miércoles, 30 de junio de 2021

DEL FÚTBOL COMO REALIDAD PARALELA

 


Sergi Busquets en un partido de la selección española. (Fuente, El Mundo.)

 

Leo en la prensa que la cofradía de los Patriotas Anónimos (PA) de este país anda mohína porque el seleccionador Luis Enrique, traidor por segunda o tercera vez a las esencias, no ha incluido ningún jugador del Real Madrid en la selección. Ahora la muy extensa cofradía no sabe si desear que España gane o pierda contra Suiza. Todo era más fácil cuando estaba Sergio Ramos en el once inicial de la Roja, porque entonces había una seguridad en el momento de cantar la alineación (salen Sergio Ramos y diez más) y se sabía con certeza que, en el caso de que nos pitaran un penalti a favor, Sergio la metería a lo Panenka o la mandaría al segundo anfiteatro, pero en uno y otro caso con furia española garantizada.

Ahora los penaltis nos los falla Morata, y no es lo mismo, porque Morata ya no es del Madrid. Sergio Ramos tampoco, pero esos son misterios hurtados a la comprensión de los mortales, que los aceptan a duras penas y gracias a la providencial fe de Carbonero (doña Sara) puesta en seres superiores tales como don Florentino, que no explica nunca nada, o Pedrerol, que lo explica todo pero al revés.

Entonces, como suele pasarle de forma cíclica, la peña de los PA se ha dividido en dos bandos o banderías trágicamente enfrentadas. De un lado se agrupan los “¡Vivajpaña!”, que estiman que la selección es lo más de lo más, y las críticas al gobierno chavista-podemita vienen necesariamente después. Y de otro lado, los “Cuanto peor, mejor”, que estiman que una derrota humillante ante Suiza traería ─según efecto inducido por la teoría del dominó─ el ansiado cambio de gobierno, o como mínimo una moción de censura a la que se adherirían gustosos no pocos procuradores en Cortes de la derecha socialista, desengañados definitivamente de Pedro Sánchez y bien dispuestos para volver al redil del que nunca debieron salir.

En esas estamos. El esencialismo español pasa página y empieza a olvidar los indultos catalanes. España se rompe una vez más, sin embargo, y ahora es porque las veleidades del sorteo nos enfrentan precisamente a Suiza, el país que acumula en las cajas fuertes de sus entidades bancarias la mayor cantidad mundial de patriotismo primigenio de nuestras élites. Y ya, perdido totalmente el oremus, el patriota español anónimo abandona de golpe todas las certezas que lo han sostenido en las últimas crisis, y no sabe si es preferible ganar a Suiza con un gol de Pedri y con Busquets de MVP, o bien que nos gane Suiza debido a una pérdida de balón de Pedri y a un gol en propia puerta de Busquets.

No me digan que frivolizo, por favor, este blog es muy serio. Quien frivoliza es el país, no yo.

 

martes, 29 de junio de 2021

¿NO ES DELITO UNA CHAPUZA?

 


El Ecce Homo del Santuario de la Misericordia de Borja, antes y después de su restauración. (Fuente, Viajar por Aragón)

 

El Tribunal Superior de Justicia de Madrid debe de estar convencido de que sus propias chapuzas jurídicas no son delito, y en consecuencia no van a ser castigadas por el ordenamiento al que, se mire por donde se mire, está sujeto.

En esta ocasión no ha admitido a trámite una demanda apoyada por la Fiscalía contra Rocío Monasterio, que realizó una obra sin estar habilitada para ello por el título universitario correspondiente, y presentó como justificante una copia contrahecha de dicho título tan burda que el alto Tribunal ha concluido que no podía engañar a nadie.

No es el primer caso en el TSJM de desplazamiento de la culpa en el caso de una falsificación, desde la persona del beneficiario de la misma (el “yo”), hacia su “circunstancia” documental. En el caso de los masters inexistentes de Cristina Cifuentes, se condenó a las profesoras universitarias que cumplieron la orden taxativa venida de las alturas administrativas, y redactaron los diplomas que acreditaban una calificación ficticia. No se apreció en su caso la eximente de “obediencia debida” o de “legítima defensa”, a pesar de que en las universidades privadas madrileñas la desafección a la “causa” es castigada de forma rutinaria con el despido sin apelación.

En cambio, la propia Cristina fue absuelta. No me pregunten la razón, no he leído la sentencia. Se consideró, mediante un artificio cualquiera, que ella no estaba implicada, ni tenía conciencia, de una falsificación que la beneficiaba exclusivamente a ella; otros/as le habrían hecho ese favor sin que ella misma lo hubiera solicitado.

Viene a ser más de lo mismo el caso Monasterio. La falsificación, se señala en la decisión del tribunal, es tan grosera que debe deducirse de ello que no hubo intención de engañar. Sin embargo, sí hubo de hecho engaño; Monasterio cobró por el trabajo que no estaba habilitada para realizar según las normas taxativas de la colegiación de los arquitectos en este país.

La culpa del engaño no recae en este caso, según el TSJM, en la persona que presentó un justificante tan mal confeccionado, sino en quienes, a pesar de todo, lo aceptaron. No hay delito, sin embargo, ni en la una ni en la otra parte. El único perjuicio lo ha sufrido, en todo caso, el Colegio de Arquitectos, que no ha puesto el grito en el cielo, por lo demás, ni en ninguna otra parte para ser precisos. También queda en lugar desairado la Fiscalía, cuya misión es defender la legalidad y la seguridad jurídica de modo que todos los ciudadanos sean iguales ante la ley y tengan la adecuada protección a sus derechos.

Quizás es esta última parte del problema lo que queda más seriamente dañado por la resolución del TSJM. Tendríamos que ahondar un poco en el tema y ver la pertinencia de calificar de prevaricación una conducta arbitraria de los tribunales, cuando no se deriva de ella un perjuicio contra personas particulares, pero sí contra bienes inmateriales de carácter público.

