su ciudad natal, Samos, hoy Pithagoreio. Foto compartida de un post de Aristides Malanos. Si no me equivoco al citar el original griego, la autoría de la imagen corresponde a Kostis Talos y Tina Mangsakarian.

 

Hay una delicada afinidad entre los números y las palabras, y una poesía oculta brota y se expresa a través de la correspondencia de los unos y las otras. Una imagen afortunada puede ayudar a iluminar ese camino nada obvio. Por ejemplo, en la imagen de arriba, el brazo extendido de Pitágoras parece tocar la Luna llena, en mitad del cielo, gracias a la conjunción poderosa de una hipotenusa tensa como la cuerda del arco de Odiseo.

Magia o trampantojo, llamadlo como queráis pero dad alguna forma de libre expresión a vuestro asombro: aquí aparecen juntos y superpuestos el hombre, la ciencia y las estrellas.

 

viernes, 20 de agosto de 2021

UNA REPETICIÓN INDECENTE

 Relámpagos de agosto

 


Él es Joe Biden, desde luego, imposible no reconocerlo en esa pose de millonario leal y enteramente digno de confianza. De ella, la verdad, no recuerdo el nombre, me parece que venía de algún país del Asia Central que me sería difícil localizar en el mapa.

Ella acababa de casarse con otro, pero Biden se la ganó al marido en una partida nocturna de billar, en un casino de Las Vegas. Las cosas ocurren así en la alta política. Biden ofreció un millón de dólares por una noche con ella. A la chica no le pareció mal, la verdad, y el marido refunfuñaba, pero era mucho dinero y le venía de maravilla. «Lo haré por ti», le prometió ella. «Sí, bueno, claro», replicó él no muy convencido.

Después de una noche inolvidable de amor y de lujo, Biden le dijo a la chica que ya podía volver con el marido. «Pero yo quiero seguir contigo», dijo ella. «¿Sería hasta cuándo?», preguntó él, hojeando con parsimonia su agenda. «Hasta siempre», aseguró ella, «esto va muy en serio, cariño.»

Fue entonces cuando llegó el anticlímax. «Me parece perfecto, pero lamentablemente tengo un compromiso en otro lado», explicó Biden. No parecía nervioso. Pidió un taxi, que se alejó por la avenida que llevaba al aeropuerto donde esperaba su jet privado.

El jet despegó, rumbo a Washington. Ella seguía aún en la habitación del hotel, sin saber qué hacer.

 

jueves, 19 de agosto de 2021

VUELVEN LAS ESTANTIGUAS

 


Fantasmones vagando en la noche detrás de la Parca (fuente, Twitter)

 

Las estantiguas son fantasmones que despiertan pavor, según definición de la Real Academia Española. En la 53ª Universitat Catalana d’Estiu, que se celebra como cada año en Prada de Conflent, se ha aparecido de pronto Laura Borràs, de cuya compañía nos habíamos visto gratamente privados debido al período vacacional, para desautorizar la negociación bilateral entre el gobierno catalán y el del Estado. «Si no entran amnistía y autodeterminación, llegaremos al final de la discusión», ha dicho Madonna Laura, que ha añadido que no piensa estar dos años más “mareando la perdiz”.

Nos damos por enterados de su poco valiosa opinión. Resumida en dos palabras, no se baja del guindo. A la fiesta tipo “revival” se ha sumado Quim Torra, otra estantigua de no tanto volumen (Borràs abulta mucho), pero de mayor ex jerarquía, cuando ha señalado de forma taxativa que la mesa negociadora no debe volver a reunirse.

Ambas voces resuenan con ecos de ultratumba. El maximalismo procesista sigue convencido de que, con su negativa a negociar, está deteriorando la posición del gobierno central y en cambio mantiene intactas sus propias opciones políticas. Se trata de un sueño húmedo. La Laura y el Quim harían bien en estudiar de forma minuciosa lo ocurrido en las recientes fiestas de Navarcles (Bages), cuando la concejala de la CUP subió al escenario en el que actuaba un humorista, arrancó el micro de las manos de este, mitineó al personal diciendo que el tono y el fondo de los chistes le parecían perversos desde sus altas convicciones, y pidió al público que se manifestara al respecto. El público reaccionó de forma inesperada: pidió a la concejala que se marchara y dejara seguir la función. Así se hizo. La concejala ha dimitido, al parecer, y no porque se arrepienta (tornarem a fer-ho!), sino porque se ha sentido presa del desánimo ante tantas dificultades.

