martes, 30 de junio de 2020

LAS GRANDES FORTUNAS SON OPACAS



Ciudad de Panamá, tan cerca del corazón de nuestras mayores fortunas.



Por supuesto, estoy a favor de un impuesto que grave con un porcentaje mayor las grandes fortunas. No un impuesto especial, transitorio, particular para una época de crisis económica aguda; sino un impuesto normal, bien asentado en un edificio fiscal coherente que permita una redistribución más eficaz de la riqueza generada en la sociedad, más adecuada que el reparto tramposo que promueve la así llamada “lógica” de los mercados.

Por supuesto, eso nos aproximaría a países serios ─no necesariamente “frugales”, signifique eso lo que signifique─ que luchan desde una fiscalidad progresiva contra la perversión del “efecto Mateo”, llamado así por una parábola de Jesús bastante desconcertante, que resume el Evangelista del modo siguiente: a quienes más poseen, tanto más les será dado, y a quienes tienen poco y no consiguen hacerlo fructificar, les será quitado incluso lo poco que tienen, y se verán arrojados a las tinieblas exteriores.

Me atrevo a sostener, sin embargo, que la resolución por ley o decreto-ley de esta grave cuestión, en esta circunstancia concreta, no tendría grandes consecuencias desde el punto de vista recaudatorio, y tampoco aportaría una igualación perceptible de las rentas de las personas físicas.

La razón es que la fortuna de los grandes patrimonios no es abarcable con los instrumentos contables habituales. No es cuestión de utilizar la regla de tres y concluir: tanto tienes, luego tanto debes pagar. Estamos muy lejos de ese desiderátum. Las grandes fortunas están colocadas en sociedades interpuestas que presentan sin excepción balances de pérdidas; en sicavs (sociedades de inversión de capital variable) que la ley permite que tengan un curso subterráneo durante largos años de modo que sus fondos solo son gravados cuando finalmente afloran (por lo general como patrimonio en una herencia, y no es casual que nuestras derechas ricachonas aborrezcan el impuesto al patrimonio); y en otros instrumentos delicados de ingeniería financiera especializados en el arte de birlibirloque.

Por eso no creo que sea una prioridad esencial en este momento una ley que sería justa y benéfica, sí, pero poco útil en tanto no se desbroce un poco la selva jurídica en la que se ocultan y mimetizan los capitales de las grandes fortunas. Cada cosa a su tiempo. Primero levantar la liebre, luego disparar (me excuso ante los animalistas por esta metáfora cinegética cruel; espero que comprendan que me refiero a otras “liebres” mucho menos inocentes).

Llamo la atención del personal, en cambio, sobre algunas de las cláusulas contenidas en el II ASDE. Porque puede parecer que hasta que no se haya hecho todo, no se ha hecho nada aún. Y no es cierto.

La patronal bancaria ha puesto el grito en el cielo contra la cláusula que impide repartir dividendos a las sociedades beneficiarias de ayudas del Estado. El sentido de la norma es claro: las ayudas a las empresas son para reconstruir la producción de riqueza, no para que el accionista siga cobrando su cuota como si nada hubiera sucedido. Si hay crisis, la hay para todos, para el empleado y para el capitalista. El dinero que se adelanta para que el trabajador no pierda su empleo, no debe ser utilizado para que se siga lucrando el accionista mientras los demás padecen.

Esta es una forma parcial, pero muy concreta, de gravar a las grandes fortunas. También se está impidiendo la recompra de acciones a las sociedades (empresas) solicitantes de ayudas. La recompra es una forma de distribución de dividendos sui generis. La sociedad en cuestión compra a sus grandes accionistas un paquete voluminoso de acciones con una sobreprima, y se la revende de inmediato, a veces en cuestión de escasos segundos, por el precio normal de mercado. En un abrir y cerrar de ojos, el gran accionista mantiene su misma posición en el capital social de la empresa, y se ha lucrado de bóbilis con el sobreprecio pagado por la empresa en su recompra efímera.

La práctica de la recompra es “legal”, quiere decirse que no está perseguida (aún) por la autoridad fiscal, pero es indecente porque no premia ninguna generación de riqueza, ningún beneficio real; más aún, si la empresa que la practica desvía ayudas financieras destinadas a la reconstrucción económica para premiar a su más selecto grupo de accionistas.