 

lunes, 28 de junio de 2021

NO SE ROMPE

 


Representación ideal de un contribuyente agobiado por la factura de la luz. Sant’ Ambrogio da Milano. (Foto de Jordi Pedret Grenzner)

  

Vamos a dar por sentado que España no se rompe. “Salvo alguna cosa”, añadiría don Mariano Rajoy. Quizá, pero esa cosa no es Cataluña. En La Vanguardia de hoy vienen los datos de la inversión española en innovación, en un artículo de Blanca Gispert que lleva por título «España se hunde aún más en el ranking de innovación de la UE.» Busquen por ese lado lo que se podría romper; el país podría verse empujado más atrás en las cadenas de valor internacionales, y quedar condenado definitivamente a una economía de ladrillo y servicios de hostelería, esmaltado de apartamentos en serie en la costa y de patatas bravas con sangría en el chiringuito por las noches locas. Nada de nuevo empleo “de calidad”, así pues.

La coyuntura, sin embargo, ofrece grandes oportunidades en el sector de la energía para una inversión de carácter sustancialmente público, con la colaboración necesaria de nuevos agentes del sector privado y del tercer sector.

He dicho “nuevos” agentes. La alternativa sería encomendarse a las endesas, las naturgys y las iberdrolas, de modo que se acentúe el cuasimonopolio de su oferta eléctrica en un contexto económico nuevo. Seguiríamos pagando el kilovatio a precios caprichosos determinados por la ruleta de la fortuna, y las acciones de las grandes compañías engordarían de forma visible.

Esto es lo que dice Teresa Ribera en una entrevista publicada en “Cinco Días”. La pregunta era: ¿Es cara la transición energética que plantea el sector?  Y la vicepresidenta para la Transición Ecológica en el gobierno de coalición progresista responde del modo siguiente:

«No es cara, es rentable. Lo caro son los combustibles fósiles. La transición energética permite que haya muchos más productores en escalas diferenciadas y con costes operativos muy bajos. Lo que se requiere es poder financiar la inversión necesaria.»

Subrayo las condiciones “posibles” de una transición enfocada en esta dirección: a) muchos más productores; b) en escalas diferenciadas; c) con costes operativos muy bajos; d) con una financiación adecuada de la inversión inicial necesaria.

La solución no pasa por la creación de una gran empresa eléctrica pública capaz de competir con las gigantes privadas, sino por un replanteamiento a fondo de todo el sector, que suponga la entrada en el mismo de muchos pequeños productores, unos a partir de iniciativas municipales o comarcales (como ha sucedido en la Barcelona de Ada Colau), y otros constituidos por grupos de pequeños emprendedores, hasta ahora “disuadidos” por la prepotencia y la marrullería de las grandes del Ibex, que dictaban condiciones inaceptables para la competencia.

La transición energética no puede resolverse en una subasta de los permisos de explotación al mejor postor, y en el olvido de la economía de las comarcas mineras o de las poblaciones que han crecido y han especializado su fuerza de trabajo en torno a una central nuclear que ahora va a ser desmantelada. Una transición justa, democrática, equitativa para todos y participativa. Esas han de ser las condiciones.

Y en todo este trayecto problemático de una España del carbón a otra basada en energías renovables y sostenibles, van a ser necesarias negociaciones largas, difíciles y enormemente trascendentes.

Para que España no se rompa. Para que no la rompan los intereses de unas élites financieras apoyadas en lobbys de influencers muy vistos en los consejos de administración y en las portadas de las revistas ilustradas.

Hay también otras "élites" patrióticas, envueltas en banderas de gran formato y con cuernos de toro bravo encasquetados en la cabeza, que se posicionan ya para entrar a saco en el corral, dispuestas a decidir por nosotros y arramblar con todo lo que esté a la vista, así el santo como la limosna.

 

domingo, 27 de junio de 2021

GENIOS TENEBROSOS

 


Joseph Fouché, emblema y paradigma del poder corruptor que medra en las oscuridades que envuelven el Poder. Portada de la biografía de Stefan Zweig.

 

Yo no soy conspiranoico, vaya eso por delante. No creo en las conspiraciones pero, como han dicho otros de las meigas, haberlas haylas.

Me ha sobresaltado la noticia de unos audios de Vladimiro Montesinos en los que daba instrucciones (¿a quién?, ese detalle falta en mi fuente informativa) para revertir el resultado de las elecciones presidenciales peruanas.

Me ha costado creerlo. Vladimiro Ilich Lenin Montesinos Torres, militar, abogado, sociólogo, espía y genio tenebroso, ejerció de Fouché particular del presidente Alberto Fujimori en el periodo 1990-2000. Desde 2010 está preso en la Base Naval del Callao, por diversos delitos muy siniestros que no vale la pena detallar. Su condena es por 25 años, de modo que aún le faltan unos cuantos por cumplir.

Pues bien, desde su celda o desde alguna instalación ubicada en la base militar en la que se encuentra recluido, Montesinos dio instrucciones precisas para que se sobornara (¿con los dineros de quién?, otra laguna en la información a mi alcance) a miembros del Jurado Nacional de Elecciones, primero para que admitieran a trámite los recursos de Keiko Fujimori denunciando irregularidades en el proceso electoral a la presidencia; y después, para que anularan 200.000 votos por Pedro Castillo, de modo que este quedara por detrás de su rival en el recuento.

Hay desde el principio de la humanidad esa idea de que el sentido de la historia consiste en que el “ser”, lo que ocurre, tiene necesariamente que coincidir con el “deber ser”, es decir con un sentido intrínseco a los sucesos que proporciona una trama racional a la sucesión de acontecimientos. El primer responsable de todo lo que nos pasaba fue Dios. Fácil, nos descargaba de culpas y nos permitía seguir adelante a la babalá, confiados en una providencia cuyo designio prioritario, si no único, era velar por nosotros. Afinando un poco más, no exactamente por nosotros sino por aquellos de entre nosotros que empuñaban el mango de la sartén, ya sea por derecho divino o por herencia salvífica.

Pero enseguida vino otra vuelta de tuerca, y aparecieron los intérpretes de Dios, los arregladores de las cosas para que cuanto ocurra sea lo que tenía forzosamente que ocurrir. Ya saben, TINA, there is no alternative.