Una Santa Compaña de nacionalistas irredentos recorre de noche las festes tradicionals de Cataluña, a horcajadas sobre sus convicciones. Lo que dicen no tiene nada que ver con lo que la gente ve a su alrededor. Los más jóvenes de las ruralías, antes los más convencidos, se están desenganchando con mucha rapidez de esa política (de “toda” política, de hecho, lo cual es deplorable para el porvenir del país). El botellón a corto plazo, y la emigración al extranjero a medio, son sus únicas opciones tangibles. Mientras, una nomenklatura de estantiguas muy bien pagadas sigue convocándonos a todos a perseguir un ideal reseco y apolillado, como si no hubiera ocurrido nada en los últimos cuatro años.

 

miércoles, 18 de agosto de 2021

TALIBÁN Y CUAL



Talibanes. (Fuente, Diario de Noticias)

 

La chos' ne me gên' pas mais le mot me dégoûte

G. BRASSENS, “S’ faire enculer”

 

En las previsiones de la CIA, los talibanes tardarían unos tres meses en entrar en Kabul. Los expertos yanquis pensaron en una fuerte resistencia popular, que finalmente sería vencida; pero esa resistencia no ha aparecido por ninguna parte. Tal vez pensaron incluso ─supongo─ que las mujeres afganas lucharían por sus libertades, en lugar de rezar fervientemente para que “otros” dieran la cara por ellas. No digo que las mujeres afganas tengan la culpa de lo que les pueda pasar; no más que los varones afganos, seguramente algo menos. La situación es indignante, pero no diferente de lo que está ocurriendo desde hace tiempo en Irán, en Arabia Saudí o en los Emiratos, en uno de los cuales sigue instalado a pan y manteles nuestro inefable Campechano. La situación de las mujeres en Afganistán no será muy diferente de la que les ha cabido en suerte en otros países del área, incluso de otras áreas geopolíticas y con otras religiones predominantes.

El asunto repugna sobre todo por el porte decididamente desastrado que vemos en los talibanes. No se afeitan, no se duchan y van vestidos con andrajos. Nuestros compatriotas de Vox piensan de forma parecida en casi todo, pero usan desodorante y visten de Gucci o similar, de modo que muchas barbaridades se les perdonan con un simple “Ya sabes cómo las gasta Santiago, pero en el fondo es pan bendito”.

Han dicho los talibanes que se moderarán, pero eso sí, siempre en el contexto de la ley islámica. A mucha gente eso le ha parecido lo más horrible de todo. ¿Por qué? Quiten de en medio el símbolo ─para unos la cruz, para otros la media luna─, y lo que dice el ayatollah viene a ser lo mismo calcado que sostienen en sus homilías el cardenal Cañizares o el obispo de Granada. La mujer, la pata quebrada y en casa; modesta en el vestir, parca en el hablar, gacha la cabeza, cuidadosa de no provocar los apetitos comprensibles de los atribulados varones siempre proclives a empinarse. Etc. De la cocina a la iglesia (en su caso, a la mezquita), y de la iglesia o mezquita a la cocina, disimulando sus formas corporales bajo ropajes holgados, los cabellos recogidos y ocultos por el velo o la tradicional mantilla, el rostro protegido por el hiyab o la socorrida mascarilla. Les taparían también los ojos ─aberturas por las que acostumbra colarse Satanás─, de no ser por las morradas que se darían las pobres con el quicio de la puerta, y luego cómo se lo explicas a la jueza que ya te tiene tirria por dos o tres veces que se te ha ido la mano.

Para los talibanes y para Vox no existen los crímenes de género, hay varones que matan a mujeres y mujeres que matan a varones, aleatoriamente, así son las cosas, tal y como van para el talibán. Habladles de estadísticas significativas y os contestarán que no creen en las estadísticas, y de todos modos ninguna estadística es significativa, sino solo lo es la voluntad de Alá/Dios.