Tampoco podrán, las empresas solicitantes de ayudas para la producción, externalizar procesos productivos mientras tienen trabajadores en los ERTE que más adelante , pasada la pandemia, tendrán otra sigla distintiva, ETOP. En efecto, si una parte de la plantilla está en la nevera, cobrando del Estado, no es de recibo que la empresa subcontrate fuerza de trabajo por otro lado. La idea detrás de la norma es salir de esta crisis todos juntos, sin trampas ni zancadillas por medio. La misma lógica sigue la idea de prohibir las horas extraordinarias “estructurales”, en estas condiciones.

Todas ellas son condiciones para una “nueva normalidad” que apuntan a un cambio de paradigma productivo, y a un welfare (bienestar) distinto del de antes y mejor adaptado a las nuevas condiciones del trabajo y de la producción; y son asimismo derogaciones en los hechos de normas de las famosas “reformas” laborales que tan contentos pusieron a los ricos después del anterior desplome económico.

Se está configurando una salida de la crisis que no va a ser la salida de unos a costa de otros. Que nadie diga que el gobierno y los sindicatos no están haciendo “nada”. Es mentira, y además decirlo es abiertamente reaccionario.
   

lunes, 29 de junio de 2020

CONSOLIDACIÓN



Fotografía oficial del II ASDE, tomada del muro de J. Pérez Rey.



Suscribo las palabras de Joaquín Pérez Rey en su muro de facebook: «Los resultados del diálogo social merecen ser celebrados, sobre todo cuando requieren un enorme esfuerzo. Aferrarse a la silla y no darse por vencidos es la valiosa lección que la comisión tripartita nos deja en este II ASDE. Un nuevo acuerdo que contribuirá decisivamente a que nuestro país afronte la crisis social derivada de la pandemia. Gracias a las personas que han contribuido a su consecución, ha sido un honor compartir mesa con ellos.»

El II ASDE (para los alérgicos a las sopas de siglas), es el segundo Acuerdo Social para la Defensa del Empleo, que se acaba de firmar. Los lectores preocupados por la perspectiva económica y por los avances políticos concretos del actual gobierno de coalición, pueden encontrar un amplio resumen de urgencia, apasionante, en el blog de culto “Según Antonio Baylos”, en el siguiente link: https://baylos.blogspot.com/2020/06/el-ii-acuerdo-social-de-defensa-del.html.

También es muy recomendable un texto de Jesús Cruz Villalón (http://jesuscruzvillalon.blogspot.com/2020/06/breve-comentario-de-urgencia-al-decreto.html), más atento quizás a la técnica jurídica, y no tanto como el de Baylos a los elementos de novedad en la praxis política, con una visión de la democracia que las derechas califican de “autoritaria” porque soslaya las invectivas y las descalificaciones globales que se lanzan de forma sistemática desde ese rincón del hemiciclo parlamentario. La nueva praxis se asienta, en cambio, en el sólido trípode formado por el gobierno y los agentes sociales (sindicatos y patronos).

Que son, no se olvide, quienes van a sacar las castañas reales del fuego, lejos de los postureos y los brindis al sol de nuestros prohombres y nuestras promujeres patrios/as, tan felices ellos y ellas por haberse conocido.  

El consenso social ─difícil, lo apunta Joaquín Pérez Rey en su breve comentario, quizá solo comprensible en su totalidad para quienes hemos estado presentes en mesas de negociación de algún tipo─ está permitiendo avanzar en la buena dirección, en una situación llena de dificultades y falta de cualquier sustrato de consenso político. La vía indicada marca la divisoria entre lo posible y lo no posible. Leo algunas opiniones de gente de Unidos Podemos en las que se argumenta que, de no prosperar el impuesto a las grandes fortunas, UP debería retirarse del gobierno.

No se me ocurre ninguna posible animalada mayor.

Incomprensible la afición de algunas personas hacia las trayectorias de colisión y hacia los asaltos a los cielos por el método de horadar el muro de la fortaleza en el lugar donde mayor es el espesor del glacis.

Hay más noticias recientes por las que felicitarse. La vicepresidenta Nadia Calviño es ya candidata oficial a la presidencia del Eurogrupo, y la cancillera Merkel ha manifestado su predisposición a sostener esa candidatura. Guy Ryder, por su parte, ha llamado desde la OIT a nuestra no menos vicepresidenta Teresa Ribera a participar como experta en la concreción de una transición energética justa para el conjunto de Europa. La influencia de España en la Unión crece de día en día, a pesar de los ímprobos esfuerzos de la funesta Dolors Montserrat, del grupo popular europeo, por enterrarla.

Las políticas progresistas se van consolidando en el país. Estamos de enhorabuena, por lo menos todas las personas de buena voluntad.  


domingo, 28 de junio de 2020

QUÉ SERÁ SERÁ


Encuentros en la tercera fase

He vuelto a Poldemarx, después de tantos meses. El sol calienta más de la cuenta en este solsticio de verano. Recorro las calles estrechas y floridas con la mascarilla colocada en su lugar correcto, pero soy casi el único. Hay mucha gente joven desenmascarillada, que alborota y gesticula sin parar.