Primero fue la clase sacerdotal, a partir de las sibilas y los adivinos que escrutaban vísceras de animales. Los padres capuchinos aportaron un plus retórico al viejo invento con la llamada Eminencia Gris, el hombre en la sombra que asesoraba con sus visiones al cardenal Richelieu, él mismo señalado por la gracia divina como experto en revelar la trama oculta de la historia.

Desde entonces dio comienzo una larguísima saga de tenebrosos, cuyos últimos eslabones hasta la fecha son Steve Bannon, mantenedor del trumpismo después de Trump, y Miguel Ángel Rodríguez, la voz oculta en la app del móvil de Isabel Díaz Ayuso.

A menos que Montesinos resucite de forma definitiva y les pise a los dos el callo desde alguna cloaca limeña, al servicio especial de doña Keiko.

 

sábado, 26 de junio de 2021

LA SOLEDAD DEL "RIDER"

 


Piloto de una nave griega, decoración en estilo geométrico de una crátera, h. 750-700 a.C. Así navegaba Ulises, contra los elementos y contra la furia desatada del dios Poseidón. (Foto, Carmen Martorell.)

 

Es una constante cultural que el inicio de una nueva civilización quede marcado por una epopeya en la que un grupo humano se abre paso a través de las dificultades que le oponen tanto la naturaleza como los designios adversos de los dioses, para alcanzar finalmente una estirpe amiga y una tierra prometida en las que realizarse. Es el esquema de la epopeya del Gilgamesh, la seguida por Homero en la Odisea, y la aprovechada por el anónimo Yavista para contar la historia del Éxodo, en cuyo relato el pequeño reino de Ítaca queda sustituido, mediante una carambola metafísica, por la Tierra Prometida en mayúsculas. El Oeste y su conquista constituyeron la nueva promisión de un nuevo pueblo, elegido o por lo menos teorizado por Adam Smith y George Washington.

Pero ahí no acabó todo. La epopeya primigenia siguió declinándose en diferentes modos verbales, para expresar cualquier surgimiento de nuevos sujetos transformadores en situación de cambiar un contexto definido cada vez más como una Waste Land, una tierra baldía.

Es obligado incluir en esa nueva épica, ya no primigenia, a James Joyce y su Ulysses, sobre todo porque se remitió de forma expresa a los orígenes del mito. Por medio andan dos dramas que apuntan a otro héroe griego bastante parecido en sus contornos a Odiseo; son el Prometeo liberado, de Percy B. Shelley, y Frankenstein o el moderno Prometeo, de Mary Shelley, que fue esposa del anterior.

Me interesan más dos intentos posteriores de épica acerca de lo que despuntaba como “nuevo”: La soledad del corredor de fondo, de Alan Sillitoe, que narra la gesta de un joven desarraigado a quien se le ofrece la redención social a través del deporte, y la rechaza apelando a su conciencia de clase subalterna; y La soledad del manager, de Manolo Vázquez Montalbán, recuento de las insatisfacciones ocultas en el ideal radiante de otra clase nueva y falsamente dirigente, creada por el nuevo capitalismo de rostro post humano.

Está por escribir todavía, o por lo menos yo la desconozco, La soledad del rider, esa nueva categoría social de quienes aúnan la autonomía y el emprendimiento para situarse en dimensión épica al lado de los Jobs, los Gates y los Bezos, aunque su solidez financiera sea incomparablemente menor, cuando no enteramente inexistente.

Antonio Baylos ha esbozado en su blog de culto la parábola de estos nuevos Ulises solitarios, paradigmas voluntarios o no de una nueva subclase social esclavizada por las plataformas y los algoritmos, pero orgullosamente independiente en su precariedad crónica, en su emprendimiento equívoco, y en su falsa autonomía, tan infravalorados socialmente como infrarremunerados.

Se trata con toda evidencia de trabajadores esenciales, connaturales a los nuevos sistemas de producción y de distribución instalados. Carecen, sin embargo, de todo arraigo social y de una personalidad definida. Son fuerza de trabajo fungible y abstracta, sin cualidades perceptibles, enteramente sustituible. Son mercancía que transporta mercancía.

Los nuevos marcos legislativos que se ensayan para minimizar los desastres de la etapa inmediatamente anterior, están procurando traer de nuevo al suelo del derecho laboral a estos cometas frágiles que surcan en soledad ensimismada los cielos de una “autonomía” desembarazada de normas jurídicas y de cualquier estructura de protección.

Así caracteriza Baylos la novedad radical de esta nueva especie de héroes épicos que esperan “su mármol y su día, su infalible mañana y su poeta”: «El trabajador se presenta como una figura sin edad ni sexo, sin que se considere a sí mismo como un sujeto esencialmente subordinado en lo social, económico y cultural a un poder privado. Es una persona sin anclajes ni vínculos que se desenvuelve en un mercado de bienes y de servicios como un homo oeconomicus cuya identidad cultural se hace coincidir con la de un emprendedor individual que sabe extraer de su trabajo no solo la renta para sostener su existencia sino todo un proyecto de futuro y de progreso personal labrado individualmente.» (Ver https://baylos.blogspot.com/2021/06/huida-al-trabajo-autonomo-retorno-al.html)

 

viernes, 25 de junio de 2021

"SEMOS" EUROPEOS

 


La luna entre las flores, nit de Sant Joan en la terraza de un apartamento de Poldemarx. La foto es cortesía de Antonia Carreras. Se hace constar que esta ilustración no corresponde temáticamente al post de hoy, sino al de ayer.

 

El Consejo General del Poder Judicial se queja de la injerencia del Consejo de Europa en la justicia española. Ha reclamado incluso del gobierno de España que le defienda en esa pugna. Tengo dos cosas que decir al respecto; bueno, quizá más, pero dos para empezar.

Primera, que me parece chulesca la posición del CGPJ. Parece que diga: “Aquí el único que se injiere en la justicia española soy yo. ¡Apartaos de mi camino, malandrines!”

A ver, ¿no está España en Europa? ¿No tenemos un lugar asignado, unas prerrogativas consiguientes, y unas obligaciones concomitantes que cumplir en la gran mesa redonda europea? ¿Desde cuándo se excluye en las reglamentaciones de la Unión el tema de la justicia? ¿En qué código o tratado figura un artículo que diga, textual o aproximadamente: «En lo tocante a la justicia de los tribunales, cada país podrá hacer de su capa un sayo sin ser molestado, en ningún caso ni por ningún motivo, por pejigueras comunitarias»?

