sábado, 29 de febrero de 2020

EL NARCISISMO QUE NOS IGUALA A TODOS



Viajeros catalanes, un día cualquiera, frente a la Loge (la Lonja) de una Perpinyà engalanada con senyeres y oriflamas.


Cuenta Puchi a quien ha querido escucharle que ha sentido temor y temblor sagrado al pisar de nuevo tierra catalana histórica. O sea, Perpinyà. Donde aprovechó para presenciar un partido de rugby, deporte que como es sabido fue el favorito, de largo, de Guifré lo Pilós y de Pere lo Cerimoniós.

El evento coincidió en el tiempo con el Día de Andalucía, que también generó temblores sagrados considerables. Ser andaluz es una de las pocas serias que se puede ser en este mundo, según una formulación ya añeja que ha entrado en los catecismos de la doctrina común para quedarse.

Aquel cura vasco alababa la humildad de Jesucristo, que pudiendo haber nacido en Bilbao porque era Todopoderoso, eligió un lugarejo cualquiera como pesebre. 

En cuanto a Isabel Díaz Ayuso, ha calificado de paletos a quienes reclaman un lugar al sol sin ser capitalinos.

Y si le preguntamos a un senegalés, nos dirá que ser senegalés es una cualidad rara que solo poseen algunas personas que han tenido el buen gusto y la presencia de ánimo requeridas para nacer en Senegal. 

Esto es así: en todas partes cuecen habas. Las mismas habas siempre, y siempre el mismo modo de cocerlas, además.

Leo en El infinito en un junco, de Irene Vallejo, libro ya recomendado en estas páginas, la siguiente afirmación (pág. 188): 

«Las costumbres son muy distintas en cada cultura, pero su fuerza es gigantesca en todas partes. En el fondo, lo que las comunidades humanas tienen en común es aquello que inevitablemente las enfrenta: la tendencia a creerse mejores. […] Todos estamos muy dispuestos a considerarnos superiores. En eso somos iguales.»


viernes, 28 de febrero de 2020

TREGUA PARA LA VERBENA



La riña de las aguadoras en ‘Agua, azucarillos y aguardiante’, por Ángel Lizcano.


Puchi se aparecerá hoy a los creyentes en Perpinyà. La novedad es tan fenomenal que todo el independentismo ha pactado una tregua, un poco al modo como en la antigüedad los belicosos helenos hacían una pausa en sus reyertas domésticas para celebrar juntos los Juegos en Olimpia.

Se han recogido velas en relación con la mesa de negociación: el Quim ha retirado el sine qua non del mediador internacional; Elsa Artadi ha reconocido, arrugando la nariz, que “se ha abierto un resquicio” para la negociación; y Marta Rovira, desde su dorado exilio en Suiza, ha dado poderes a Marta Vilalta para que imponga un poco de sensatez en el cotarro.

La tregua durará el tiempo en el que todos acudan del bracete a la verbena de Perpinyà. Después, cada cual se sentirá justificado para hacer de su capa un sayo. Las elecciones asoman en el horizonte como un nublado cargado de tormenta, y solo faltaba el coronavirus para acabar de amenizar el rigodón.

Todo ello había sido anunciado o profetizado desde mucho antes. Si siguen la acción de Agua, azucarillos y aguardiente, “pasillo” veraniego en un acto de Miguel Ramos Carrión con música de Federico Chueca, verán al final la tremenda pelea de las dos aguadoras, Pepa y Manuela, amigas pero muy conscientes de la diferencia de rango entre ambas: “Tú sin duda te has creído / que yo soy una cualquiera, / porque tú tienes un puesto / y yo voy con la vasera.”

La gresca sube enseguida de tono (“Tú no tienes ni decoro, / ni principios ni vergüenza, / y si vuelves a mirarme, / te voy a arrancar la trenza”), pero es interrumpida por la llegada de sus respectivos cortejos, Lorenzo y Vicente, que han desempeñado los mantones de Manila de las dos chulapas para llevarlas en triunfo a la verbena (“Vamos andando, del bracete agarraté, / vamos andando pa la calle de la Fe”).