Los varones de Vox no decapitan a sus mujeres, salvo casos excepcionales y siempre, supongo, debidamente justificados; pero lo que es matarlas, las matan, a la menor infidelidad o sospecha de infidelidad, o simplemente porque la cena no estaba preparada a su hora. Eso de la decapitación es solo una curiosidad típica de algunos lugares, un rasgo de folklore, nada más.

Pablo Casado pedirá cuentas en el Parlamento a Pedro Sánchez por su inaceptable inacción en el asunto de Kabul. Se sospecha que Biden jamás habría retirado a las tropas que defendían la civilización cristiana en Afganistán, de no haber intervenido Borrell para forzarle la mano. Con Biden ha sido fácil, todo el mundo sabe que es un Nicodemo. Donald Trump, en cambio, nunca se habría marchado de Kabul.

Les habría abierto él mismo la puerta de la capital, eso sí; es sabido que a Donald le caen de maravilla los talibanes.

  

martes, 17 de agosto de 2021

CIEGOS QUE GUÍAN A OTROS CIEGOS

 


Pieter BRUEGHEL el Viejo, ‘Parábola de los ciegos’ (1568). Museo de Capodimonte, Italia.

 

En estas estamos que retrocedemos apresuradamente desde la Modernidad hacia la Edad Media. Lo he expresado así en el muro de mi amigo de Facebook (y de muchos lugares más) José Luis López Bulla: «Del estado de derecho a los reinos de taifas, por el túnel del tiempo aceleradamente en marcha atrás. Cartagena, estación términi.» (José Luis había escrito una entrada en su blog, a partir del barrunto de que el “modelo para armar” preferido en la presente coyuntura política es el cantón de Cartagena, o alternativamente el ¡viva Cartagena!)

El cantón mismo en el cual se encuentra Cartagena ha dado señales de vida de inmediato. Sus mandatarios han declarado que llevarán a los tribunales a la ministra Ribera y al jefe del gobierno Pedro Sánchez, por su “inacción”, que ha desembocado en la catástrofe ecológica reciente (una más) ocurrida en el Mar Menor. La taifa murciana no contempla en ningún caso como punible su propia manga ancha con los vertidos; pero sí le parece indignante que desde Madrid no les hayan prohibido prohibir los tales vertidos. Ahí, en lo más alto de la pirámide jerárquica, es donde hay que buscar las responsabilidades de los malos usos de los gobernantes taiferos.

Cunde la confusión por todas partes; pero es una confusión interesada. Se está atando laboriosamente al gobierno de pies y manos, desde el bloqueo del Parlamento hasta la amable disposición del Poder Judicial a liar la troca más todavía. Y finalmente, el responsable de todo ese pimpampum contra el Gobierno, es… ¡oh sorpresa, el propio Gobierno!   

Participo de la perplejidad que describe de forma sobria José Luis López Bulla. Me encuentro sumido en su mismo y angustioso desconcierto. En busca de una comprensión más precisa de las claves de lo que está ocurriendo, he empezado a releer el manuscrito de Adso de Melk que trata de lo que ocurrió en los últimos meses del año 1328 en una cierta abadía situada en algún lugar del noroeste de la actual Italia. (El nombre de la rosa, Umberto Eco, Lumen 1983, traducción de Ricardo Pochtar.)

Y este es el análisis de Adso sobre su propia época, en alguna medida trasplantable también a la nuestra. Figura en el Prólogo de la historia, pág. 22.

«Los hombres de antes eran grandes y hermosos (ahora son niños y enanos), pero esta es solo una de las muchas pruebas del estado lamentable en que se encuentra este mundo caduco. La juventud ya no quiere aprender nada, la ciencia está en decadencia, el mundo marcha patas arriba, los ciegos guían a otros ciegos y los despeñan en los abismos, los pájaros se arrojan antes de haber echado a volar, el asno toca la lira, los bueyes bailan, María ya no ama la vida contemplativa y Marta ya no ama la vida activa, Lea es estéril, Raquel está llena de lascivia, Catón frecuenta los lupanares, Lucrecio se convierte en mujer. Todo está descarriado.»