Semos europeos con todas las consecuencias, de modo que desde los tribunales comunitarios sí que tienen jurisdicción para corregir a los nuestros cuando piensan que se han extralimitado, unas veces por innovar en la figura jurídica de la sedición, y otras por retroceder en el tiempo hasta la época de la autarquía, en la que, como las naciones pervertidas por la funesta partitocracia le hacían el vacío, nuestro invicto caudillo se hinchaba a rubricar sin que le temblara la mano las sentencias de nuestros tribunales militares o paramilitares, y aquí 25 años de paz y después gloria.

Segunda cuestión, de orden más bien filosófico. ¿Qué es tal cosa como “justicia española”? ¿Es que la justicia es como las tortillas, que las hay españolas, francesas, de jamón y de champiñones? En España hay una administración de justicia que está al servicio de una idea, por así decirlo, universalmente compartida de la justicia. Esa administración implantada en territorio español no tiene el monopolio de nada, tanto más cuanto que vivimos en un mundo cada vez más entrelazado o, como le dicen, globalizado. Y no hay una “justicia española” con reglas particulares para su confección, como sí le pasa en cambio a la paella valenciana.

En cuanto a la “administración de justicia” española, se me ocurren aún dos cosas más: la primera, que sus órganos superiores y decisorios han caducado hace años, según las normas altísimas que este país se dio a sí mismo soberanamente y sin injerencias europeas en una ocasión determinada; sin que esa circunstancia se le dé una higa al CGPJ ni a la minoría política de obstrucción y bloqueo que se dedica desde hace varios años a joder la marrana en todos los sentidos.

Y segunda, que la injerencia ilegítima de la cúpula caducada de esa administración de justicia en la política española está provocando en los ánimos de la ciudadanía una irritación creciente que llega a hacerse insufrible.

 

jueves, 24 de junio de 2021

GRAN VENTURA DEL INFANTE ARNALDOS

 


Estoy viviendo una mañana mágica: solsticio de verano, y además en Poldemarx. Anoche, cenando en la terraza, tuvimos la compañía de una luna blanca y plena que se paseaba de este a oeste cada vez más alta en el cielo, y rielaba en un mar fosforescente, acompañada por las luces de colores y las explosiones sordas de la cohetería.

Hoy, entonces, voy a seguir el consejo del clásico, y dejar «mi cuidado, entre las azucenas olvidado», de modo que el post diario se redacte él solo con el milagro del que fue testigo el infante Arnaldos cuando vio una galera que se aproximaba a tierra, y en ella a un marinero entonando un cantar «que la mar ponía en calma, los vientos hace amainar».

Es una historia maravillosa y enigmática por la condición tajante que la acompaña, y que el marinero expresa al final: «Yo no digo mi canción sino a quien conmigo va.»

Una restricción, según se mire; pero también, y sobre todo, una invitación. Invitación a partir hacia lo que está más allá, a cambiar la vida, a no quedarse inmóvil anclado en tierra y rodeado de  la cacofonía de los días iguales en su incertidumbre.

 

¡Quién hubiera tal ventura

sobre las aguas del mar

como hubo el infante Arnaldos

la mañana de San Juan!

Andando a buscar la caza

para su falcón cebar,

vio venir una galera

que a tierra quiere llegar;

las velas trae de sedas,

la jarcia de oro torzal,

áncoras tiene de plata,

tablas de fino coral.

Marinero que la guía

diciendo viene un cantar,

que la mar ponía en calma,

los vientos hace amainar;

los peces que andan al hondo,

arriba los hace andar;

las aves que van volando,

al mástil vienen posar.

 

Allí habló el infante Arnaldos,

bien oiréis lo que dirá:

─Por tu vida el marinero,

dígasme ora ese cantar.

Respondióle el marinero,

tal respuesta le fue a dar:

─Yo no digo mi canción

sino a quien conmigo va.

 

miércoles, 23 de junio de 2021

CONSISTENCIA

 


Marc Márquez en el podio de Sachsenring, el domingo pasado.  (Fuente, El Periódico)

 

Saltó a la opinión el tema del indulto a los políticos catalanes, y el jefe de la oposición dijo: “eso no sucederá nunca”. Los medios de comunicación dispararon toda su metralla mediática: “no se atreverán”, dijeron. La meritoria aupada a prima donna por la crítica y el público a los que tanto quiere y que tanto la quieren, alertó de que se quería pringar al rey en la maniobra, y se vertieron ríos de tinta escandalizada. Se montó un zafarrancho promovido, según fuentes dudosas, por una bastante deshilachada “sociedad civil”, para dar un simbólico puñetazo sobre la mesa, y se puso en marcha una recogida no tan masiva de firmas, como refuerzo. Prestaron su autorizada voz, en tales movilizaciones casi infalibles, personalidades de mucha sustancia que han recorrido a lo largo de su trayectoria pública todas o la mayoría de las posiciones de la rosa de los vientos; pongamos que hablo de Mario Vargas Llosa, Fernando Savater, Rosa Díez o Andrés Trapiello. Se echó de menos en esa cita de veletas eminentes a Toni Cantó, pero la perfección no es de este mundo.

Los indultos han sido concedidos, y ahora se habla ya de otra cosa. Ahora el leit-motiv es que los indultos no sirven para nada, no tendrán ningún efecto, no rebajarán ninguna tensión, no aliviarán ningún bloqueo, no tenderán ningún puente porque todos los puentes están rotos y bien rotos.

En esta polifonía, hay que distinguir entre la línea melódica del tema interpretado por el gobierno solista, y la algarabía (des)concertante que la acompaña en todo momento desde la masa de los instrumentos de viento tocados en sordina. Siempre alguien se adelanta a señalar los errores morrocotudos y monumentales de Sánchez, de Iglesias, de Simón, de Illa, de Calvo, de Díaz o de Ribera, y a vaticinar que esto se acaba, debe ponérsele ya fin, en todas las encuestas el gobierno baja y la oposición sube, Vox podría ser decisivo.