Y las parejas reconciliadas se piropean recíprocamente:

LORENZO y VICENTE: En cuanto el Santo vea / estas chiquillas/ asao y todo salta / de las parrillas.
PEPA y MANUELA: En cuanto os presentéis / vosotros dos, / al ver la gracia chula / que tienen los chavós, / nos echan estampitas / con la cara de Dios.

Sustituyan los nombres de los personajes por los correspondientes en la vida real, y tienen desentrañado todo el intríngulis de lo ocurrido entre la sesión del Congreso y la Transfiguración de Puchi en Perpinyà.


jueves, 27 de febrero de 2020

Y DOS HUEVOS DUROS



Pep Guardiola ayer en el Bernabeu (foto Juan Medina/Reuters).


Nota aclaratoria.- El copyright de los dos huevos duros pertenece a los Hermanos Marx, pero su utilización para describir la política pos pos pos convergente es patrimonio legítimo de José Luis López Bulla, de quien lo tomo prestado aquí con sin igual sanfasón. No es la primera vez ni será la última, entre compañeros bien avenidos.
   

Pep Guardiola, calificado en la prensa nacional como “el Anticristo blanco”, sometió ayer al Real Madrid en el estadio Bernabeu con una táctica novedosa y desconcertante: utilizó dos falsos nueves.

Leo en lavanguardia (el comentario técnico es de Álex Delmás) que los dos huevos duros, perdón falsos nueves, se emparejaban en fase defensiva a los centrales blancos con el fin de estorbar la salida del balón; mientras que en fase ofensiva se descolgaban para recibir entre líneas y provocar dudas en la defensa. Si alguno de los centrales se adelantaba, uno de los dos puntas blues restantes le tomaba la espalda.

No estoy muy seguro de haberlo entendido del todo, pero al parecer esa actividad impredecible de los dos huevos duros, perdón falsos nueves, colapsó el juego del equipo blanco, que perdió la posesión y a la larga el partido.

Guardiola sabe mucho de fútbol. ¿Cómo explicar esa sabia y compleja táctica en dos palabras y sin tecnicismos? Yo, disculpen la ignorancia, diría que lo del City consistió en marear la perdiz.

Más o menos lo mismo hizo el equipo de JxCat en el Congreso de los Diputados, el mismo día. Ferran Bel amagó con una abstención en el tema del techo del gasto, y cuando a Pedro Sánchez se le había puesto la miel en los labios, Laura Borràs impuso el No. El voto no iba a ser de rositas, explicó a la prensa: el gobierno no había garantizado los dos falsos nueves, perdón huevos duros, que le habían sido pedidos; o sea, la deuda del IVA catalán.

El gol marcado por Borràs no ha entrado, sin embargo, en la portería de Pedro Sánchez, que no necesitaba esa abstención y se ha salido finalmente con la suya; sino en la portería de ERC. En ERC están que trinan, y acusan a JxCat de deslealtad.

¿Deslealtad para qué, y con quién? Al decir una cosa por la mañana y otra por la tarde, los peloteros posconvergenciales han rizado el rizo y superado la treta táctica de Pep, posicionando sus falsos nueves en la Carrera de San Jerónimo para cobrarse los huevos duros en la Ciutadella.

Su parroquia es la que es, y el objetivo que persiguen no es ni vencer ni convencer a nadie, sino evitar que los de Junqueras les desplacen del espacio que siempre ha sido suyo.