Un hecho nuevo: la enorme cantidad de mariposas que revolotean en el aire, como desorientadas. Son mariposas sin gracia, de color pardo y vuelo torpe. Se topan una y otra vez con las paredes blancas, con los paseantes, o entre ellas unas con otras.

Una mariposa parda de otro tipo hace esfuerzos por atraer mi atención desde un rincón inesperado de la portada de un ejemplar en venta de una cabecera renombrada: «¡Eh, que estoy aquí! ¡Oiga! ¡Sí, usted, a usted le hablo! ¿A que no adivina en qué fecha voy a convocar las elecciones?»

Lo dice en catalán, claro. Yo lo traduzco aquí en beneficio de mi audiencia, que para mí es lo primero.

Además, yo soy un ñordo. Sin redención posible. Qué le vamos a hacer, llevo mucho tiempo resignado a serlo.

Volvamos al revoloteo virtual de nuestra mariposa parda, que también parece tropezar con todo y canturrea por lo bajini aquella canción de los sesenta, “Qué tiempo tan feliz”.

Pena que todo se acabe, me dice con un guiño pícaro. Ha sido bueno mientras duró. Me he subido el sueldo dos veces. Y ahora, si me sale de los bajos, cierro las fronteras y vuelvo a poner el país en la Fase 2. Aquí no entra ni un español ni un guiri. Puedo hacerlo.

Por decir algo, argumento que el sector turístico se le va a encrespar. Algunas de las personas que pasean por la Avenida del Doctor Furest sin mascarilla hablan en lenguas exóticas.

Sí, es un inconveniente, pero el sector turístico debe comprender que estamos en tiempo de sacrificios. ¿Le he dicho ya que me he subido el sueldo dos veces? ¡Ah, qué tiempo tan feliz!

Está usted en la segunda prórroga y no hay penaltis, le digo haciendo uso de mi tono más cruel, para remover el hierro en la herida.

Claro, claro. Y no puedo pactar con nadie, ni siquiera con los míos. Por cierto, ya ni me acuerdo de quiénes son los míos. Nadie me quiere, excepto tal vez los herederos de los hermanos Badía.

No esperará que mi corazón sangre por usted, le espeto a bocajarro. Yo soy solo un ñordo.

No reclamo su compasión, pringado. Solo le planteo un acertijo, como hizo Edipo con la Esfinge.

Al revés, le corrijo.

Habría mucho que discutir al respecto, pero no vamos a reñir por eso. Bastante reñidos estamos ya usted y yo. Escúcheme bien, pienso llevarme a la tumba el secreto de la fecha de las elecciones catalanas. Las elecciones se harán de todos modos, pero serán ilegales. ¿Qué me dice? ¡Tiemble después de haber reído!  


sábado, 27 de junio de 2020

LAS NUEVAS AMAZONAS DE LA DERECHA



Wonder Woman, o las nuevas amazonas del 'cómic' político español.



Lo que está haciendo Dolors Montserrat al frente de la camarilla española en el Grupo Popular Europeo es de juzgado de guardia. Corrijo: sería de juzgado de guardia en el caso de que este no estuviera ocupado por doña Carmen Rodríguez-Medel, en cuyo caso mejor lo dejamos correr.

Luego tenemos el caso de Macarena Olona y (por ejemplo) su griterío en el Congreso defendiendo que la violencia de género no es de género, sino meramente violencia. No nos convenció del todo, pero por lo menos nos dejó claro que las mujeres también son perfectamente capaces de ser extremadamente violentas, en su forma de expresarse, en su concepción del mundo e incluso en su conducta en el hemiciclo.

Corren nuevos vientos en las filas femeninas de nuestras derechas. Si doña Pilar Primo de Rivera levantara la cabeza, se le desencajaría la mandíbula de tanto como abriría la boca de asombro. “Esta no es mi mujer española, que me la han cambiado”, calculo que diría, de tener la ocasión. Nada de sumisión, nada de abnegación, nada de sacrificio, nada de arrimo al varón que es el que entiende.

Tenemos delante el feminismo amazónico que predica Cayetana Álvarez de Toledo. Un feminismo faltón e impertinente, chillón, de rompe y rasga, de mano de acero en guante de estropajo. Las generaciones futuras no sabrán de qué habla el abuelito cuando se refiere a la cortesía parlamentaria: “¿Y eso qué era, cómo se hacía, yayo?”

