lunes, 31 de mayo de 2021

EL LUGAR DE LAS AVES DE PICO DE BRONCE

 


El lago de Estinfalia desde el mirador del Centro de Interpretación.

 

Estinfalia fue el escenario de uno de los trabajos de Hércules. Allí había, según la leyenda, un lago cuyas orillas estaban pobladas por aves muy agresivas, de pico de bronce, que provocaban dolorosas heridas a los habitantes del lugar, hasta forzarles a emigrar. El héroe desecó el lago, hizo huir a las aves y posibilitó la labranza del suelo antes sumergido, de modo que lo que antes era un lugar de suplicio ahora se convirtió en una región rica y próspera.

 


No todo en esa historia es mito. Las “aves” debieron de ser mosquitos de considerable tamaño y picadura amarga. Estinfalia existe, en la parte norte del Peloponeso, y hoy es un espacio natural protegido. Se llega allí desde Kiáto, población costera al oeste de Corinto, por una carretera modesta que asciende casi sin tregua. Sigue habiendo lago con el deshielo, porque se trata de una cuenca endorreica entre montañas. En verano el terreno se deseca y se recogen unos juncos muy flexibles que se utilizan en un proyecto escolar de artesanías. Se ha constatado que el desagüe natural subterráneo de la cuenca quedó obturado en edades geológicas por masas rocosas que fueron removidas por alguna fuerza humana (hercúlea) ya en época histórica. Después, los romanos aprovecharon aquellas aguas primaverales mediante la construcción de un acueducto que llegaba primero a Nemea y descendía después hasta Arquea Corintos; unos 40 km de longitud total. Subsisten algunos tramos del mismo, así como restos arqueológicos importantes en toda la zona.

La excursión a Estinfalia tiene otro aliciente, y es el almuerzo en un establecimiento especializado en el cochinillo al horno. La carta apenas si incluye algún otro manjar, exceptuados el acompañamiento de ensalada y las patatulas fritas de rigor. Los postres son industriales.

Pero los cochinillos son deliciosos. Dada la cantidad de clientes y la celeridad con la que transitaban las bandejas desde los asadores (a la vista) hasta las mesas, preguntamos a la patrona, que nos sirvió en persona (hablo de mayo del año 2016), si se trataba de animales criados en el lugar o si venían, al menos en parte, de granjas más o menos próximas. Y ella nos contestó que todos eran nacidos, criados y cebados con piensos naturales en Estinfalia misma, y que podría darnos el nombre de cada uno de los que en ese momento se estaban sirviendo en el espacioso comedor.  


 

El cuerpo del delito. Delikatessen de Estinfalia.

 

sábado, 29 de mayo de 2021

EL SINDICATO Y/O/CON/SIN EL PARTIDO

 


“Corrientes”, fotografía de Sebastião Salgado.

 

La recentísima decisión de En Comú Podem de alinear a su grupo con los Verdes europeos es, supongo, producto de un montón de buenas intenciones y de un programa de futuro colectivamente asumido. No tengo nada que objetar. Es solo que la decisión viene a dejar al mundo sindical claramente aparte de un proyecto muy sui generis, que responde a una idea de la esfera política interiorizada y pretendidamente autosuficiente, por mucho que presuma de transversal, ecologista, feminista, animalista, y varias cosas más.

Todas esas cosas son muy respetables, pero me importa señalar que los partidos de izquierda en general ─no es un defecto exclusivo de ECP─, al mismo tiempo que se apuntan con entusiasmo a todas las transformaciones en curso, dejan entre paréntesis el trabajo necesario para producirlas. Nos encontramos respecto de sus propuestas en la actitud del obrero de Brecht que preguntaba, ante un libro: «El joven Alejandro conquistó la India. ¿Él solo? César venció a los galos. ¿No llevaba consigo ni siquiera un cocinero? Felipe II lloró al hundirse su flota. ¿No lloró nadie más?»

Excusen la punta de demagogia contenida en la cita. Quiero subrayar la “extrañeza” casi absoluta que se ha instalado en las relaciones (en la falta de relaciones) entre partidos y sindicatos.  

Adolfo Braga, un profesor de Sociología de los procesos económicos y del trabajo en la Universidad de Teramo (Italia), ha dibujado una historia sintética del caso italiano1 desde la caída del fascismo en 1945 hasta la rigurosa actualidad. Señala Braga cuatro fases en la relación partido-sindicato: en la primera, recién producida la liberación, los grandes partidos políticos surgidos de la lucha antifascista en un contexto de guerra y destrucción, debieron “inventar” y poner en pie un sindicato, que fue primero unitario y luego se escindió en tres vertientes ideológicas, la comunista, la socialista y la democristiana (sí, también la derecha apostó en aquel momento por un correlato sindical que garantizara un ideal de “justicia social”).

En la etapa subsiguiente, que duró hasta las grandes luchas obreras de 1968-69, el modelo de relación, en general y más señaladamente entre el PCI y la CGIL, fue lo que Braga califica de “simbiosis” fructífera para ambas partes. Los cuadros políticos del PCI reforzaban las estructuras del sindicato, y el sindicato era por su parte un vivero permanente de cuadros necesarios en un partido que se calificaba a sí mismo de “obrero”. El partido marcaba la línea y fijaba la síntesis; el sindicato aportaba disciplinadamente la mano de obra necesaria para conformar los proyectos a las realidades.

Apenas hubo fricciones en ese modo de plantear la relación. José Luis López Bulla nos ha dejado memoria de una de ellas2, especialmente significativa por la personalidad de sus protagonistas:

En el epistolario de Bruno Trentin se encontró una carta que Trentin dirigió a Palmiro Togliatti el 2 de febrero de 1957. En ella el sindicalista responde a Togliatti sobre una intervención en el Comité Central del PCI. El secretario general comunista afirmó que «no correspondía a los trabajadores tomar iniciativas para promover y dirigir el progreso técnico» y que «la función de propulsión en torno al progreso técnico se ejerce únicamente a través de la lucha por el aumento de los salarios». Trentin no está de acuerdo y le escribe a Togliatti:  «Francamente, nosotros pensamos que la lucha por el control y una justa orientación de las inversiones en la empresa presupone en muchos casos una capacidad de iniciativa por parte de la clase obrera sobre los problemas relacionados con el progreso técnico y la organización del trabajo, intentando quitar al patrón la posibilidad de decidir unilateralmente sobre la entidad, las orientaciones, los tiempos de realización de las transformaciones tecnológicas y organizativas».

Los puntos de vista de Trentin adquieren fuerza en el “otoño caliente” de 1968 y la década siguiente, hasta el punto de establecer un tercer modelo de relación, en el que emerge la gran cuestión de la autonomía (en los Estatutos de los sindicatos españoles se ha preferido el término “independencia”, que posiblemente es inexacto y perturbador a la larga; pero no es cuestión para analizar aquí). Se establecen incompatibilidades entre cargos de dirección de ambas organizaciones, y para la participación institucional de los sindicalistas. En la etapa anterior no habían molestado ni llamado la atención tales cosas, un cuadro capaz pasaba sin problema del trabajo sindical al propiamente político o al institucional, y viceversa; todo era cuestión de mejor distribución de los recursos humanos dentro de la “simbiosis” reinante y de la perspectiva común.