Para lo cual recurren a un sofisticadísimo mareo de la perdiz que no tiene ningún efecto en ninguna parte, pero contribuye a mantener con la boca abierta al personal.


miércoles, 26 de febrero de 2020

LA REVOLUCIÓN DEL ALFABETO



El escriba sentado. Museo del Louvre, antigüedades egipcias


Explica Irene Vallejo, en El infinito en un junco (Siruela 2019), cómo el pensamiento y la escritura ocupaban en la antigüedad espacios diferenciados. El pensamiento y la narración se transmitían de boca en boca; su guardián era la memoria. Sócrates, el hábil sofista que filosofaba en las plazas y en los pórticos, sostenía que la escritura mata el pensamiento, porque con lo que está inerte, codificado de una vez para siempre, no se puede dialogar.

La escritura, en cambio, nació en Mesopotamia y en Egipto, para llevar las cuentas: tantas medidas de trigo, tantas unidades de tierra de labranza, tantas cabezas de ganado. Los números servían para lo que servían, pero eran necesarios signos para indicar el trigo, la leche, el oro, el propietario, el comprador, los términos de los contratos.

Los fenicios simplificaron el complicado alfabeto pictográfico que tanto poder depositaba en manos de los escribas sentados egipcios, que ejercían de notarios y registradores de la riqueza que se producía para mayor gloria de Faraón. Los griegos mejoraron el alfabeto fenicio y lo convirtieron en un instrumento infinitamente flexible. La escritura se liberó de la cuadrícula de los estadillos y se asoció al pensamiento oral para darle mayor proyección (el escrito llega más lejos que la voz) y mayor fiabilidad (el boca a boca deforma la expresión inicial de forma inevitable; el escrito es siempre idéntico a sí mismo cualesquiera que sean los ojos que lo lean).

El alfabeto supuso también una revolución social, al democratizar los saberes. Las cumbres del pensamiento de cada época eran por primera vez accesibles a todos, con tal de que dominaran ese instrumento simple y eficaz: la lengua, el alfabeto.

Y la posibilidad para los de abajo de compartir y discutir los saberes, antes arcanos y sagrados, de las castas superiores, posibilitó también cambios políticos antes impensables. Atenas fue la cuna de la democracia, y no fue ajeno a ese hecho que la Grecia antigua poseyera el alfabeto más avanzado, la lengua más extendida y la influencia cultural más profunda.

Irene Vallejo lo explica así, en su libro (pág. 116):

«Aunque los rebeldes y revolucionarios seguían saliendo tan malparados como antes, sus ideales tenían nuevas posibilidades de sobrevivirles y difundirse. Gracias al alfabeto, algunas causas perdidas se han ganado con el paso del tiempo. Incluso si la mayoría de los textos continuaron apuntalando el poder de reyes y señores, se abrieron intersticios para voces indómitas. Las tradiciones perdieron algo de su solidez inamovible. Ideas novedosas sacudieron las vetustas estructuras sociales.»


martes, 25 de febrero de 2020

CONTRA LOS NAPOLEONES DE ALCOBA



Napoleón y Josefina, pintura de H.H. Piffard.


Cuando un portavoz de Vox aseguró a los medios que el problema de los varones de izquierda era que no empotramos bien a nuestras mujeres, me limité a pasar página desde una doble presunción, llamémosla “benévola”: a) que el tal “empotramiento” era una figura retórica para referirse a la coyunda satisfactoria; b) que aquel bendito de dios exageraba sus virtudes erotizantes, del mismo modo que tanta gente tiende a creer que el delantero centro del club de sus amores es mejor que Messi solo que no ha tenido tanta suerte en la vida.

Eventos posteriores me obligan a reconsiderar mi primera y precipitada toma de posición. Es el caso que un senador por Vox de Ceuta (aunque reside en Málaga), de nombre Juan Ros Alcaide, fue denunciado una noche aciaga a la Guardia civil por empotrar ─física, literalmente─ a su legítima.

De inmediato fue suspendido de militancia por su partido, y renunció a su acta de senador; sí, cierto. Pero ahora sale con la pepla de que no quiere renunciar al escaño, que las acusaciones son falsas y le pillaron “en un momento de vulnerabilidad”, y que pretende seguir en su puesto senatorial “por la confianza, el afecto y el respeto que siempre ha tenido de los ciudadanos”.