No digo todo esto porque sea yo un nostálgico de la belle époque. Es que me suena raro el sesgo protector que les ha surgido de pronto a don Lluís Llach y a don Lluís Carrasco (ex directivo de TV3) en relación con Laura Borrás. Han sugerido ambos que la amazónica Laura ha sido “violada” por el Parlamento al dejarla bajo los cascos de los caballos del Tribunal Supremo, esa “manada” adicta a la violencia grupal, y han afeado a ERC que no haya hecho un gesto por rescatarla. 

De pronto alguien se acuerda del deber de caballerosidad respecto de la viuda, de la huérfana y de doña Laura, que no es viuda ni huérfana ni ha sido sometida a sevicia alguna, solo a investigación. Lo cual no es ni la violencia de género cuya existencia niega la señora Olona, ni persecución política hacia una posición ideológica determinada, puesto que también y simultáneamente está siendo investigado por hechos parecidos Francisco Álvarez Cascos, cuya ideología es irreprochable desde los cánones de nuestra derecha, pero no así sus tejemanejes al frente del partido asturiano que él mismo creó.

Si hay verdadero amor al enjuague, no importa el sexo, sería mi conclusión provisional al respecto.


viernes, 26 de junio de 2020

LADY GODIVA 2020. FÁBULA PARA MAYORES DE 18 AÑOS CON REPAROS



Lady Godiva, escultura de John Thomas, 1861. (Fuente, Amo i Libri)



Casi un milenio después, Lady Godiva salió de cumplir con sus devociones en la capilla del castillo y se dirigió a la sala donde su marido el conde de Chester y de Mercia estaba viendo un partido de fútbol televisado.

─ Leofric, cariño, deberías bajar un poco los impuestos a la purria. Cada día tenemos más plebeyos manifestándose con carteles en la plaza mayor.

─ Haz como que no los ves.

─ Sí que los veo, y ellos me ven a mí y me gritan groserías. Es muy molesto, Leo. Además mi confesor no me quiere absolver los pecadillos de costumbre si no resuelvo este asunto de una vez.

─ Cambia de confesor.

─ Este es argentino, cielo, y cada sesión de psicoanálisis me cuesta, mejor dicho te cuesta a ti, un huevo.

─ Pues tú verás. Si no entra cash por los impuestos, de algún otro lado tendrá que venir. ¿Por qué no te paseas desnuda por la plaza a media mañana en día de mercado? Entonces sí que gritarán los menestrales. Pero tú a caballo, ¿eh? Y con mascarilla, y guardando metro y medio de distancia con la chusma, no sea que alguien te infecte el virus.

─ Desnuda en medio del mercado… Me estoy viendo, la melena suelta y una mirada soñadora puesta en el infinito… ¡Darling, eres genial! Para estas cosas de negocios te pintas solo. ¿Te parece un tanga de lentejuelas, muy muy chiquito?

─ A pelo, Goddy, a pelo. El tanga está desprestigiado, no vende. Además, de ese modo luces la permanente decolorada que te hizo Ruphert en el chichi.

─ Espero que no me censuren en Instagram, al fin y al cabo es por una buena causa.

─ Yo me encargo de mover hilos. En cualquier caso, a Instagram solo le interesan los pezones.

─ Es que también me da rabia que me censuren los pezones.

─ Veré qué se puede hacer.

La bella Godiva paseó a caballo por el mercado de Coventry, todas las cadenas de ámbito nacional y local estaban presentes, reporteros y fotógrafos de todos los medios cubrieron el insólito evento. En la plaza no cabía un alfiler. El obispo de Coventry hizo volar las campanas de la catedral.

La apoteosis. Leofric bajó los impuestos (no mucho) y a cambio se forró con las exclusivas.

Solo un sastre cincuentón, enamorado secretamente de la bella aristócrata, se encerró solo en su taller y corrió los postigos de la ventana. Sus conciudadanos hicieron chacota de él y le llamaron No Peeping Tom.

Una advertencia final. Si alguien pretende ver alguna relación metafórica entre esta historieta y las actitudes recientes de ciertas ladys de nuestro cotarro particular, le diré alto y claro que no es así. Esto no tiene nada que ver con Isabel Díaz Ayuso, Cayetana Álvarez, Macarena Olona, Dolors Montserrat. Menos aún con Belén Esteban o Ana Rosa Quintana. Las exhibiciones bastante impúdicas de todas estas señoras no han sido en ningún caso por una buena causa. Ellas solo pretenden bajar los impuestos a los ricos.