Pablo Casado acaba de pedir a Sánchez, de buenos modos y sin chillar, que dimita ya y convoque elecciones.

No va a colar. Sánchez tiene otros planes, tiene un programa de gobierno que no ha variado desde la investidura, y que avanza paso a paso en su cumplimiento. El día 29 se iniciarán conversaciones en Cataluña, entre Aragonés y Sánchez.

Yo no me atrevo a anticipar hasta dónde van a llegar esas conversaciones; pero tampoco voy a darlas por fracasadas antes de que empiecen. Nadie daba un duro por Marc Márquez en esta temporada de Moto GP, y el otro día ganó en Sachsenring ocupando la cabeza de la carrera desde la primera hasta la última vuelta. No me siento capaz de anticipar hasta qué tan arriba llegará Márquez en esta temporada, en que compite con el cuerpo dolorido por una larga lesión, y con una moto inferior a las de sus principales rivales.

Pero Marc Márquez, como Rafa Nadal, o Pau Gasol, o Alexia Putellas en otros deportes, tiene cualidades no desdeñables: consistencia, fiabilidad, ambición, espíritu de sacrificio. Son todos ellos deportistas minuciosos en la preparación y concienzudos en la competición. Saben lo que quieren, saben lo que necesitarán para conseguirlo, están dispuestos a apretar los dientes para ir tan lejos como puedan llevarles sus sueños.

Pedro Sánchez también.

  

martes, 22 de junio de 2021

LA IGNORANCIA Y LA ESTUPIDEZ NO SON ETERNAS

 


Laboratorio de alquimia del siglo XVI, Praga. Los alquimistas son ejemplo de una búsqueda silenciosa y oculta que ha durado siglos. La piedra filosofal nunca se encontró, pero muchos indicios permiten pensar que, por lo menos algunos de ellos, tuvieron éxitos tangibles que celebrar.

 

El titular no es mío, acabo de leerlo en un artículo del líder opositor brasileño Tarso Genro, que fue gobernador del estado de Rio Grande do Sul, alcalde de Porto Alegre y ministro de Justicia con Lula da Silva. El titular, y el artículo, están dedicados a Jair Bolsonaro. Hay además un subtítulo significativo, que completa la idea principal de una forma adecuadamente combativa: «Es posible vencer, el absurdo no se queda adherido a la conciencia hasta el final de los tiempos.»

Luego volveré sobre ese «es posible vencer», que es el mensaje realmente importante y urgente. Tarso analiza la negación de la realidad llevada a cabo por un líder político atento únicamente al progreso de los negocios, su gran objetivo político por encima de “detalles” tales como la sanidad pública y la lucha contra un virus asesino. Brasil acumula ya más de 500.000 muertes por covid, y la cuenta no está aún cerrada ni mucho menos. Muchos más delitos son imputables a la política abiertamente fascista y militarista de Bolsonaro, pero uno sobre todos es insoslayable: la deshumanización del poder, la falta absoluta de escrúpulos, conduce a la ruina del país y al sufrimiento de la población, a cambio del enriquecimiento de una minúscula élite privilegiada atenta únicamente a mantener sus privilegios.

Vayamos entonces a los números de Ayuso, en un contexto más próximo a nosotros. Cito de memoria, y no estoy en condiciones de ajustar las décimas de punto en cada caso, pero la sustancia es esta: el exceso estadístico de la mortalidad en el año 2020, respecto de las series anuales anteriores, ha sido del 17,7% en España, pero ha estado por encima del 23% en Cataluña y ha superado el 41% en la Comunidad de Madrid. Son cifras oficiales, pero que airean muy poco quienes hablan de recuperación económica a toda costa, y bloquean ─esperemos que no de forma indefinida─ la depuración de responsabilidades políticas por los contagiados de las residencias geriátricas a los que se negó el auxilio de la medicina pública (ni privada).

Algunos están jaleando a Ayuso como la próxima Gran Lideresa de la derecha. Borrón y cuenta nueva, deben de decirse. En los últimos monos de Peridis, en El País, Sánchez aparece estirado hasta llenar casi la viñeta, en tanto que Casado es solo una cabecita con un cuerpo minúsculo, y Ayuso crece, envuelta en un vestido amplio de color rojo con estrellas blancas. Peridis trabaja sobre una percepción común de su audiencia, pero eso no quita el hecho cierto de que Ayuso es todavía más estúpida, más ignorante y más tóxica que Casado y que Abascal. Abascal, permitan el inciso, viene a ser el monaguillo que hace oscilar el incensario para los celebrantes: lo suyo son los himnos en la escuela, los cirios en las procesiones, la bota de vino y la gorra en el tendido de sol donde jamás permitirá a la parienta ir con la minifalda.

«Es posible vencer», declara Tarso así pues, y luego señala el principal obstáculo para las fuerzas de progreso, con una frase terrible de Antonio Gramsci: «La indiferencia es el peso muerto de la Historia.»

En la indiferencia, señala Gramsci y comenta Tarso, hay implícito un reconocimiento de la impotencia y de la falta de inteligencia colectiva del pueblo, reducido al papel de espectador de un teatrillo de títeres.

Los indultos a los políticos catalanes llegan en buen momento precisamente porque les quitan un protagonismo vicario, que exhibían como un mérito a falta de cualquier otro. Cuixart había pedido “más presos” de la generación siguiente, para “avanzar”. Puigdemont, siempre egocéntrico, anda preguntando si el Estado opresor va a respetar “su” inmunidad. Uno y otro tratan de sacar alguna ventaja de la forma en que la justicia europea está sacando los colores al juez Marchena y a nuestra cúpula judicial derechizada y conservada entre algodones por los tiburones de Génova, a pesar de la evidencia de que ya se les ha acabado la cuerda para mucho tiempo.