No aclara el señor Ros cuáles son esos ciudadanos que sienten por él “confianza, afecto y respeto”; para empezar, no sabemos si son ceutíes, o malagueños, o simplemente los correligionarios de su cuerda en el hemiciclo.

Más delicada es la cuestión de a qué “vulnerabilidad” se refiere, y en qué sentido; del mismo modo que será conveniente revisar el concepto de “empotrabilidad” de las mujeres, que al parecer las hace tan felices (y confiadas, afectuosas y respetuosas, para seguir con la triada de conceptos manejada por el andoba).

Convendría en este punto conocer la opinión de su mujer. Arriba tienen una ilustración del emperador Napoleón, practicando sin complejos el manspreading, y de Josefina. Sabemos poco sobre el punto de vista de Josefina Beauharnais sobre todas las cosas en general, y en particular sobre  la escena íntima que muestra el artista.

Esta sociedad tiende a invisibilizar a las mujeres en toda circunstancia. Siempre es malo hacerlo; pero peor aún cuando ellas pasan por momentos de “empotramiento” físico y “vulnerabilidad”, de modo que, de ser visibles, aparecerían a los ojos de todos con magulladuras varias y cercos en los ojos “moraítos de martirio”.

Mi reciente amiga de facebook Pilar Morales, secretaria de las Mujeres de CCOO en Madrid, lo ha expresado con toda claridad en un artículo publicado en Cuarto Poder, bajo el título: «No se puede tapar el sol con un dedo ni negar la violencia machista».



lunes, 24 de febrero de 2020

AQUELLOS TIEMPOS DE LOS COMITÉS CENTRALES



Aznar y Alfonso Alonso, imagen metafórica.


Cuánto se nos criticó desde la derecha la figura del centralismo democrático, que no faltaba nunca en los estatutos de los partidos de la izquierda radical. Para los gentiles que nunca la han experimentado, el meollo de la cuestión estaba en que, una vez el comité central se había pronunciado oficialmente sobre una cuestión determinada, toda la militancia había de seguir la consigna a pies juntillas y sin discutir.

Se suponía que una norma de ese tipo tenía la virtud de la poción mágica del druida Panoramix: nos hacía invencibles. El veredicto de la Historia ha sido, sin embargo, sustancialmente distinto. Tal vez menos centralismo nos habría proporcionado una flexibilidad mayor para alcanzar objetivos modestos que parecían accesibles a primera vista, pero que en el desarrollo de la praxis se revelaron más lejanos aún que los cielos que pretendíamos asaltar.

La norma, sin embargo, fue seguida sin complejos por los mismos que tanto y con tal vocerío la criticaban. Recuerden aquella advertencia de Alfonso Guerra: “Quien se mueva no sale en la foto”.

Y no iba de broma, el tío.

Ahora mismo, la misma regla de oro acaba de ser llevada a la práctica por Pablo el Diácono y Aznar el Augusto, los dos reconocidos leninistas de derechas que han defenestrado a Alfonso Alonso del mando de la baronía vascuence y colocan en su lugar al fiel José María Iturgaiz, que no es precisamente un joven catecúmeno en trance de cantar su primera misa.

La conclusión que podríamos sacar del evento mi casi hermano de leche José Luis López Bulla y yo mismo, es que el monstruo del “neo taylorismo”, al que la nueva economía seudoliberal cree tener encerrado bajo siete llaves en una cripta gótica, sale todas las noches de su ataúd y se alimenta con sangre de nuevas víctimas, sin discriminar demasiado a quién muerde en el cuello dado que, contra menos bultos, más claridad.

Taylorismo, y con esto termino, se dice de la doctrina del ingeniero Frederick W. Taylor, el cual tenía como primer axioma para la gran producción en serie mecanizada, que quien piensa no debe ejecutar, y quien ejecuta no debe pensar.