El divorcio llega en 1993-94 con el gobierno “técnico” de Ciampi-Giugni. Los partidos son ya otra cosa, no hay organizaciones de masas, no hay tampoco un partido “obrero” en términos estrictos, la sociedad aparece más diversificada en sus aspiraciones legítimas y/o ilegítimas, con una invasión de los estratos medios de la estructura social por parte de la antigua working class, debido a la existencia de una mayor movilidad social. Dentro de esta nueva situación, sin embargo, Braga señala que la controversia entre D’Alema y Cofferati era aún un “conflicto de familia”, en el que ambas partes obedecían a intereses diversos pero aún conciliables en alguna clase de colaboración pragmática. El choque frontal entre Renzi y Camusso «ya no es, en cambio, un “ritratto di famiglia in un interno”, sino un conflicto entre sujetos muy distintos y muy distantes, que se echan recíprocamente en cara la ausencia de puntos de contacto.»

La historia de las relaciones partido-sindicato en nuestro país recorre un paisaje muy parecido al italiano, con una cronología diferenciada, además de todas las salvedades del caso. Pero este último movimiento táctico de los Comuns, con el alejamiento que sin duda supone de una perspectiva sindical ─no digo la de “este” sindicato, sino la de cualquiera, a pesar de que “este” en concreto posee hoy una situación mucho más consolidada que la de la formación política con la que se relaciona de forma prioritaria; más organización, mejor proyecto, mucha más influencia social─, representa, creo, un desenganche objetivo de los Comuns respecto de la idea de la centralidad del trabajo como motor de la política. Es eso, no otra cosa, lo que lamento.

 

1 Nuove tendenze nel rapporto tra rappresentanza sindacale e rappresentanza política”, en VV.AA., Sindacato, política, autonomía, CRS-Ediesse 2016

2 Ver http://togapunetas.blogspot.com/2015/01/la-parabola-del-sindicato.html


viernes, 28 de mayo de 2021

LA SANTA COMPAÑA DE LOS JUECES

 


La Santa Compaña (fuente, TourGalicia)

 

Podría yo intentar argumentar la conveniencia (ojo, no la necesidad) del indulto a los condenados del procès catalán, pero no lo haría mejor que, por orden de aparición en mi pantalla, José Luis López Bulla, Enrique Lillo y Antonio Baylos en un pas à deux, y finalmente Albert Recio. Lo que ellos han escrito, lo suscribo de muy buena gana. Quiero subrayar que se trata de personas que no se han distinguido precisamente por su benevolencia hacia el independentismo catalán. Todo lo contrario. Es también mi caso, por si hacía falta aclararlo.

Comento, pues, únicamente dos cuestiones incidentales sobre el tema. Una es la objeción de la cautela, repetidamente formulada a lo largo del día de ayer, desde posiciones de izquierda. A saber, el indulto pone un arma muy potente en manos de la derecha y la ultraderecha, y Sánchez podría verse descabalgado del gobierno por un rebote violento del que formaría parte el “fuego amigo” de los González, Bono, Page o Susana.

Cierto, en ese peligro estamos desde la mismísima moción de censura. El Covid provocó un meneo grandísimo en favor de una Gran Coalición (PSOE “clásico” más PP), o alternativamente de un gobierno neutral “de sabios” que se planteara como único objetivo arreglar los destrozos más importantes en la economía (en el PIB, diríamos mejor, que no es la economía sino un subproducto adulterado de la misma), para de inmediato convocar nuevas elecciones. Superado aquel primer brote de pánico, que afectó incluso a algunos primeros espadas de la izquierda plural, entramos en una fase distinta, que no ha sido precisamente de apaciguamiento. Se nos ha ido a su casa un vicepresidente particularmente combativo, debido a las quemaduras de tercer grado provocadas por una sobreexposición a toda clase de trápalas y juego sucio por parte de la oposición abierta o emboscada; y ahora mismo tenemos a la vicepresidenta que le sucedió, en reposo forzoso por prescripción médica, sin duda debido a motivos muy parecidos. La cautela en el tema de los indultos no supondría, en mi opinión, ninguna tregua en la rabiosa ofensiva por el poder político de la derecha establecida más la ultraderecha. Y la retirada de la propuesta pondría asimismo un nuevo argumento en sus manos: “¡Duro ahí, que ya ceden!”

En todo este asunto está teniendo un protagonismo desmedido y nefasto el poder judicial. Primero, Pablo Casado advirtió de que con indulto no habría consenso para la renovación del CGPJ. Es decir, el ejercicio de una potestad perfectamente constitucional del gobierno acarrearía un nuevo incumplimiento de su obligación constitucional por parte del primer partido de la oposición. Asombroso. Pero luego, además (“para más inri”, como decía mi madre), el propio poder judicial se ha pronunciado, sin corresponderle hacerlo, en favor de quien quebranta la Constitución y en contra de quien la cumple.

Con un par. No es la reforma de la Constitución lo más urgente en este momento (acabaría como el legendario rosario de la aurora), sino la reforma del poder judicial y de los procedimientos legales para su elección.

Los jueces están saliendo en procesión, como la Santa Compaña en sus cabalgatas nocturnas por los bosques celtas, para meter el miedo en el cuerpo de los pecadores.

No es la primera vez que lo hacen. Estas ánimas del purgatorio democrático son fastidiosamente prepotentes. Y volverán a hacerlo, ellos también. No lo duden.

 

jueves, 27 de mayo de 2021

PROMO MARX

 



Una buena amiga me remite publicidad de una casa editora que lanza en plan promoción una “Antología” de Carlos Marx. La viñeta no da información sobre lo que se incluye, y lo que no, en ese florilegio de pensamientos cuidadosamente seleccionados; pero, en sí, la idea es buena. No nos damos cuenta cabal de que el hermano más listo de Groucho es un fabricante en potencia de best-sellers, un autor promisorio que, a pesar de contar con una larga y fiel tradición lectora, espera aún ser descubierto por el mundo de las grandes tiradas, de la publicidad agresiva y de una distribución adecuada tipo Amazon.

En mis tiempos jóvenes Carlos Marx era ya muy leído, pero con poco provecho para la industria. Mayormente lo que circulaba eran ediciones clandestinas y/o americanas (cubanas, mexicanas, argentinas), que no se compraban sino que se compartían en círculo como los porros liados a mano. Figúrense, esa clase de libro mazacote, sobado, de papel barato, letra pequeña y muchas erratas. Analizaba el autor el 18 Brumario de Luis Bonaparte, y nosotros convencidos de que se trataba de 18 Armarios sin Gil Picaporte. Un desperdicio de afición desaprovechada.