Es hora de pasar pantalla. Es posible vencer, en Cataluña, en Madrid y en España, que es mucho mayor que las dos entidades anteriores. Seguro que el plantel de políticos que tenemos con nosotros no llega a un nivel de excelencia reconocido, del mismo modo que tenemos una selección nacional de fútbol bastante adocenada; pero el problema no es ese. El problema es saber colectivamente lo que queremos, no dejarnos hundir por la impotencia y el desánimo, y además elegir ─y exigir─ bien a nuestros representantes, sabiendo para qué les elegimos y qué es lo que podemos exigir de ellas/ellos.

Siempre es posible cambiar a unos representantes mediocres cuando no están dando la talla en un momento determinado; pero sería nefasto sustituir a unos mediocres por otros tóxicos. Como lo es Ayuso. Como Puigdemont. Como Bolsonaro.

 

lunes, 21 de junio de 2021

LO MISMO PERO DISTINTO

 


Horario de trenes con destino a países imaginarios. La República Catalana no figura todavía entre las partidas próximas.

  

Leo en un titular de La Vanguardia de hoy que Joaquim Forn anuncia: «Lo volveremos a hacer, pero de una forma distinta.»

Se refiere al procés, supongo. No he leído la entrevista porque el periódico me pide que me registre y yo no quiero, en primer lugar; en segundo, porque tampoco me interesa lo que diga Joaquim Forn sobre el asunto. Si “lo vuelve a hacer”, con su pan se lo coma. Si lo hace de manera tan distinta que nadie nos damos cuenta de cómo lo ha hecho, tampoco valdrá la pena la proeza. Solo hay una manera homologada de acceder a la independencia política, como solo hay una manera de correr los cien metros lisos, desde el principio hasta el final. Si alguien asegura que puede hacerse cómodamente en cinco segundos y dos décimas, le diré en la cara que hace trampa.

─Señor Forn, usted está hablando de volver a hacer trampa.

Ya está dicho.

Esquerra y Junts (sigo espigando en los titulares de La Vanguardia) «ven en los indultos el efecto de la presión judicial europea». Tampoco he leído el cuerpo de la noticia, pero parece obviarse el hecho de que la derecha patria ha ejercido sobre el gobierno de Pedro Sánchez una presión mucho más visible y vistosa que la de los poderes judiciales europeos. En cuanto a estos, en lo único que favorecen al procés es en el despliegue de una doctrina garantista. Creen necesario los jueces europeos, en pro de la libertad de pensamiento y de expresión, soportar con mucha quina Santa Catalina los exabruptos de determinados políticos, así catalanes como de otras procedencias; pero nunca les han dado el menor crédito para sus quimeras. Convendría separar de forma adecuada ambas cuestiones, porque las repetidas operaciones de liar la troca, embolicar que fa fort y apostar de farol, nos pillan ya cansaditos a estas alturas de la segunda parte de la prórroga.

Nota final.- Con el post ya redactado, leo en el blog de mi vecino, que sí se permite el lujo del papel prensa impreso todas las mañanas, un comentario sobre la misma entrevista citada al señor Forn, del que se deduce que esa “forma distinta” de volver a hacer lo mismo equivaldría a lo que algunos usan llamar de forma despectiva «autonomismo». Hago mío sin reservas el comentario de José Luis López Bulla al respecto, que el lector puede encontrar fácilmente clicando abajo:

http://lopezbulla.blogspot.com/2021/06/autonomismo-e-independentismo-breveria.html

 

domingo, 20 de junio de 2021

LOS JUECES PIDEN AMPARO

 


Fachada de la sede del Tribunal Supremo, Madrid.

 

El Poder Judicial ha pedido al Gobierno amparo ante las descalificaciones variadas y numerosas que le llegan de Europa. Hace muchos años, compuse un pastiche de una rima de Bécquer (la del arpa) al ver como mi hija Albertina, con el pañal desbordante de lo que no diré, reclamaba a grito pelado “la mano de nieve que sabe limpiarla”. Y concluía mi composición con la siguiente reflexión premonitoria:

«Ay, pensé, cuántas veces los hombres / son igual que una niña pequeña, / y después de ensuciarse ellos solos, / ¡quieren que otro les limpie la mierda!»

Los versos son infumables, de acuerdo, pero en la sustancia lo clavé, perdonen la inmodestia. Es justo lo que está haciendo ahora nuestra cúpula judicial, después de seguir una política de cooptaciones nefasta, de no generar jurisprudencia que valga un chavo, de pisar en todos los charcos, de despilfarrar su prestigio a través del desprecio de los criterios de prudencia (jurisprudencia) que corresponderían a distintas situaciones, y de dar entrada a trámite, de forma aventurera, a recursos absurdos con el cuño visible de la ultraderecha. La ultraderecha, no debería hacer falta señalarlo, se compadece muy mal con la jurisprudencia y con la congruencia que en principio se supone a esta.

No dimitir para forzar el cambio cuando finalizó el plazo constitucional de su mandato, ha seguido el juego de una política de bloqueo ensayada por una determinada instancia política contra el mismo gobierno al que ahora se pide amparo. Y esa no dimisión ha ido acompañada por una serie interminable de nombramientos fuera de plazo de amiguetes para puestos clave. El CGPJ ha jugado a multiplicar los “brazos de madera” con los que hacer inexpugnable su posición, en lugar de cuidar de la eficiencia y el prestigio de la institución aportando los criterios y los estudios relevantes que enaltecerían el cometido indispensable de los jueces en una sociedad democrática.

Ahora se quejan al gobierno del desprestigio que ellos mismos se han ido echando trabajosamente encima. De Europa viene lo que viene, pero la calificación de la judicatura es bajísima también en las encuestas patrias de opinión.

El remedio ya lo saben sus señorías, son mayorcitos y con estudios suficientes. Es más cómodo, ciertamente, echar la culpa del comistrajo al gobierno, y pedirle amparo; pero eso es algo en todo caso al alcance del tertuliano de una barra de bar, no debería ser nunca el recurso utilizado por un cuerpo de élite al que la Ley de Leyes señala deberes precisos que comportan una alta responsabilidad ante todos los españoles.