No sé, parece tan moderno y tan adecuado eso de los ciegos, el asno músico, los bueyes que bailan y Catón, supremo censor, yéndose de putas, que me cuesta echar el freno a la imaginación y recordar que Adso de Melk vivió en el siglo XIV y no pudo haber conocido a nuestros líderes y lideresas.

  

lunes, 16 de agosto de 2021

COMO CABRAS SEDIENTAS QUE VAN A LA FUENTE

 


Fountoukli, Rodas, agosto de 2021, las cabras asaltan la fuente que mana frente a la pequeña capilla bizantina de Ayios Nikolaos (foto Albertina Rodríguez Martorell).

 

Hay tres lugares mágicos en la isla de Rodas que guardan relación con uno o varios acuíferos subterráneos muy abundantes y más o menos conectados entre ellos: son Petaloudes (el valle de las Mariposas); Hepta Piges (las Siete Fuentes), una surgencia continua de un gran volumen de agua dulce que da para llenar un embalse, y, en un punto más alto e intermedio entre los dos citados, Fountoukli, un lugar semiescondido entre los bosques que cubren las laderas del monte del Profeta Elías, cerca del lugar donde los italianos de Mussolini cazaban ciervos y edificaron una especie de pabellón de caza- sanatorio, que quedó abandonado al concluir la guerra mundial y ha sido reconvertido en hotel hace pocos años.

El primer verano rodio de mi nieto Mihail, que había nacido el 29 de mayo de 2007 en el nosocomio (hospital general) de la isla, fue difícil para todos. Las temperaturas rozaban los cuarenta grados, y nos ahogábamos en la casa al nivel del mar que habíamos alquilado. El niño lloraba sin parar, su hermana mayor no estaba de mucho mejor humor, y los mayores nos limitábamos a sobrevivir, sin ganas más que de chapuzarnos en el mar vecino.

La solución idónea nos llegó por una vía natural. El agua del grifo no era muy buena, y mi yerno Niko decidió que subiríamos a Fountoukli con garrafas y botellas para cargar una buena reserva del agua mejor de la isla. Son apenas una docena de kilómetros, en los que la carretera trepa hasta una altitud de unos 500 metros, y unos siete más hasta llegar a ese rincón. Subimos en dos coches. En Fountoukli encontramos la fuente de agua muy fresca, la preciosa capilla, cuatro o cinco higueras cargadas de fruto, un campo de olivos varias veces centenarios, dos o tres cabras en un redil, y media docena de pavos reales sueltos en la naturaleza, que se acercaban con una elegancia sinuosa a curiosearnos y ver si teníamos algo que ofrecerles. (Teníamos, por supuesto. Nunca dejamos de meter en el coche un paquete de galletas para Carmelina, que se sintió feliz por compartirlas.)

Y de pronto oímos risas en el cuco del pequeñín: Mihail ya no lloraba, pataleaba divertido y nos tendía los brazos para que lo sacáramos a ver aquel prodigio.

Volvimos muchas veces a Fountoukli aquel verano, y también los siguientes que hemos pasado en la isla. Entre los árboles que crecen hacia el norte se divisa desde dos o tres observatorios una vista magnífica de la costa septentrional, más el estrecho, la isla de Simi desplegándose en toda su extensión, y la costa turca detrás. Del lado sur, el monte sigue ascendiendo, cubierto de bosque, y tapa todas las posibles vistas.

Lo único que ha cambiado desde aquel año en el lugar es lo de los higos. Por el peligro de incendio en el monte, las autoridades colocaron ahí un retén de bomberos, y como eran gentes jóvenes, ágiles, de buen diente y no tenían mejor cosa que hacer, desnudaron las higueras y se zamparon todo lo que generosamente ofrecían estas al paseante ocasional.

Lo que no vimos nunca fue ese tipo de asalto casi eucarístico a la fuente por parte de las cabras, como se documenta en la fotografía. Se deduce que los dos animales, por lo general tímidos, pacientes y esquivos, se encontraban en un auténtico estado de necesidad.