El editor medio español nunca se ha interesado mucho por estas delikatessen. Aquí, en plan libro regalo, se prefiere con mucho ese otro best-seller a largo plazo, la Biblia de Jerusalén, que se sirve encuadernada en piel y con cantos dorados, envuelta en un papel de celofana que jamás se desenvuelve. La Biblia es con diferencia el éxito de ventas menos leído de la historia de la edición. Y no es que le falte potencial, oigan, pero se cae en el defecto de vender el producto en crudo, sin elaborar, sin adaptar al gusto dominante. No tengo noticia de que se haya lanzado nunca una edición de una Antología de la Sagrada Biblia, “recupere cómodamente desde su butaca favorita los versículos más punzantes del sermón de la misa dominical, que se perdió por dormirse en la Epístola. De regalo, con cada ejemplar se incluye una separata lujosamente ilustrada con la historia de Susana y los Viejos, que usted leerá con una sola mano.”

Marx siempre ha sido otra cosa, algo más serio y sólido si se me permite dar una opinión; pero también ha hecho correr ríos de tinta, como suele decirse. Lo cual no quita que pueda resultar un gran éxito de ventas si se aplica al producto una promoción moderna y ambiciosa, ahora que estamos por fin en el corazón de una sociedad permisiva y la Historia, con permiso de Francis Fukuyama, ya ha finalizado totalmente, de modo que no se vislumbran peligros por ningún lado. Veamos:

·                El Capital, edición resumida en Los Libros de Autoayuda, muy recomendable para obreros perplejos (incluye gráficas explicativas y un audiocasete con la Internacional en seis idiomas).

·                    Lea los Grundrisse, ahora en una fascinante versión actualizada, en cómic, en fascículos coleccionables. De regalo, un lujoso busto en marmolina del autor, que dará un toque de distinción a su recibidor.

·                    Calendario Marx. Desayúnese todas las mañanas con una frase brillante del eminente pensador. «La religión es el opio del pueblo», por ejemplo, es copyright de Marx, y no de Paulo Coelho como generalmente se cree.

·            Bibelots, complementos y bisutería “El Barbudo de Tréveris”, marca registrada.

Etcétera.

 

miércoles, 26 de mayo de 2021

DE FAROL

 


Una terraza en Madrid en 2019 (fuente, El Periódico)

 

Díaz Ayuso construyó su mayoría parlamentaria madrileña desde dos premisas: primera, la superioridad de la gestión privada de los servicios públicos, y segunda, la apasionante aventura de sentarse en una terraza al anochecer para paladear de forma simultánea la libertad y una caña de cerveza.

Recientes noticias llegadas de la capital del reino establecen que se van a rescindir miles de contratos en la sanidad público-privada, debido a que con la retirada de la emergencia ya no hacen falta sanitarios; y que se prohíbe la proliferación de terrazas en la calle, dado que ya no hay obstáculo vírico para sentarse en el interior del local, como venía siendo costumbre ancestral y entrañable.

La conclusión forzosa es que Ayuso envidó de farol en la pasada campaña: no avizoraba la perspectiva de una colaboración público-privada que mejorara los parámetros de la sanidad, sino pura y simplemente buscaba apoderarse de la gestión de un bien público como la salud desde la óptica del beneficio privado y caiga quien caiga. Expresado en román paladino, trató la salud de los madrileños como una mercancía cualquiera, desde la conocida técnica de abaratar los costos de producción, encarecer los precios de venta al público, y colocar las ganancias en un paraíso fiscal para evitar que la voracidad fiscal del Estado se las robara.

Todo lo cual era ya bien conocido. Quiero traer aquí de nuevo, porque estas cosas tienden a olvidarse, las palabras de Joan Rosell, en mayo de 2015, sobre los servicios públicos. Rosell era patrono de patronos, por entonces, y  sacaba conclusiones del crash de las economías occidentales que sucedió a la quiebra de Lehman Brothers. La idea hegemónica era la necesidad apremiante de empequeñecer al máximo el tremendo engorro de lo público, y dejar vía libre a la mucho más eficiente gestión de los empresarios privados, esos abnegados benefactores de la humanidad.

Dijo Rosell en una rueda de prensa, y cito literalmente: «Tenemos las dos grandes partidas de gasto, que son la Sanidad y la Educación, que seguro que si estuviesen gestionadas por empresarios, con criterios empresariales, yo creo que podríamos sacar mucho más rendimiento y podríamos hacer cosas de mucha mejor manera.»

También Ayuso predicaba (seguramente, no hay constancia escrita) la alternativa de la libertad de la terraza y el Zendal como forma de “sacar mucho más rendimiento y hacer cosas de mucho mejor manera”. Y lo mismo, Clara Ponsatí cuando postulaba una República catalana independiente de ese fardo tan engorroso del Estado opresor. Ponsatí reconoció más tarde que apostaba de farol, cosa que no han hecho aún ni el patrono ni la lideresa. El entonces hombre fuerte de la CEOE ha entrado a partir de la pandemia en un extraño silencio al respecto, de modo que sus planes para mejorar la Sanidad y la Educación, si de verdad los tenía, solo podrán ser conocidos el día del Juicio cuando llegue alguna vez, que ya tarda. Lo más probable de todos modos es que Rosell solo se estaba refiriendo a la mejora de su propia cuenta de resultados, más allá de los dudosos beneficios de su plan para la sanidad y la educación, vistas en conjunto como servicios esenciales para la ciudadanía.

Entonces, queda aún pendiente el tema de Ayuso y las terrazas. La CAM no dispensó ninguna ayuda (cero patatero) para la hostelería, pero permitió a cambio la invasión de las aceras públicas por parte de los establecimientos privados. Eso fue cuando hacían falta los votos; ahora, si te vi no me acuerdo. Clausurada con arcos triunfales la etapa de libertad que condujo a su reelección, volvemos a la prosa del socialcomunismo en las terrazas madrileñas. La cañita de cerveza se la beben ustedes en el mostrador, como está mandado.

Y si les apetece de vez en cuando una bocanada de aire libre, siempre tienen a mano la solución del botellón. El botellón es excelente también, y ampliamente recomendable, para lidiar con la sanidad y la educación privatizadas (guárdenme el secreto).

 

martes, 25 de mayo de 2021

PARTIDOS PÚBLICOS O LOBBIES PRIVADOS

 


Michelangelo Merisi, il CARAVAGGIO: ‘Conversión de Saulo en el camino de Damasco’.

 

Comentaba ayer en estas páginas la tendencia habitual (los modernos lo llaman el trending topic) de los actuales partidos políticos a bloquear eternamente las situaciones, en lugar de buscarles esas salidas consensuadas que solían formar parte del bagaje democrático. Pensaba en ese momento en Junts, con su vocación decidida a obstaculizar por todos los medios el vuelo ─ni siquiera rasante─ del gabinete de coalición en el que se ha comprometido sin comprometerse, y despotricando desde el primer día de su compañero de viaje.