No tenía razón, como no la tuvieron tampoco quienes pusieron toda su fe política en el centralismo democrático. Pero Taylor y Josemari Aznar hicieron época. No está cantado que lo mismo vaya a sucederle a Pablo Casado.


domingo, 23 de febrero de 2020

LA REBELIÓN DE LOS PALETOS



Los Hermanos Marx en actitud de extraer renta maderera de los vagones del convoy, a fin de hacer funcionar mejor la locomotora (imagen de Marx-brothers.org)


Isabel Díaz Ayuso ha llamado paletos a “quienes se inventan identidades históricas”. Luego ha negado haberlo dicho, siguiendo una costumbre muy arraigada en ella.

El problema no es el desenfado con el que la lenguaraz dice una cosa y niega a continuación haberla dicho; tampoco tiene que ser problema el calificativo de “paletos” aplicado a todos los que no practicamos la elegancia espiritual y el gusto inmenso de haberse conocido, tan extendidos entre nuestros inefables capitalinos, así de nacimiento como sobrevenidos.

El problema real es la España vacía, y su reflejo simétrico, la Cataluña vacía. En el área metropolitana de Barcelona se concentran los dos tercios de la población catalana y el 80% de la renta. Lo que hay más allá es pura identidad nominal, sin sostenibilidad y sin un futuro perceptible. Las llamadas “locomotoras” del desarrollo no arrastran nada; se limitan, como en la película de los Hermanos Marx, a llevarse la madera de los vagones de cola para hacerla servir de combustible.

El llamado populismo de raíz identitaria es en buena medida un reflejo defensivo, provocado por la marginación, el expolio (véanse las buenas razones de los agricultores, no confundir con las de los patronos del campo), y la ausencia de alternativas viables.

El profesor Josep Oliver detalla hoy en la vanguardia (“El reto económico de la Cataluña vaciada”) algunas cifras que permiten apreciar las dimensiones del fenómeno de la despoblación. Para el periodo 2018-2033, la previsión es que en 742 municipios de Cataluña, el 78% del total, la cifra de muertes será superior a la de nacimientos. Los municipios de menos de 2000 habitantes serán los que perderán mayor porcentaje de población. En algunos municipios de comarcas de Lleida, la principal fuente de ingresos son ya las pensiones de los jubilados.

Solo los flujos migratorios podrían enderezar esta parábola descendente, pero es improbable que la inmigración vaya a recalar precisamente a los “burgos podridos” (entiéndaseme la expresión en su contexto histórico, no digo que haya nada podrido en nuestra ruralía), a pesar de que en ellos sería más preciosa que en cualquier otro lugar una inyección demográfica vigorosa.

Y de otra parte, cabe la posibilidad de que el pueblo entero se amuralle en contra de los recién llegados, los extraños, los forasteros venidos de territorios todavía más inciertos y de culturas y religiones más desasosegantes.

La formidable metáfora del “Bienvenido míster Marshall” sigue plenamente vigente hoy. Si se hace hincapié en los valores identitarios, es como argumento último para “pillar cacho” en la prosperidad desbordante que circula por otras latitudes, sin dejar que pase de largo.

Pero el remedio no puede consistir en una prosperidad concedida al mejor postor, sino más bien en un reequilibrio entre los territorios a partir de la remoción de estructuras profundas que, al volcar las oportunidades de un lado, las hurtan del otro.

Algo parecido a esa reconsideración de fondo del problema están promoviendo nuestros vecinos italianos de la CGIL con su Piano del Lavoro, que trata de dotar de sentido social y territorial a una economía demenciada por los algoritmos abstractos de los financieros neoliberales.


sábado, 22 de febrero de 2020

EL EXTRAÑO HOMENAJE



De derecha a izquierda, Josep Benet, Marcelino Camacho y José Luis López Bulla, cuando empezábamos a ser legales pero llevábamos ya años de lucha a la espalda.