 

sábado, 19 de junio de 2021

CÍRCULOS CONCÉNTRICOS



 Tres novelas cortas ─entre las 150 y las 190 páginas cada una─ recorren la parábola vital de Theodor Kallifatides, el griego que se dio a conocer como escritor en Suecia y en lengua sueca, y que se reencontró con sus orígenes, con sectores desconocidos de su familia, y con la lengua materna que nunca descuidó ni dejó de lado, muchos años más tarde, Son “Otra vida por vivir”, “Madres e hijos” y “Lo pasado no es un sueño”, por orden de aparición en la edición española de Galaxia Gutenberg, exquisitamente traducida por Selma Ancira.

Ignoro si fueron escritas exactamente en ese orden. Al concluir una visita a su madre Antonía, en Madres e hijos, Theodor declara “Tenía yo un libro que debía ser escrito”, y su madre le pregunta: “¿Me dará tiempo de leer ese libro?” Según algunos indicios y cabos sueltos, ese libro que interiormente le estaba pidiendo ser escrito, acabaría por ser Otra vida por vivir, y Antonía murió antes de que estuviera terminado. En Lo pasado no es un sueño, se narra el fallecimiento de la madre y se insiste, sin repetir escenas, en el regreso a Molái (Molaoi) del escritor para recibir un homenaje que empieza como iniciativa de la directora de la “Asociación de Señoras y Señoritas de Molaoi”, y acaba por congregar a todas las fuerzas vivas, incluidos el alcalde, el obispo ortodoxo, académicos, poetas, y decenas de amigos de infancia dispersos por el mundo.

La estructura de la trilogía es, entonces, la de unos círculos concéntricos, como los que se producen en la superficie de un estanque al arrojar una piedra. El primer círculo y el más compacto narra sobre todo la historia de la familia en un contexto difícil, la ocupación nazi, la guerrilla, las terribles represalias contra los comunistas a la finalización del conflicto mundial, y el milagro cotidiano de la supervivencia. El segundo libro es el del regreso y la reinstalación de un  hombre en el “lugar en el mundo” que el destino le tenía asignado. Y el tercer libro cuenta, con una enorme sobriedad, algunos porqués:

Por qué un joven deja su propio pueblo en unas circunstancias que hacen imposible cualquier alternativa, y se marcha a vivir a un país en el que se habla una lengua de la que tan solo conoce una palabra: Godmorgon, buenos días. Y por qué regresa sesenta y dos años después, no para quedarse en Grecia ni para ajustar cuentas pendientes, sino para poder completarse y explicarse a sí mismo.

Hay un momento cómico de desorientación hacia el final del tercer libro cuando Theodor y su esposa sueca Gunilla embocan en su cochecito de alquiler las calles de Molaoi. Ella no conoce nada de aquello, pero para él es peor: no reconoce nada. Las calles de tierra están asfaltadas, los edificios son nuevos, donde él recordaba una pendiente ahora ve una superficie plana. Está perdido, no sabe por dónde seguir, cómo encontrar la plaza.

─Tú no encuentras ni los huevos en la nevera ─se ríe Gunilla, que está de buen humor, todo le parece muy hermoso, mientras él se deja dominar por una angustia creciente.

Finalmente, casi por sorpresa, llegan a la plaza y la angustia desaparece de pronto. «Sentí un gran alivio. La plaza no era como yo la recordaba, pero recordaba a la que yo recordaba.»

Intenten explicarlo mejor.




 

viernes, 18 de junio de 2021

NO A TODO

 


La foto de Colón 2021, en interpretación de la revista satírica El Jueves.

 

En el frac de Fra Casado aparece sin disimulo posible un siete de difícil zurcido.

El frac estaba diseñado para una impugnación a la totalidad. Un “No” a todo. Todo lo que iba proponiendo de hecho, o podía llegar a proponer, el gobierno de coalición, era calificado como un disparate, un puro despropósito, una quimera totalitaria puesta al servicio de un sistema utópico comunista y chavista-polisario.

Ayuso, la manijera particular de confianza de Casado (o viceversa, aquí hay una polémica muy sutil por resolver) provocó al Rey a no firmar el indulto que Sánchez está llevando adelante a velas desplegadas. La respuesta del Rey Felipe ha sido viajar a Cataluña, y reunirse con el president de la Generalitat (no sin reticencias por ambas partes, supongo, pero las reticencias se suponen y los hechos están ahí), en el contexto de un consenso amplio por los indultos anunciado de forma explícita y solemne tanto por los representantes del mundo empresarial catalán como por los obispos de las diez diócesis catalanas, reunidos en Conferencia Episcopal de la Tarraconense.

Han aparecido luego, juntos ante los medios, Aragonès y Puigdemont para recordar a todo el mundo que lo de los indultos no es una solución final, sino solo un principio. Es lo que pensamos todos, pero no lo que decían los mismos protagonistas hace tan solo unas fechas de calendario; entonces los indultos fueron gallardamente rechazados por contravenir ese programa unilateralista que se calificaba de clave “democrática” última y decisiva para alzar medio país a la condición de semirrepública.

Se ha avanzado un buen trecho en los últimos días por la senda del realismo, y esa ha sido la causa del rasgón demasiado evidente en el frac del joven Fra. Le han faltado alternativas, un plan de reserva en el bolsillo (mentira parece que el PP no tuviera un plan B, cuando nunca le faltó una contabilidad con la misma letra), y algo de cintura dialéctica para manejarse en una melée embarullada provocada por él mismo.

Y ha sido toda esa imprevisión lo que le ha llevado a un rincón del aula, castigado de cara a la pared y con metafóricas orejas de burro. En el descrédito le ha acompañado una ex política que apuntaba maneras, Inés Arrimadas, que de tanto deshojar la margarita ha perdido la flor.

Moraleja: la política del “no a todo” solo es útil en la primera embestida. Si el recurso a la heroica no da un resultado inmediato y por así decirlo milagroso, hay un peligro grande de que la situación se pudra. Y en tal caso más vale pedir árnica y otear las posibilidades de mercado para fichar a un nuevo defensa central de garantías, para reforzar el equipo en la próxima temporada.

 

jueves, 17 de junio de 2021

(NO TAN) FELIZ MUNDO NUEVO


 

Un futuro solitario, compartimentado, vigilado por control remoto; o bien, un futuro ampliamente distinto. Ser o no ser, ese es el dilema. (Fotografía de Gail Albert Halaban, de la serie aún en curso “Desde mi ventana”.)