La situación podría tener algún parecido remoto (ojo, estoy haciendo tan solo una comparación formal, y sé muy bien que son siempre odiosas; no se me tome a mal) con la actitud de UP en el gobierno Sánchez. Se alardeaba de que esa coalición era un éxito propio y una concesión forzada de la otra parte; los días pares tocaba sintonía de gobierno, y los impares, contradicción. Pero ahí estaba en uno y otro caso Pablo Iglesias como garante último del invento, y como vicepresidente.

Cuando Pablo se ha ido, quemado por tanta exposición como venía acumulando, el tema ha empezado a reconducirse poco a poco bajo la nueva vicepresidencia de Yolanda Díaz, mujer a la que nunca agradeceremos bastante su disposición permanente al consenso con todos, incluso con quienes el consenso se hace tan difícil que vienen a la boca un par de zascas de esos que luego se reproducen en youtube y son coreados en letras de molde en el huffington post.

Sí bueno, pero a quien Junts ha colocado como vicepresidente de Aragonès, es a Jordi Puigneró. Excuso aquí los calificativos y los comentarios, solo diré que Puigneró no reconoce otra realidad sino la virtual. La realidad real, la que llamaríamos analógica para hacernos entender incluso por el hombre de los satélites, provoca en este individuo un rechazo frontal. Niega, por ejemplo, la existencia de Ávila y de Alba de Tormes, que habrían sido respectivamente la cuna y el escenario de las andanzas de una santa andariega que él sitúa, en su propia galaxia virtual, en las proximidades de Roda de Ter y Sant Quirze de Bessora. Puigneró estaría más cómodo en un frenopático que en un gobierno de coalición con quien sea. Pero ha sido colocado por la autoridad competente junto a Esquerra, para arrimar el hombro (y el codo, y la rodilla, si hace falta), de modo que el marcador no se mueva ni por casualidad.

Llegado el caso, no duden de que utilizará el chantaje. ¿Que no, qué va, estoy hablando a humo de pajas? Lean el titular de El País de hoy: «El PP ve ‘casi imposible’ renovar el poder judicial si se conceden indultos a los presos del ‘procès’.»

Eso es puro chantaje. Ni siquiera supone utilizar a la judicatura como moneda de cambio, porque no hay nada que sea de más valor para Casado que el respaldo de los jueces en la situación apurada en la que se encuentra debido a las distracciones de su formación en los balances.

Mutatis mutandis, Junts tiene de la política la misma concepción e idéntico desparpajo que Pablo Casado: todo consiste en agarrarse a los resortes que se tienen a mano y prescindir de cuestiones tales como el bien común, el progreso general y la justicia para todos. Estamos hablando de partidos que han privatizado la política, y solo la conciben y la manejan en función de sus intereses privados e inconfesables.

No son partidos políticos, al menos tal y como solíamos entender ese concepto. Son pura y simplemente lobbies. Lo público les importa una higa, el interés general les provoca ardor de estómago, y solo atienden en apariencia a las aspiraciones de la ciudadanía en los momentos de campaña, cuando gritan “libertad” y “no a la opresión” mientras reparten codazos a uno y otro lado hasta situarse en la primera línea de candilejas.

No tiene un perfil muy distinto el propio Aragonès, si hemos de juzgar por lo que le hemos oído en su toma de posesión. Ha desdeñado ofrecer un proyecto realista y un trayecto viable para cubrir una legislatura corta y abrupta. Se adivina que su papel se reduce a una posta de relevo para pasar dentro de dos años la antorcha a Oriol Junqueras.

Nadie es capaz de imaginar qué prodigios efectuará con esa antorcha el cardenal Mazarino. Habrá que ver para creer. Ocurre, sin embargo, que dos años son ahora mismo muchísimo tiempo, y el tiempo se nos echa encima. No es posible seguir ni un minuto más “gobernando” Cataluña desde la negación de la realidad y la renuncia a toda acción de gobierno, mediante la sustitución de esta última por gritos de ánimo del tipo de “apreteu, companys”. Eso ya lo ha hecho de forma prácticamente insuperable Quim Torra, y el resultado es que nos encontramos donde nos encontramos.

Pere Aragonès podría encontrar un destornillador para la situación en terrenos situados más allá de la coalición de govern que preside, si es capaz de trasladarse a esos terrenos y ofrecer a quien allí se encuentra lo que es dable ofrecer desde un mando de las instituciones no condicionado por tutelas insanas y pegajosas.

No es probable que lo haga, a no ser que las circunstancias le empujen mucho más allá de donde, por el momento, está dispuesto a ir por propio impulso. Pero no desesperen, recuerden el caso de Saulo, que se cayó del caballo en mitad del camino a Ítaca, perdón a Damasco, y aprovechó para sacar conclusiones de la nueva perspectiva que se le ofrecía, con la espalda bien pegada al suelo.

 

lunes, 24 de mayo de 2021

ALGUIEN DEBERÍA DECÍRSELO

 


El secretario general reelecto, Javier Pacheco, rodeado por la nueva Ejecutiva del Sindicato, en la clausura del Congreso de CCOO de Cataluña.

 

En la fiesta del Congreso de las CCOO de Catalunya, brilló por su ausencia el recién investido president de la Generalitat, Pere Aragonès Garcia.

Cierto que todavía no ha tomado posesión del cargo, pero alguien debería haberle explicado la importancia de dejarse ver en ese foro concreto, si más no, para ofrecer una imagen visible de normalidad política. Entiendo por “normalidad” en este caso el hecho de que el presidente de Cataluña lo es de todos los catalanes, sin excepción, y muy en particular además de los que “aquí están, estos son, los que aguantan la nación”.

Aragonès pudo no sentirse preparado para el evento, pero esa no es excusa. Era preferible solventar el expediente con una aparición breve y un deseo genérico de buena suerte en “la fuerza de los trabajos”, lema del Congreso, que no dejar sencillamente de aparecer. Si lo que temió el nuevo lehendakari catalán fue un abucheo, es que no conoce el paño. Si creyó que se encontraría aislado en “territorio comanche”, no cabe mayor distancia de la presunción a la realidad. Comisiones Obreras siempre ha ejercido de anfitrión impecable a los políticos con mando en plaza. En el sindicato hay un interés permanente por una sintonía mejor entre su propia esfera autónoma, la de las relaciones sociolaborales, y la esfera de las instituciones de gobierno, que tanta trascendencia tiene para la “fuerza” efectiva de sus trabajos.

Y el gobierno catalán, por su parte, necesita con urgencia complicidades y avales (hasta donde tal cosa pueda ser posible) para una singladura que se prevé tempestuosa en el ámbito de sus propios socios, correligionarios y aliados. Las maniobras continuadas y los jeribeques de Puchi y su Mesa Redonda no son una forma de presión irresistible para el nuevo gobierno; muy al contrario, tienen todo el aspecto del manoteo desesperado de un cuerpo en caída libre. Puchi sigue señalando a todos la Luna con el dedo extendido, pero la gente se fija más en los equilibrios deslavazados que está haciendo en la cuerda floja.