Este año se cumple un siglo del nacimiento de Josep Benet en Cervera. La Generalitat ha celebrado la efemérides a su modo, con un acto cerrado y poco publicitado, limitado a la rigurosa invitación a familiares, amigos y medallas de oro de la Generalitat.

Ha dado cuenta de lo ocurrido Marc Andreu en elpais.cat (1). Según se desprende de su crónica, la sustancia del acto no fue un homenaje en sentido estricto a Josep Benet como historiador, como político, como cabeza de la Entesa dels Catalans, como militante por las libertades democráticas; sino una sentida celebración (tal vez una despedida del duelo) “para el autoconsumo” de los posconvergentes, según expresión de Andreu (no acudió ningún dirigente significado de ERC). Fue también, por añadidura, un homenaje por elevación, semiclandestino pero enfático, al referente máximo del pos pos pos convergencialismo, el ex Molt Honorable Jordi Pujol i Soley, presente en el acto.

Jordi Amat, biógrafo de Benet, insistió en su parlamento en el benetiano “Catalunya, un sol país”, pero Jaume Sobrequés tiró decididamente para otro lado, al afirmar que Pujol ha sido el político más importante de la Catalunya del siglo XX y lamentar (sic) que Benet «no llegara a tiempo de ver el boom independentista que tan feliz le habría hecho».

Llamar sinvergüenza a Sobrequés no es un insulto sino una descripción. Afirmar que su profesión es la de historiador es caer en el limbo de lo improbable. Le va mejor el título de tiralevitas.



viernes, 21 de febrero de 2020

POR LA PATILLA



Una imagen potente: una ministra en el ejercicio de sus funciones, pero desprovista del esplendor habitual de busto parlante impecable, del que se revisten habitualmente las personas de su alta condición con la ayuda inapreciable y sacrificada de los asesores de imagen, maquilladores, avisadores, cámaras, etc.

Teresa Ribera sufrió ayer un percance inesperado con la patilla de sus gafas en pleno directo televisivo de una sesión de la Comisión Parlamentaria de Transición Ecológica y Reto Demográfico.

Perdió la patilla, pero no la serenidad. Incluso se rio de sí misma, virtud que siempre es de agradecer.

Y continuó impertérrita su parlamento, leyendo los renglones derechos de sus notas con las gafas torcidas.

Tuvimos en tiempos muchos ministros por la patilla. Las ministras de ahora mismo lo son a pesar de la patilla.


jueves, 20 de febrero de 2020

ARROJAR LA CARA IMPORTA



A un profesor de instituto de Oviedo se le ocurrió plantear a sus alumnos de 15-16 años un test que tituló “fascista”. Había que contestar “Sí” o “No” a determinadas preguntas, que seguían en líneas generales unas consideraciones de Umberto Eco en torno a las constantes del pensamiento totalitario.

Yo diría que el planteamiento del profesor es correcto e instructivo. Conviene que los/las adolescentes mediten sobre prejuicios y actitudes poco razonados por lo general y potencialmente empobrecedores de una convivencia diversa e igualitaria. Este es un ejemplo de pregunta del test propuesto: «La gente muy distinta a ti acaba siendo un peligro: SÍ  NO»

Dios, la que se ha armado. El test ha ido mucho más allá de lo que pretendía. He aquí un comentario-tipo en twitter sobre el asunto: «Gracias a Dios que no tengo hijos, porque viene mi hijo a casa con un test que se titula ¿Eres Facha? y profesor y director, recogen los dientes del suelo!»

Evidentemente, quien hace ese comentario es un facha irredento. Gracias a dios que no tiene hijos, en efecto; otros que sí los tienen se han apresurado a reclamar el pin parental para evitar ese género de “adoctrinamiento”.

¿Por qué es adoctrinamiento hacer preguntas, y valorar las respuestas que se dan como motivo para una reflexión general? No se impone un pensamiento determinado, se valoran los síntomas asociados a un modo genérico de pensar. La pregunta directa “¿eres facha?” funciona en el test como provocación. Provocación en el buen sentido de la palabra: un incentivo a reflexionar con seriedad sobre lo que normalmente se asume sin pensar.