De modo que no hay caso.


jueves, 25 de junio de 2020

CAMPAR A SUS ANCHAS



El meandro del Ter frente a Sant Pere de Casserres, o la Catalunya mística.



Hoy se decide en el Parlamento español el suplicatorio para que Laura Borrás pueda ser juzgada por el Tribunal Supremo.

El hecho es grave. Una portavoz de la futura República Catalana, respetada en el mundo entero, podría ser juzgada por el Enemigo. Entre otras voces airadas que se han alzado para protestar por el asunto, está la de Gerard Quintana, un cantante al que no tengo el gusto de conocer ni he oído cantar nunca, pero eso es meramente culpa mía.

Ha tuiteado el mestre Quintana: «Algú sap per què, de sobte, la majoria de partits polítics confien en el criteri del Tribunal Suprem? Si és així, per què aquests partits polítics que hi confien tant, tenen companyes a l'exili i no les entreguen a la justícia espanyola?»

Me parecen dos preguntas de escasa sustancia. Respecto de la primera, el criterio del Supremo es la base de nuestro estado de derecho. El único estado de derecho que hay aquí hasta el momento, subrayo. El mismo hecho de que la señora Borrás sea juzgada por el Supremo es una garantía debida a su representación. La “mayoría de los partidos políticos” (Quintana no lo dice de forma expresa, pero me temo que se refiere exclusivamente a los partidos catalanes de disciplina indepe, el resto no cuenta para él, y eso sería motivo para una meditación distinta) puede confiar o no en el criterio del Supremo, pero todos los partidos están obligados constitucionalmente a acatarlo.

La segunda pregunta tampoco nos lleva muy allá. Todos los políticos que se “exiliaron” después de los desafortunados sucesos del otoño del 17, lo hicieron libremente y por su voluntad. Ninguno de ellos fue al exilio como castigo dictado por el Estado opresor. Si los partidos en los que siguen militando estas personas tuvieran la más remota intención de pedirles que se allanen a la “justicia española”, la mínima educación les obligaría a preguntarles primero si están de acuerdo.

No están de acuerdo, de otro modo ya habrían vuelto motu proprio. La pregunta de Quintana no tiene sentido.

Hay algo más que no está contenido de forma explícita en las preguntas de Quintana, pero sí implícitamente. A saber, la suposición de que Laura Borrás va a ser juzgada solo por su ideología. Ella misma dice a quien quiera escucharla que contra ella hay una persecución política, porque se limitó a hacer “lo mismo que hacen otros”.

Laura Borrás troceó contratos para darlos a sus amigos sin pasar por las normas fastidiosas de la licitación pública. Se sabrá, tarde o temprano, si los amigos en cuestión retribuyeron el favor cediendo un módico porcentaje del total recibido para las arcas del partido.

No es una conducta ejemplar, y Borrás no la niega, solo se excusa en que también otros lo hacen. Cierto, ha sido el modus vivendi de la administración Pujol, de la administración Mas y posiblemente de lo que ha habido después, ciñéndonos solo a Cataluña. Fuera de Cataluña también ha sido un tipo de conducta muy reiterado. Se sigue haciendo, sin duda, en varias autonomías, tanto si las gobiernan los hunos como los hotros.

La pregunta entonces es si Borrás debe ser absuelta porque su conducta es permisible en personas con mando político, o si todos los corruptos sin excepción y sin acepción de personas deben pasar por los tribunales.

Cuestión distinta es si los tribunales se comportan igual con todos, si todos somos iguales ante la ley.

Pero no estamos criticando aquí a la Administración de Justicia, sino a Laura Borrás. Laura Borrás no ha dimitido todavía, cosa que habría demostrado que aún no ha perdido del todo la vergüenza.

No solo no ha dimitido, sino que intenta presentar su caso de corrupción vulgar como una persecución política contra ella y contra la causa ideal que ella representa.

Uno de los argumentos que se esgrimen con frecuencia para pedir que una Cataluña impoluta se independice de una España mugrienta, es que “aquí hacemos mejor las cosas”.

Mi contrapregunta, entonces, a Gerard Quintana: ¿vale la pena luchar por una República catalana en la que todo se va a hacer por lo menos igual de mal que en todas partes, y en la que las élites políticas lo único que pretenden es sacudirse las pulgas y campar a sus anchas?


martes, 23 de junio de 2020

LA SINTAXIS EN EL ARTE



Nada es casual en el desorden que ustedes perciben en la imagen que encabeza estas líneas. El lugar es el yacimiento arqueológico del Keramikós de Atenas. No se parece mucho en su estado actual a como debió de ser, pero la culpa la tienen bien visible a la derecha, en la forma de una horrorosa construcción religiosa de formas neobizantinas y espíritu infernal.