Vamos a dejar de lado por un momento, entonces, a los partidos políticos y el número de diputados que cada uno de ellos tiene en el Parlament. Los partidos, dispensen ustedes la crudeza, representan hoy muy poco, y deciden menos aún. Todos son “transversales”, lo que significa que carecen de una base social definida que deposite en ellos sus expectativas de prosperidad y de bienestar. Son plataformas “atrapalotodo”, cada cual desde su posición propia en la rosa de los vientos. Y en muchos casos no trabajan para el consenso, sino para el bloqueo político.

Este es un tema serio, a considerar con detenimiento. Si examinamos el panorama político de la actualidad, el único consenso que aparece como operante es el del gobierno de la nación con los actores sociales, a saber las patronales y los sindicatos. Los partidos políticos en diversos grados de oposición se esfuerzan interminablemente, en una situación peligrosa para sus intereses, en poner palos a las ruedas de cualquier negociación en curso, declamar arias de bravura en los medios de desinformación, e inventar sin prisa pero sin pausa nuevos enemigos ocultos de las esencias.

Parecería sensato, estando las cosas como están, que Pere Aragonès buscara de algún modo un espacio amplio de construcción de alternativas que incluyera a la primera organización del país ─después del Barça─ en número de afiliados. El gran problema de esta legislatura va a ser la construcción de alternativas, no la construcción de un Estado propio en Cataluña. Si mira despacio a su alrededor, Aragonès descubrirá que Cataluña “es ya” Estado, y debería serlo más aún para garantizar la buena marcha de una política de las cosas. El gobierno central es solo gobierno central, como su nombre indica sin equívoco posible. La centralidad no supone ningún privilegio especial, es simplemente un ámbito más general que se superpone, con una función de subsidiariedad, a los ámbitos más particulares de cada territorio autónomo (lo de “autónomo” también debería quedar muy claro).

Si cada cual acierta a estar en su sitio, las cosas se moverán en la dirección deseada. El sitio de Aragonès, el pasado fin de semana, estaba, aunque fuera solo por un cuarto de hora y un saludo genérico a las/los congresistas, en la sala de actos del Congreso de las CCOO del país que preside.

 

domingo, 23 de mayo de 2021

COMO ANTES

 


La secuencia de renuncias Artadi – Canadell – Rius ha dejado bastante clara la estrategia del Zorro del Desierto Belga: dado que era imposible torpedear la investidura, el objetivo pasa a ser minimizar su importancia. El cargo de president, tenido hasta el presente como metro de platino iridiado de la legitimidad histórica, ha pasado “en horas veinticuatro” a ser devaluado y desvestido, por así decirlo, de la túnica sin costura cuyo resplandor sobrenatural lo cubría. Junts aportará al govern de Aragonés consellers de segunda fila, independientes reclutados vía contrato temporal posiblemente en una ETT. Mientras, por los callejones se murmura sobre Jordi Sánchez, vendido a Junqueras por treinta monedas, y en la CUP tuercen el gesto porque el conseller Jaume Girò les parece demasiado de derechas. ¿Se ha caído del guindo de pronto Pau Juvillà, secretario tercero de la Mesa del Parlament? No, no lo parece. Los chicos de la CUP siguen montados en el guindo y aferrados sólidamente a la rama que les sostiene en el aire. Su percepción respecto del hombre de la Caixa y Repsol les viene remitida directamente desde Waterloo, cuyo inquilino no es precisamente un ejemplar de la izquierda irredenta.

Estamos como antes. “Come prima”, cantaba Toni Dallara, un “urlatore”, y los adolescentes de la época, poco versados en latines, creíamos que estaba invitando a su prima a probar algún bocado delicioso.  

Junts se afana entonces en una labor de fontanería: desguace del governet de la Generalitat, antes tenido por el no va más, y sustitución en el sancta sanctórum del Templo por un Consell per la República neblinoso y sin encaje en ningún ámbito institucional conocido ni por conocer, pero con la ventaja insustituible de su fidelidad inquebrantable al maestro armero.

Hablemos un poco más de fidelidad. Elsa Artadi ha demostrado tener dicha virtud en un grado heroico y, como se dice en los repartos de medallas militares en las películas yanquis, «más allá del sentimiento del deber». Dirigir la economía y las finanzas de Cataluña era su sueño dorado desde que lo probó a las órdenes de Soraya Sáenz de Santamaría con gran satisfacción por ambas partes. Esta era su ocasión soñada de reivindicarse, su Gran Bola de Fuego como lo habría dicho Jerry Lee Lewis, otro rockero de la época de Dallara.

Cuentan las crónicas de la verdad oculta que su renuncia fue consecuencia de una larga conversación confidencial con Oncle Charles en Waterloo. Mucho debió de bregar el Gran Timonel para convencer a la neófita de que había de renunciar a su sueño, con sus galas, sus alfombras rojas, sus obras y sus pompas. Mucho tiene que haberle prometido y muy difícil va a ser que esté en condiciones de cumplirlo. Será en definitiva un impagado más en el largo rosario de deudas incobrables del Houdini de nuestro tiempo.

 

sábado, 22 de mayo de 2021

ALARMA GENERAL, ¿QUÉ ESTÁ PASANDO?

 


Una imagen icónica. ¿Es este el mundo con el que soñábamos?

 

Israel ha llegado a un acuerdo provisional de cese el fuego con Hamás; el rey de Marruecos se ha avenido (más o menos, mejor no meneallo) a razones; Junts y ERC han encontrado una solución ─precaria y provisional─ a sus desavenencias, lo que ha permitido la formación de un Govern altamente inestable después de largos meses de empantanamiento. Incluso Jiménez Losantos ha alabado la intervención en Ceuta del presidente Sánchez, por una vez y sin que sirva de precedente. Todo ha sucedido de repente, el mismo día, como si Titania, la Faerie Queene o Reina de las Hadas, hubiese esparcido por doquier polvo mágico de estrellas en el sueño de una noche de mediados del mes de mayo. Lástima que la onda corta de la coyuntura excepcionalmente favorable no haya llegado para un consenso sobre la renovación del Poder Judicial.

Oigan, ¿qué está pasando aquí? ¿Dónde está la Ley de Bannon sobre la férrea pauta del encabronamiento universal, que ha venido a suceder a la de Newton sobre la gravitación y a la de Murphy sobre el empeoramiento natural de las cosas?

Alguien tendrá que dar explicaciones. Una voluntaria de la Cruz Roja llamada Luna recostó la cabeza de un migrante, cuyo nombre no ha trascendido, sobre sus turgentes senos (Cristina Seguí lo vio así) en la playa ceutí del Tarajal, y sin embargo no han rodado cabezas en las altas esferas. Nadie ha dimitido en el gobierno ilegítimo. Se nos está tomando el pelo. Los índices imposibles de vacunación del personal se están cumpliendo sin novedad, e incluso se da al personal la opción de elegir entre Zeneca y Moderna para el segundo pinchazo, como si estuviéramos todos en un anochecer de terraza del Madrid ayusino.