Nadie debe sentirse avergonzado porque le pregunten si es facha; las respuestas posibles son muchas (sí, no, un poco, a veces, nunca, quizá, etc.). Lo que sí es vergonzoso es “proteger” a hijos e hijas impidiendo que se les estimule a pensar de forma activa sobre cuestiones en las que por desgracia predominan demasiado los prejuicios ( “pre” juicios, respuestas automáticas emitidas sin reflexión previa).

Los padres que abogan por el pin parental como “protección” de su prole contra todo pensamiento intruso están arrojando el espejo que dejaría a las claras los defectos de los razonamientos y los retorcimientos del lenguaje que utilizan para no dar a las cosas el nombre que realmente tienen en el comercio cotidiano de las ideas.

Un viejo refrán define sin pelos en la lengua la actitud temerosa y pusilánime de quien quiere protegerse de la verdad: «Arrojar la cara importa, que el espejo no hay por qué.»


miércoles, 19 de febrero de 2020

LA ESPAÑA QUE NO SUMA



Algunas aritméticas electorales han lanzado el globo sonda de que una coalición del tipo España Suma, entre el PP y Cs, «haría bajar a Vox, empataría con el PSOE y haría ganador al bloque de derechas».

Ginesilla de Paropilla (Inés Arrimadas, para quienes no hayan captado el guiño cervantino) y Pablo el Diácono están poniendo a punto el invento de cara a las elecciones vascas y gallegas. Se trata de un experimento con gaseosa, porque en Euskadi apenas hay nada que rascar, y en Galiza está ya todo rascado de antemano. 

Pero si el cotarro se anima con la gresca y hay indicios de que la idea cae bien en la intención de voto, la cosa podría ser trasplantada a las próximas elecciones catalanas, que tendrán de nuevo características de plebiscito y serán convocadas posiblemente para el próximo octubre, después de calentar los ánimos con una nueva Diada en panavisión y tecnicolor, contando sin duda con el aditamento de juramentos renovados, por parte de los figurones de costumbre, de que “volverán a hacerlo”.

La herida profunda y sin cicatrizar de Cataluña podría servir de ese modo de acicate para una recomposición letal de las derechas españolas. Del diálogo constructivo entre fuerzas políticas que sigue siendo torpedeado con contumacia por los emisarios de Waterloo, pasaríamos a un nuevo escenario de “menos café para todos”. 

Los signos premonitorios del nuevo escenario posible se multiplican: después de la retirada del busto de Abderramán III de una plaza de Cadrete (Zaragoza), ha venido el borrado de los versos de Miguel Hernández del cementerio de la Almudena de Madrid. Monseñor Rouco Varela, cardenal presbítero de San Lorenzo en Dámaso, amenaza con reducir la asignación a Cáritas si se aplica el IBI legal a las propiedades inmuebles de la iglesia católica. Mariano Rajoy ha expresado su prudente deseo de que el actual gobierno “no haga demasiado daño” a España (???) al favorecer, como lo está haciendo, a los españoles equivocados.

Incluso el Maestro Ciruela, que no sabía sumar y puso escuela, podría alertar a la ciudadanía de que ese rebullir iracundo en las sacristías, las salas de banderas y las alcantarillas peor ventiladas de la Administración, ni tiene horizonte ni tiene porvenir. Esa España No Suma.


martes, 18 de febrero de 2020

CAGONTÓ



Words are flowing out
Like endless rain into a paper cup
They slither while they pass
They slip away across the universe

(Las palabras fluyen como lluvia incesante
en un vaso de papel,
resbalan al pasar y se desvanecen
a través del universo.)