La religión nueva arrasó en este lugar los monumentos y los símbolos del “paganismo” anterior. La iconoclastia no se ha inventado ahora, el demonio siempre ha tenido que ser expulsado con derribos, hogueras y sahumerios, de su presa en el corazón de las personas sencillas. Junto a casi todos los yacimientos helénicos antiguos encontraréis una iglesia ortodoxa levantada para marcar el territorio. No es un hábito exclusivo de los griegos. Lo mismo ocurre en Córdoba donde una mezquita fue reconvertida por huevos en catedral; y en tantos lugares de nuestra geografía, donde los templos se alzaron sobre los cimientos de lugares de culto anteriores, que fueron derribados para proceder a la “nueva normalidad”, disculpen mi utilización torticera de la expresión.

No es ahí donde quiero ir a parar, sino al monumento funerario que ven en el centro de la imagen, sin inscripciones ni ofrendas votivas, colocado de forma anómala encima de un murete. La difunta, representada en posición sedente y en actitud de conversar, aparece enmarcada en una estructura rectangular, una especie de ventana al inframundo.

Pueden ver un ejemplo más antiguo y tosco, en esta niña que sigue jugando para la eternidad en el recuerdo cariñoso y la añoranza de sus parientes.


Probablemente todo empezó con Homero, o con una tradición anterior que Homero nos trasladó en la Odisea. Aleccionado por Circe, Odiseo va con sus hombres al lugar donde los ríos Cocito y Piriflejeton desaguan en el Aqueronte, y allí, en el confín del Océano, en las sombras del Norte que los rayos del sol jamás iluminan de forma directa, abre en el suelo un hoyo de un codo por lado, vierte en él tres ofrendas por los muertos (leche y miel la primera, vino la segunda, agua y polvo de harina la tercera), hace las invocaciones pertinentes y degüella allí mismo las reses preparadas, a cuya sangre acuden las sombras de los muertos:

Novias y jovenzuelos y ancianos que mucho sufrieron
y muchachas con penas recientes en sus corazones
y varones heridos por lanzas de punta de bronce…

Todos gritan “como un dios gritaría”, y el héroe declara haber sentido en ese momento “verde miedo”.

Hay sintaxis en el arte, y no meramente invención. Quiero decir con ello que se siguen determinadas fórmulas estereotipadas (utilizo el término sin ánimo peyorativo) para visibilizar conceptos que son de por sí invisibles. Puede ser el caso del joven de la viola de brazo sobre el que especulaba el otro día (1) al advertir una estructura de este tipo, pero quizás también en este caso un elemento así esté representando otra cosa.

La sintaxis, en todo caso, existe siempre en el arte. Todo se dispone de una forma determinada, y cualquier cambio en el significante varía también el significado. Posiblemente no hasta el punto como aparece en la aguda viñeta de abajo, que comparto del muro de facebook de Carlos Vallejo, contando con su bien probada benevolencia.





lunes, 22 de junio de 2020

SAVE BABIECA



Monumento al Cid Campeador en Burgos, junto al puente de San Pablo y frente al Teatro. Es obra de Juan Cristóbal González Quesada y fue inaugurado por Francisco Franco en persona, el 24 de julio de 1955. Los críticos de la época dictaminaron que la estatua tenía más valor simbólico que artístico.



Me escribe mi sobrino-nieto Paquillo Rodríguez de la Rodriguera, burgalés de pro, educado a sus trece prometedores años en las más acendradas virtudes de sus mayores. Lo que pide me parece justo, de modo que me propongo poner en marcha a partir de este post un amplio movimiento transversal de voluntades de la izquierda, la derecha, el centro, los antisistema, los animalistas y los/las patriotas de toda condición, bajo el hashtag #savebabieca.

Dejo sin más a mi Paquillo en el uso de la palabra.

Kerido tío Paco. Esto es ke estoi preocupado por el mal rollo de las estatuas. Kieren desmontar a Colón de Barcelona por simbergüenza y me parece bien, en el libro de Historia he leído ke los Reyes mandaron a un virrey llamado Bobadilla ke lo trajo de vuelta a España cargado de cadenas, y poco menos ke murió en prisión.

El caso ahora es la estatua del Cid ke tenemos en Burgos, y yo me temo ke alguien vaya a por ella más pronto ke tarde. A mí el Cid me cae bien, oye tío, no vayas a pensar. Conste ke no tengo nada personal contra él.