A la mierda todo. Algo falla de forma clamorosa en alguna parte. Todas (o casi, la excepción es lo del CGPJ) las tensiones del mundo se han aflojado de repente en el curso de un cuarto de hora tonto, debido tal vez a una alteración minúscula en el funcionamiento regular de la contigüidad del cosmos. Y el resultado penoso de tal incidencia no registrada por los metrónomos es que ahora los encabronadores tendremos que trabajar el doble para volver a dejarlo todo tensado y bien tensado, como estaba antes. Un desastre. Váyase de una vez, señor Sánchez Castejón.

 

viernes, 21 de mayo de 2021

INFORMACIÓN SENSIBLE

 


Decoración en “trencadís”, en el parque Güell de Barcelona (foto, Carles Rodríguez Martorell). El dibujo global solo es perceptible con la disposición ordenada de todos los fragmentos de cerámica. Cada uno de ellos no significa nada por sí mismo. Con la información, ocurre algo parecido.

 

El gran colectivo sindical deberá estar muy atento a la utilización del muy reciente (11 mayo) Real Decreto-Ley 9/2021, que regula el derecho de información de los trabajadores en relación con los sistemas informáticos que manejan las direcciones de las empresas para determinar, tanto el acceso al trabajo, como las condiciones de la prestación del mismo. Antonio Baylos ha desarrollado el tema en una entrada interesantísima de su blog***. Yo me voy a referir solo a algunos aspectos de lo que comenta el profesor Baylos, pero quiero insistir, antes de hacerlo, en que nos encontramos aquí en el núcleo último del poder de decisión del empresario: su capacidad para organizar la producción y el modo concreto de llevarla a cabo.

Por lo menos desde que el ingeniero Taylor entró en la leyenda, la organización del trabajo ha sido calificada de “científica”, lo cual tiene mucho de cierto, y de “neutral” en cuanto al conflicto entre clases, lo cual suele ser una auténtica milonga. El empresario siempre ha reivindicado el carácter “sensible” de ese tipo de información, y la ha querido apartar de todo tipo de negociación colectiva. En breve, la posición empresarial al respecto de la organización interna es que se trata de una competencia exclusiva suya. Sus razones tiene para ello.

Por esa razón, la minúscula brecha que abre el RDL 9/2021 en las prerrogativas empresariales, es del mayor interés para los trabajadores. No es una cuestión teórica, atención, no es algo destinado a los gabinetes de estudios: el manejo habitual de los “algoritmos sagrados” intocables, en sectores de servicios como la delivery, pero también más en general, ha tensionado las condiciones habituales en las que se desarrolla el trabajo concreto de los implicados. La necesidad de cumplir con el control implacable de la máquina para no verse postergado o simplemente despedido, fuerza al trabajador a dar siempre el máximo en su prestación, en competencia continua con sus compañeros y con sus propios límites, debido a la necesidad de cumplir unos “objetivos” empresariales que de objetivos tienen muy poco, porque responden a escenarios distintos y siempre exacerbados: cuando hay encargos, se trata de forzar los ritmos para abarcarlo todo y maximizar la ganancia; cuando no hay encargos, se procede de inmediato a “redimensionar” (reducir) la plantilla. La dos crisis, de hiperactividad y de hibernación, se retroalimentan mutuamente. Son la sístole y la diástole del corazón de los negocios.

El real decreto-ley impone la obligación de informar a los “órganos de representación de los trabajadores en la empresa” (comité, sección sindical y delegado sindical en su caso) acerca de los “parámetros, reglas e instrucciones en los que se basan los algoritmos o sistemas de inteligencia artificial que afectan a la toma de decisiones que pueden incidir en las condiciones de trabajo, el acceso y el mantenimiento del empleo, incluida la elaboración de perfiles.” Esta información se dará “con la periodicidad que proceda en cada caso.”

Puede parecer entonces que está ya todo hecho en este terreno, y en intervalos prudenciales se podrá reclamar de las empresas (por lo menos las sindicalizadas) la información pertinente sobre la forma concreta y las prioridades desde las que gestionan sus plantillas en sentido amplio (fijos, precarios, eventuales, autónomos, turnos de sustitución, etc.)

Las empresas darán con gusto información sobre los “parámetros, reglas e instrucciones” que utilizan, pero no será en ningún caso la que la contraparte necesita saber. En cuanto a la periodicidad de la información, la empresa se limitará a contestar cuando se le pregunte, y sus respuestas contendrán una parte de verdad y ocultarán otra parte, que no desean que sea conocida.

He vivido esa experiencia, personalmente. Muchas empresas daban por cumplimentado lo acordado en el convenio colectivo entregando al comité los boletines informativos que elaboraban para los accionistas y/o para los clientes; folletos vistosos en colores que contenían algunas verdades fácilmente constatables envueltas en un marco puramente propagandístico. Y en los casos en los que estábamos en condiciones de obligar a la dirección de una empresa a que nos recitara el evangelio, nos lo recitaba en arameo. Me refiero a que la jerga técnica puede ser la mejor cortina de humo para ocultar lo que de verdad se pretende con una medida determinada.

Entonces, la única posibilidad para las representaciones de los trabajadores y los colectivos sindicales en todos los niveles, incluidos los más altos, de tener una información veraz y útil, es saber sobre la organización de los trabajos tanto por lo menos como las direcciones de las empresas. “Lo que no sabes por ti mismo, no lo sabes”, escribió Bertolt Brecht.

No puedes aceptar la información que te proporcione la dirección de tu empresa, si no la contrastas con otras fuentes, y con tus propios conocimientos. Eso supone un proceso largo de esfuerzo, de estudio, de aprendizaje. Muchos cursillos, muchos medios, mucha organización. Pero es la única forma de que las clases subordinadas lleguen un día a ser clases dirigentes.

En resumen, el RDL 9/2021 es una herramienta potencialmente importante, pero no un regalo caído del cielo. No servirá de nada si no se consigue utilizarla de la forma adecuada.

   

***https://baylos.blogspot.com/2021/05/a-vueltas-con-el-algoritmo-derechos-de.html

 

jueves, 20 de mayo de 2021

ELSA ARTADI HA DIT QUE NO! BISCA LA REBOLUCIÓ!



Embarcadero en el Ebro, a la altura de Miravet. La barcaza está vacía. Elsa Artadi no quiere cruzar el río ni arremangándose, que viene “crecío”.

 

¿A quién o a qué ha dicho “No” Elsa Artadi?