 

En el mundo antiguo los grandes finales de ciclo venían marcados por signos extraordinarios: el Nilo bajaba tinto en sangre, nacían terneros de dos cabezas, aparecía en el firmamento una estrella nueva moviéndose en una dirección inusitada. Cosas así.

No sé si tienen el mismo valor premonitorio sucesos tales como el pinchazo de Colón-2, las desventuras de “Oh Susanna” en Sevilla, la constatación de que la familia Pujol ya no es procesalmente intocable, o el hecho portentoso de que Sergio Ramos no solo no va a estar ejerciendo de capitán de los Tercios en la selección española, sino tampoco en la plantilla del Real Madrid. No es mi intención ejercer de agorero, pero mis precarias facultades de pitoniso me dicen que los recursos a la heroica van de capa caída, las perspectivas inmediatas de los Fra Casados se oscurecen rápidamente, y dado el giro de los acontecimientos ya ni siquiera Isabel Díaz Ayuso tiene asegurado un asiento preferente en el Olimpo patrio a la derecha de Papá Josemari y del Tito Floren. Torres más altas han caído antes, y si lo dudan les remito a lo ocurrido con Ramos, ese hombre hasta ayer mismo insustituible porque sabe tirar los penaltis a lo Panenka.

Hablemos de otro tema. Hay más cosas en el cielo y en la tierra, en efecto, de las que sospechaba la filosofía de campanario de Horacio, según el conocido reproche que le hizo el príncipe Hamlet. Les invito a un paseo reposado por las páginas del número recién aparecido (el 22, una cifra que nos da cierto vértigo a quienes empezamos con humildad a poner en pie el ya lejano número 1) de la revista digital “Pasos a la izquierda”. El dosier sobre el populismo está repleto de insights muy útiles para moverse con agilidad en aguas tan pantanosas, y la sección sobre sindicalismo y trabajo mantiene las características constantes de la publicación, incluida en este caso una nueva visita a viejos amigos tales como Trentin, López Bulla, Supiot, Ugolini y Tébar, en el trabajo de Fabio Cortese.

Atiendan asimismo a Danièle Linhart y sus reflexiones sobre la pervivencia en la nueva organización de la producción de algunas de las siete cabezas de la hidra taylorista.

Me atrevo, sin embargo, a proponerles dos lecturas de otro orden, que genéricamente entran dentro de la temática relacionada con lo que hace ya bastantes años dimos en llamar Tercer mundo.

La primera es la conversación de Estella Acosta con el delegado en Madrid del Frente Polisario (ver https://pasosalaizquierda.com/un-dialogo-con-alisalem-sidi-zein/), una forma de introducirnos en los vericuetos menos publicitados de un conflicto tenebrosamente marginal para los comportamientos globalizados de las instituciones internacionales.

La segunda es una mesa redonda de diferentes especialistas en torno a la crisis climática; dicho de otro modo, al futuro imperfecto e inmediato que nos está esperando a la vuelta de la primera esquina. Lo encuentran en https://pasosalaizquierda.com/por-una-politica-de-reparacion-para-la-crisis-climatica/.

Hay una comparación, en ese ramillete de opiniones, entre la forma como se ha abordado la crisis del covid en el ancho mundo, y los principios equivalentes que podrían regir la transición climática. Respecto del primer caso, he leído ayer o anteayer en la prensa que en África la población vacunada hasta la fecha es un 0,6% (repito, no hay error tipográfico: 0,6%) de la población total. Las grandes agencias mundiales prevén el envío de millones de unidades de vacuna, a partir de 2022. Es decir, vamos a dejar bien resuelto primero el caso de los países ricos y los casi ricos (por este orden), y abordaremos luego sin tardanza el caso de los países pobres, desde los casi pobres para empezar hasta los muy pobres en la cola de la cola, para que finalmente nadie quede al margen de los beneficios de la civilización.

A nadie se le escapa que este modo de tratar el problema, 1) está basado en la desigualdad de oportunidades más cruda y descarnada; y 2) en consecuencia, va a agravar la desigualdad de las situaciones diferenciales entre los países del mundo.

El caso puede ser todavía más terrible en el tema de la transición energética. El parón que se prevé para la energía procedente de combustibles fósiles no puede obviar el hecho de que para algunos países en (llamémosles) vías de desarrollo, el único naipe de triunfo que poseen para salir de su situación desairada en el concierto de las naciones es precisamente su riqueza en yacimientos de carbón y/o hidrocarburos. Y como menciona uno de los participantes en la mesa redonda, solo hay una cosa más desesperante que el ser explotado por el capitalismo; y es el no serlo.

Es decir, quedar totalmente al margen de las cadenas de valor que dan forma al progreso, tal como es concebido este en el mundo capitalista (el único que existe ya, en puridad). Al respecto, es particularmente preocupante que existan dos pautas diferenciadas de comportamiento por parte de agencias tan determinantes como el Banco Mundial y el FMI. Para los países del primer mundo, la consigna es gastar lo que haga falta en la recuperación económica, echando mano sin tasa a los fondos comunitarios generosamente puestos a su disposición.

La canción no es la misma para los países desfavorecidos. Ya ha ocurrido que han pagado por unidad de vacuna más del doble que el primer mundo; pero, en una transición energética en la que se ven atrapados hasta el cuello debido a que las urgencias del cambio climático son iguales para todos, las ayudas internacionales están siendo tasadas al milímetro y condicionadas a compromisos firmes de devolución en plazos marcados y con intereses estipulados.

Es decir, el plazo para la descarbonización es en principio igual para todos, pero las condiciones para acceder a una compensación, la cuantía de la misma y los plazos y formas de devolución, varían en cambio hasta dibujar figuras extravagantemente obtusángulas.  

Es la letra pequeña de los conflictos Norte-Sur y Este-Oeste en un mundo que se presenta a sí mismo como compasivo y solidario. Pero no parece que vaya a ser posible un progreso universal mientras existan unas divergencias tan grandes en la letra pequeña de las grandes cuestiones planetarias que nos conciernen a todos sin excepción.