Pero claro, le hizo jurar al Rey castellano en Santa Gadea sobre un cerrojo de hierro y una ballesta de palo, y eso es lo peor de lo peor, ríete de una comisión parlamentaria de ahora como la ke le piden a Juáncar.

Y lo desterraron, claro, ke menos, y se hizo vasallo del rey moro de Zaragoza, menuda simbergonzonería por más ke luego conkistara Valencia y se la regalara al Rey cristiano. Era lo menos ke podía hacer ¿no?

Por no hablar de akellos mercaderes ke les pagó con dos cofres solo con monedas la capa de encima, y por debajo piedras cogidas del río. Y seguro ke además las monedas de encima eran calderilla. Yo a eso lo llamo estafa.

Tú ke crees, tío Paco, mi padre dice ke no hay ke hacerme caso, ke no soy tonto pero sí un poco gilipollescente, no digo ke tenga razón él ni ke no, yo por mí pasaría página y tan contento, pero si de pronto aparece gente revisando la historia, ni Dios salva al Cid. Unas barrabasadas asín de grandes no cuelan.

De modo ke si llegara el caso como me temo, tú ke tienes influencias pide ke desmonten al Cid de la estatua, de acuerdo no hay problema, pero ke dejen donde está a Babieca, el pobre no tuvo culpa de nada y ahí arriba del pedestal luce mucho, con un juego de patas ke dice el tío Ciriaco ke cualkier caballo normal en esa posición se cae, pero es lo mismo, nos hemos acostumbrado a verlo así.

Lo harás, ¿verdad, tío Paco? Un abrazo de tu sobrino ke mucho te kiere.
Pakillo

PS.- No te creas ke no sé usar la letra “cu”, es ke la tecla del portátil se me ha escoñao, ¿vale?

LA COCINA DE LOS SONDEOS



Piedra del Sol, relieve azteca (Museo Nacional de Antropología ee Historia de México).


Una teoría nueva sobre el calendario maya situaba el día de ayer como el del fin del mundo. Esperé sosegadamente el evento, sin descuidar el aseo corporal, el paseo higiénico de la mañana con la mascarilla puesta, las comidas a mis horas y el rato de siesta después del cafelito que culminó el almuerzo ─almuerzo sobrio, dado que me he puesto encima un kilo desde el confinamiento─. A media tarde subí a la azotea, escruté los cielos en busca de un signo fatídico que no apareció, jugué un rato a tirarle lejos una pelota de tenis reventada al perro de mi cuñada, y escuché el arrullo del par de tórtolas ─estilizadas, elegantísimas─ que nos hacen fiel compañía desde que Carmen les puso en un rincón un recipiente con grano, allá a principios de abril.

«No esperéis gran cosa del fin del mundo», nos aleccionó Stanislaw Léc en uno de sus geniales aforismos. De modo que no tenía en mente un gran espectáculo en technicolor y pantalla panorámica, y me habría conformado de buen grado con una eventual desintegración repentina de todo lo que me rodeaba, yo incluido. Lo importante de la película del fin del mundo es el fondo del argumento, no los efectos especiales.

Les voy a hacer un spoiler en este punto: no ocurrió nada. (Salvo, quizá, dos regalos del árbitro al Madrid en el partido nocturno, pero eso no es indicio de ningún fin del mundo sino, al revés, del retorno de la “vieja normalidad”.)

La credibilidad de un fin del mundo basado en la autoridad de la matemática o el don de profecía de los mayas precolombinos viene a ser como la fe en los sondeos de opinión. El último publicado predice un acercamiento del PP a la intención del voto del PSOE, como elemento principal. De ahí deducen algunos nigromantes que la estrategia de acoso y derribo del gobierno está dando buenos réditos a Pablo Casado.

Sí, claro. En cambio, exactamente la misma política no le da el mismo resultado a Vox, que baja en intención de voto. Ni a JxCat, tan tozudamente aplicado en manejar la misma fórmula. ¿Por qué? La única explicación de la anomalía se sitúa, a lo que supongo, en la cocina del sondeo. Lo demás viene a ser pollas en vinagre y huevos en aceite, como decía la madre de una amiga de facebook.

No quiero decir que los sondeos que se van haciendo públicos sean enteramente fakes, pero habremos de convenir en que sin una cocina adecuada no significan gran cosa. Pablo Casado estará contento hoy, e intentará vender el producto a sus patrocinadores con la fórmula sacramental de rigor: “Cuando estemos nosotros en el gobierno…”

Tal eventualidad puede ocurrir, o no. No depende, por fortuna, de las entrañas de los bueyes ni del vuelo de las aves, sino de votos, votos, votos, insaculados en urnas y contabilizados con todas las garantías y las transparencias debidas. Hay que ganar los votos, entonces, y no los sondeos. Las elecciones no las ganan los arúspices, por más que reciban un pastón de los poderes fácticos por sus aventuradas predicciones. Existe la creencia de que el mecanismo funciona al revés, y los sondeos no recogen la opinión pública del día anterior sino que conforman la del día siguiente.  