El agua que están bebiendo es la de mejor sabor y la más fresca de la isla. Seguro que les sentará bien. Carmen y yo contamos con viajar a Grecia (pero, ay, no a Rodas) antes de que acabe este mes, ahora que los fuegos van desapareciendo. Otros amigos se nos han adelantado ya…




Interactuando con pavos reales en el contexto de Fountoukli. Año 2010.

 

domingo, 15 de agosto de 2021

VALLE DE LÁGRIMAS

 


La larga travesía del desierto: carretera de Timoumi a El  Biadh, en el Gran Erg Occidental.

 

In hac lacrimarum valle.

(Del himno “Salve Regina”)

 

Hemos vuelto a la Edad Media, se rumorea por los recovecos de las redes. El Imperio se desmorona, los bárbaros están a las puertas de Kabul y de no sé cuántos lugares más, la civilización antigua arde vorazmente en Grecia y en otros santuarios escogidos. La alcaldesa de Barcelona intentó decir algunas palabras en el pregón de las fiestas del barrio de Gràcia, y recibió un tremendo abucheo. En las fotos aparece en la ventana, amparada por el líder de los fraticelli que la insultaban, y enjugándose una furtiva lágrima.

Y es que hay para echarse a llorar. Lo hace, al parecer regularmente, Quim Torra, ¿saben de quién hablo? Fue aquel hombre que ejerció durante un tiempo impreciso una especie de cargo relacionado con cuestiones de representación de las instituciones catalanas ante el exterior, con prioridad ante Waterloo. El caso del señor Torra es sin embargo particular, porque sus lágrimas podrían tener el mismo motivo de Boabdil cuando escapaba a lomos de mula hacia la Alpujarra y dejaba su taifa indefensa ante el Estado opresor centralizado entonces en Santa Fe, capital de la Vega del Genil. Ay de mi Alhama, o algo así.

Las taifas presentan un gran atractivo en esta nueva edad oscura. Una taifa implica una muy considerable porción de “libertad” en un espacio restringido y, por eso mismo, fácilmente controlable. Entrecomillo la palabra “libertad” porque la utilizo en el sentido que le da el filósofo Fernando Savater como fundamento de una ética bien entendida (“libertad de hacer lo que te dé la gana”). Descontada esa libertad supina, el/la jefe/a de una taifa necesita solo dos cosas más para ser plenamente feliz: una corte y una cohorte. La corte está compuesta por un número indeterminado pero en todo caso amplio de feudatarios y paniaguados que deben favores a quien ostenta el mando y le ríen las ocurrencias; la cohorte fue en tiempos predominantemente física, y armada; hoy, sin abandonar del todo aquella característica, tiende más a lo mediático y a la ultra actividad mediante campañas denigratorias.

Nos estamos quejando ahora de lo mismo que se quejaban nuestros antepasados del siglo XIV: la falta de una autoridad central reconocible; las pesadas servidumbres que incluyen el ius maltractandi y otras corveas, diezmos, gabelas, ayunos y penitencias varias; la inseguridad ciudadana; las grandes pestes y pandemias que recorren los países sin encontrar ningún freno a su expansión; y una fragmentación social cada vez más acusada, que levanta muros entre comunidades y condena a la hoguera a todas las personas extrañas o dudosas, en particular las del género femenino, que es un género extraño y dudoso por naturaleza.

Les hago partícipes de un chismorreo banal: Pablo Casado habría acudido tanto a Sol como a Compostela a ofrecer su cargo central, centralizado y centralista, tanto a Ayuso como a Feijoo: “Tú te quedas con la presidencia del partido y la jefatura de la oposición, y a mí me dejas los sinsabores del gobierno de tu autonomía”, les habría dicho, por turno, a los dos. Y en ambos casos habría recibido como respuesta una enorme pirula. Nasti de plasti, colegui, aquí cada cual a su bola y no hay más.

Ese sería el motivo, si se fijan en las pocas ocasiones en que sale por la tele, de la extraña mueca de Casado mientras maldice de los podemitas y los catalanes. Es que está a punto de echarse a llorar.