Si nos remitimos a los antecedentes, resulta que la eficiente neoeconomista criada en Oxford ya se había hecho cargo de las finanzas catalanas. Fue en una ocasión que los catalanes com cal prefieren cubrir con un espeso manto de olvido: durante la vigencia del 155. La chica mereció entonces un elogio de la mismísima Soraya Sáenz de Santamaría: “Puede pensar lo que quiera, pero su actuación ha sido impecable”, dijo más o menos. Curiosamente aquello no acarreó a la prometedora Elsa acusaciones de traïdora ni de botiflera. Siguió luciendo en las primeras planas de los medios su cándida sonrisa independentista. Hoy está al frente del grupo municipal de JxC en Barcelona, y según declaración propia solo aspira a suceder a Ada Colau en sus responsabilidades municipales. Cualquier adivino de feria le diría que la conjunción astral necesaria para obtener ese resultado resulta sumamente improbable, y mejor le iría si buscara otros horizontes. Eso Elsa, que tiene estudios de verdad, no “másters” en Araharvard, lo sabe de sobra. Pero ha dicho “No” a la vicepresidencia económica. ¿Por qué?

O volviendo al inicio de esta perorata, ¿a qué o a quién ha dicho “No”?

Les insisto, queridas/os lectoras/es, en la evidencia de que este sitio web ni se fundamenta en datos científicamente probados ni se dedica a la profecía. Aquí la rutina diaria consiste en perder el tiempo en el noble ejercicio de especular por especular, buscar un contrapunto malicioso a las noticias servidas por fuentes generalmente bien desinformadas, y dar volatines mortales sin red a sabiendas de que la voltereta acabará probablemente en un batacazo, o un tozolón como prefieren decir en Aragón.

La noticia de doble filo nos llega bien filtrada y expurgada por los medios, y se limita a decir que Artadi tomó su decisión después de una larga conversación con Puigdemont. Lo cual puede significar, tanto que Puchi consiguió convencer a Elsa de que no aceptara el encargo, como que no consiguió convencerla de que sí lo aceptara. En favor de la segunda hipótesis está el hecho de que el nombre de Artadi era prácticamente el único avanzado en las conversaciones Aragonès-Sánchez; era (en otras palabras) una punta de lanza decisiva ─si lo prefieren, una cabeza de puente─ de la estrategia puigdemontana respecto del govern de Esquerra. Hoy leo, en los titulares de “Ara”, que Junts se ve obligado a recomponer sus perspectivas, y que se han disparado las corredisses entre candidatos que se consideran a sí mismos cualificados para ocupar el cargo despreciado por Artadi.

Así están las cosas ahora mismo. Entonces, repito por tercera vez mi pregunta: ¿a quién o a qué, a qué o a quién, ha dicho “No” la caprichosa Elsa?

Para ser tan solo un poquito más explícito: “qué” es lo que se niega a hacer la eficiente economista neoliberal; “para quién” se niega a hacerlo.

La solución, más adelante. Por nuestra parte, nosotros mañana hablaremos del gobierno.

  

miércoles, 19 de mayo de 2021

METHONI, DE LO PINTADO A LO VIVO

 


V. Carpaccio, ‘Retrato de caballero’. Madrid, Museo Thyssen.

 

Se ha procedido a la limpieza del cuadro del Joven Caballero, de Vittore Carpaccio, una de las joyas de la Colección Thyssen, y al hilo de esa noticia leo en La Vanguardia el afianzamiento de una nueva hipótesis sobre la identidad del retratado. No sería Francesco Maria della Rovere, como habían deducido algunos expertos a partir de los colores papales del uniforme del hombre que sale, a caballo y empuñando una lanza, del edificio de la izquierda. Se trataría en cambio de Marco Gabriel o Gabrielli, que defendió la fortaleza de Modona, en la Morea, contra los turcos, y allí fue hecho prisionero, llevado a Estambul cargado de cadenas, y ejecutado públicamente en 1501.

La historia del arte tiene estas incógnitas. El retratado pudo ser el uno (Francesco tenía 20 años en 1510, año en el que está datado el cuadro, de modo que todo concordaría… si la pintura fuese un simple retrato, cuestión más ardua de lo que puede parecer), o bien el otro (los Gabrielli habrían encargado al artista un monumento reparativo; Marco había sido tachado de cobardía, sin más argumento que haber sido atrapado vivo por el enemigo, y en un papelito dejado al desgaire entre las matas, hacia la izquierda de la composición, cerca de un armiño altamente simbólico, aparece escrita la frase «Malo mori quam foedari», traducible como “Mejor morir que corromperse”).

O bien, finalmente, el retrato podría estar dedicado a una tercera persona. Bernard Berenson creía estar delante de un joven noble de la casa de Habsburgo, y Guido Perocco, autor del aparato crítico del volumen sobre Carpaccio que manejo, prefiere pensar en “una efigie póstuma e idealizada del humanista Ermolao Barbaro, muerto en 1493”; si bien no da razones que abonen su suposición.

El joven, recubierto de una armadura completa aunque sin yelmo, tira de espada. En torno a él, el artista ha pintado animales y plantas que tienen el valor de símbolos, relacionados en general con la fe, la fortaleza, la pureza y la fidelidad. Algunos de esos símbolos requieren una interpretación compleja: por ejemplo el combate entre el halcón y la grulla, en el cielo, a la izquierda; o los dos árboles, uno desnudo de follaje, que enmarca la figura del joven, y el otro en segundo plano, bien recubierto de hojas.

Al fondo, a la izquierda, aparece la entrada a una fortaleza almenada. La muralla, con varias torres de defensa, sigue la línea costera. Methoni, la “Modona” asediada que defendió con nula fortuna Marco Gabrielli, no se parece mucho a las arquitecturas que aquí aparecen, pero es de suponer que quienes contrataron la pintura darían al artista una descripción muy sumaria, y él no se entretuvo en hacer el viaje a la Morea otomana para captar los “exteriores”.

De modo que puede tratarse de Marco Gabrielli, y la composición puede aludir a la defensa de Methoni, un lugar digno de ser visitado, al sur de Pilos, en la punta del dedo más occidental del Peloponeso.

Estuvimos allí en 2010. La fortaleza en ruinas cubre una gran extensión de terreno frente a un brazo de mar que la separa de la isla de Sapiéndza (la nomenclatura es claramente veneciana, la arquitectura también). La visita del monumento concluía a las seis de la tarde, y como al salir nosotros estaban ya a punto de echar el cerrojo, avisamos al guardia de que quedaban dentro dos damas, posiblemente inglesas y decididamente románticas, que se habían sentado a mojarse los pies en un escollo a flor de agua, y no nos hicieron el menor caso cuando les avisamos de que se estaba haciendo tarde.

Cenamos en una taberna pintada de azul y blanco, a no más de cincuenta metros de la fortaleza y junto a la playa, unos suvlakis (pinchos) de pescado deliciosos. No teníamos entonces idea de estar visitando el escenario de la aventura heroica pero fallida del joven Marco Gabriel.

 


En la playa de Methoni. Al fondo, la línea de la fortaleza; a la izquierda, la isla de Sapiéndza.

martes, 18 de mayo de 2021

NO HAY BILLETES


 

El alumbramiento del nuevo govern catalán ha sembrado el desconcierto en los analistas. En apretada síntesis, ERC, después de lograr el sorpasso soñado frente a sus eternos colegas/rivales posconvergentes, se ha conformado con un perfil bajo en el reparto de conselleries.