A veces ocurre así, en efecto. A veces, no. Así son los cálculos y los pronósticos, incluso en épocas de Big Data. No se puede prever a fecha fija el comportamiento de fuerzas que no dependen de la voluntad exclusiva de quien tiene el poder de combinar y ajustar los algoritmos. Siempre hay un margen mayor o menor para la alternativa.

Más o menos lo mismo ocurre con el asunto del calendario maya.


sábado, 20 de junio de 2020

EL JOVEN DE LA LIRA DA BRACCIO



Erika Bornay, amiga de facebook, me plantea con la imagen que aparece sobre estas líneas un enigma curioso. Paso a limpio aquí las impresiones que me produjo ayer el cuadro, guardado en el Clark Art Institute de Williamson, Massachusetts, donde está catalogado como “Músico con lira da braccio”, de autor desconocido, c. 1510-20.

No soy experto en instrumentos musicales, pero una rápida búsqueda en Google me muestra que la representación de esta viola de brazo es correcta, incluidas las cuerdas excéntricas que descienden por el lado derecho del mástil.

He buscado asimismo el sitio del Clark Institute, y no he encontrado mención de esta pintura. No es la joya de la corona, no está incluida en la serie de reproducciones de obras reconocibles de artistas prestigiosos.

He de reducirme, entonces, a lo que veo. El joven retratado aparece enmarcado en una abertura cuadrada detrás de la cual solo hay oscuridad. El joven, además, está colocado del “lado de allá” de esa especie de puerta. Su disposición es muy semejante a la de relieves funerarios helénicos que he visto, por ejemplo, en el Museo Arqueológico o en el Keramikós de Atenas. En ellos aparece ese mismo marco que separa el mundo de “acá” (el del espectador) y el de “allá”. El retratado sigue en los asuntos que le ocupaban acá, pero está ya, inexorablemente, en el otro lado.

La viola podría ser tan solo un símbolo, y no una indicación del oficio del joven. Hay una cuerda rota, que cuelga lacia en la parte baja. La disposición del instrumento y el gesto del ejecutante indican, no que toca, sino que ha dejado de tocar.

Añado el limón, o fruto similar, que aparece a la derecha, en la divisoria de los dos mundos. Por el tamaño y el color, parece un fruto no llegado a la sazón. Si esa impresión es correcta, se trata de una modesta alegoría que refuerza el carácter funeral del retrato.

Y luego están la mirada perdida del joven, su palidez, los tonos fríos de su ropaje suntuoso. Me trajo a la memoria de inmediato el “Retrato de un gentilhombre en su estudio”, de Lorenzo Lotto, una composición bastante más compleja pero en la que advertimos la misma palidez, el mismo ensimismamiento y un ropaje de un azul similar, de un modelo innominado de caballero en el que Manuel Mújica Laínez quiso ver al duque Pier Francesco Orsini, en su novela Bomarzo. (La atribución es inverosímil dadas las fechas; Pier Francesco nació en 1512, Lorenzo pintó su cuadro en 1527. No debería descuidarse además la presencia, sobre el mantel azul, de una lagartija, probablemente una alusión discreta al inframundo, que tendría la misma función del limón del antepecho en el cuadro del joven músico.)

Comentaba ayer la “pasión fría” de la composición. Es un retrato con el que alguien, presumiblemente la cliente que contrató la obra, quiso guardar el recuerdo de un muerto querido. He fantaseado con el hecho incierto de que también quien lo pintó tenía un fuerte sentimiento de atracción y de pérdida en relación con ese joven encantador y distraído.

He pensado en la posibilidad de una mujer pintora. Las mujeres son con demasiada frecuencia invisibles en la historia del arte. Pasado un siglo de la aparición de una obra, los marchantes comercian con ella en función del rendimiento que pueden obtener. Por razones absurdas pero aún vigentes, la pintura de una mujer no cotiza igual que la de un maestro consagrado. El anonimato de esta y de otras obras considerables puede ser debido a esa razón. Un retrato, por ejemplo, obra casi con total seguridad de Sofonisba Anguissola, La dama del armiño, sigue adjudicándose hoy en día mayoritariamente al Greco. Las cosas son así, y no es previsible que cambien mucho a corto plazo.