Extraño. Los esquerrans no solo renuncian a imprimir una dinámica nueva a la gobernanza de lo que sea (bien autonomía, o bien republiqueta in pectore), sino que se conforman con mantener el mismo papel ancilar que habían ejercido en las sucesivas etapas anteriores.

Ahora tienen en casa al lehendakari, eso sí. Pere Aragonès se inscribe en la lista áurea de la institución que en su origen fue descrita como el Cos Místich, el Cuerpo Místico, de Cataluña. (Entre paréntesis, la ardiente metáfora demuestra que en el siglo XV ya se estilaba la rimbombancia vacía en los calificativos. La Historia nos dice que aquella Generalitat prístina se limitó a acceder una y otra vez a las peticiones de más dinero de los soberanos Trastámaras, pero siempre, eso sí, después de un largo regateo.)

Esquerra habría preferido el fuero, la firma en el margen inferior del pergamino que proclama su legitimidad, al huevo, considerando como tal los puestos de dirección en la sala de máquinas. Solo queda bajo su control una conselleria importante, la de Interior, que conlleva el siempre espinoso trato con el cuerpo de los Mossos, en particular cuando los alegres pirómanos de los alrededores de la CUP vuelvan a desmadrarse (y es fácil vaticinar que no tardarán mucho en hacerlo).

Este escenario tiene sus consecuencias. El estilo posconvergente de “hacer país” ha consistido tradicionalmente en favorecer generosamente a las amistades, y hacerse pagar los favores con la misma generosidad. Do ut des. Artadi puede intentar una política económica de mayor respiro, pero es dudoso que tal cosa sea bien vista por la corte celestial de Waterloo, donde, del mismo modo que en las gloriae in excelsis bíblicas, son muchos los llamados y en cambio pocos (relativamente) los elegidos. Habrá serios problemas y muchas interferencias en el manejo de las listas de espera.

Tengo una hipótesis de explicación de lo sucedido, pero si no les gusta no se preocupen, también tengo otras. Según esta hipótesis en concreto, Esquerra prefiere por el momento no implicarse a fondo en el día a día de la gobernanza, en la refriega parlamentaria con una oposición que se va a poner impertinente, y en la respuesta a esas llamadas de Madrid siempre con gritos y con prisas.

Aragonès, como saben ustedes, es un telonero en esta velada de boxeo; un peso pluma, para entendernos. El combate estelar anunciado, para el que ya se ha colgado el letrero de “no hay billetes”, es la disputa del campeonato de los pesos pesados por la Independència, entre Puigdemont y Junqueras.

Pero en este momento preciso, Oso Yunqui está en el talego mientras que Zorro Puchi está fuera y con capacidad de mover hilos. Ergo no es conveniente para Esquerra precipitar los acontecimientos. Si las gestiones subterráneas que se llevan a efecto a la sombra de los leones de la Carrera de Dondeyomesé concluyeran a medio plazo de forma satisfactoria, la situación sería la contraria: tendríamos a Yunqui en el país y operativo, en tanto que Puchi seguiría por tiempo indefinido ausente di pirsona y con las manos atadas, tal vez incluso privado definitivamente de la caja de resonancia del Parlamento europeo. Entonces sería el momento para Esquerra de reclamar competencias jugosas, y mientras tanto se ahorra el desgaste de una etapa difícil, que generará insatisfacción y levantará ampollas.

Repito que es solo una hipótesis, y hay otras posibles. Ruego a mis lectoras/es, conocidas/os por su poderosa e insobornable capacidad crítica, que no se ensañen demasiado conmigo. A cambio, prometo que el próximo día hablaremos del gobierno, como decían Tip y Coll al final de cada uno de sus shows.

 

LOS PUDIENTES

 


Gaza. Aquí no hay sexo explícito, solo desfachatez y chulería de un lado, y miedo cerval del otro.

 

Les croquants vont en ville, à cheval sur leurs sous

Acheter des pucelles aux saintes bonnes gens

Les croquants leur mettent à prix d'argent

La main dessus, la main dessous*

G. BRASSENS, ‘Les Croquants’

 

La prensa airea que Bill Gates, el rico más famoso del mundo, tenía relaciones con empleadas de Microsoft.

Howard Hughes se hacía llevar las actrices más cotizadas a su mansión de lujo o a su avión privado, y allí las sometía a complicados ejercicios sexuales en los que el contacto físico quedaba subordinado a una profilaxis rigurosa en prevención de infecciones.

Estaba chalado, pero era una locura con cierta grandeza (de algún modo más bien dudoso). En cambio, tirarte los fines de semana a una empleada de la firma en cuyo organigrama ocupas una posición relevante, como hacía Fred McMurray con Shirley McLaine en “El apartamento”, es una conducta rastrera, impropia de un multimillonario que debería ser ejemplo para la ciudadanía en unos tiempos en los que el éxito lo es todo.

Pues no. Melinda ha acabado por hartarse, a pesar de tantas fundaciones benéficas en común, y ahora están los dos en un divorcio que, este sí, va a ser digno de la leyenda de sus protagonistas y quedará en las crónicas. Algo es algo.

No ha sido el único caso de prepotencia sexolaboral, desde luego, recuerden a Bill Clinton con la becaria, y a Ted Kennedy con Mary Jo, que tuvo la desgracia de ahogarse en una noche de borrachera. O al dictador Trujillo, como nos lo ha contado Vargas Llosa en “La fiesta del Chivo”.

Y retrocediendo muchos siglos en el túnel del tiempo, recuerden al sultán que se llevaba cada noche a una súbdita virgen de buena familia a su lecho, y la mandaba decapitar con las primeras luces del alba. Hasta que se presentó la princesa Sheherezade, capaz de mantener distraído al capullo con cuentos chinos durante mil y pico de noches, lo que le permitió finalmente sobrevivir.

No es la erótica del poder, desde luego, sino el ejercicio impune de la prepotencia lo que mueve a tantos Weinstein a comportarse como lo hacen. En un mundo abismalmente desigual, esa desigualdad se tiene que notar mucho pero mucho, para que el afortunado varón pueda sentir la inmensa satisfacción de haberse conocido. No es la capacidad de seducir sino la de inspirar miedo, humillar, ensuciar.

Trasladen esta pauta de comportamiento de los poderosos a otros ámbitos, y funciona de la misma forma. Lo esencial es que el campesino, el inmigrante ilegal, el palestino, sepa que no es nadie, que depende de forma absoluta de otra persona. Y hacérselo sentir. Un ejercicio rutinario por parte de las mafias que controlan el tráfico de pateras entre África y Europa es la violación de las jóvenes migrantes. Está incluido en el precio del pasaje.

 

(*) “Los pudientes bajan a la ciudad cabalgando en su dinero, para comprar doncellas a las santas buenas gentes. Los pudientes pagan precios muy altos por meterles mano, por aquí y por allá.”