THE BEATLES, Across the Universe


Nunca oí a Marcelino Camacho cagarse en dios; ni para el caso, en ninguna otra cosa visible o invisible. Marcelino era verbalmente respetuoso con todos hasta el escrúpulo: del capitalismo, en lugar de decir que es una puta mierda, nos contaba que es como un gorrión (un saltito a un lado, el picoteo frívolo de una migaja de pan o de una semilla, un revoloteo, vuelta a picotear la miguita, un salto en otra dirección, el vuelo a una rama baja de un árbol vecino, el regreso inmediato al suelo…)

El respeto sin concesiones era la forma particular de estar en el mundo de Marcelino, y una de las razones de su ascendencia más allá de su propia clase. Todos preferimos por instinto a quien argumenta, mejor que a quien se limita a despotricar.

A veces, sin embargo, odiamos los argumentos y preferimos que nuestro rival político eche los pies por alto. Para la derecha bien pensante es casi un alivio la existencia de Willy Toledo, un bocazas sin la menor duda.

Pero no me parece justificado procesar por blasfemia a Willy Toledo. Ni por injurias a ese fulano de Vox que considera que los varones de izquierdas empotramos mal a nuestras señoras. La libertad de expresión no es cómoda, pero es preferible a la represión de la expresión.

Cagarse en dios es seguramente una muestra tangencial de respeto a dios. Uno se caga en cosas importantes, no en fruslerías. Nadie se ha cagado aún, que yo sepa, en los algoritmos, en las redundancias o en el permanganato de sodio.

La mierda sobreabunda, en particular en los países ricos con dietas de muchas calorías. Pero cada cual tiene prioridades respecto del lugar o la institución donde deposita la suya propia, valiosa desde el punto de vista psicoanalítico según la doctrina de Sigmund Freud, que sostuvo que muchos no llegamos a superar nunca la fase anal de la sexualidad.

Entonces, dios es antes que nada una prioridad importante en la que descargar propiciatoriamente nuestra desazón por tantas cosas.

Yo, quizás por un ánimo panteísta, prefiero el Todo en el momento de evacuar mis malos humores. El Todo es algo redondo, completo y sin fisuras. Cagándome en tó (el monosílabo es muy superior al bisílabo por la brevedad y la concisión expresiva), me siento Uno con el Universo.

Cagontó.


lunes, 17 de febrero de 2020

ESTORNINOS MUERTOS



Estorninos sobre el asfalto. Foto tomada de el país.


Se lo estamos poniendo difícil a los pájaros: varias decenas de estorninos han caído sobre la autovía que va de Tarragona a Salou. Se investiga qué veneno, qué emanación descontrolada ha podido matarlos.

Los estorninos son gregarios, chillones, cruzan por los campos en grandes bandadas que oscurecen el cielo, su voracidad acaba con algunas plagas del campo y a veces se comportan ellos mismos como una plaga para los frutales.

Han convivido muchos siglos con nosotros los humanos; no siempre han sido cómodos, no siempre gratos. ¿Les ha llegado su hora debido a unos procesos industriales contaminantes mal controlados?

Este no es mundo para pájaros. La biodiversidad mengua sin remedio. Isabel Díaz Ayuso dice que la contaminación no ha matado a nadie, y ahí están esos cuerpecillos negros para desmentirlo.

Tanto control sobre la productividad y las horas trabajadas, y no hay control suficiente para la mierda que se emite a la atmósfera o se vierte en los ríos. Mierda que mata.

Hay que defender de la polución a los estorninos. Detrás de ellos venimos nosotros.

A pesar de lo que pueda decir Isabel Díaz Ayuso.


domingo, 16 de febrero de 2020

LA DESHONESTIDAD DE JAVIER CERCAS



Benito Pérez Galdós


Javier Cercas desmereció a Galdós en un suplemento cultural. Bueno, no es una noticia de primera plana. A don Benito, allí donde está, le importa poco; a don Javier la maniobra le reportó seguramente eso que tanto necesita, vidilla con la que salir en los papeles y publicitar su obra.

Antonio Muñoz Molina entró al trapo. Don Antonio defiende valores, en una época en la que los valores están de capa caída. Es el único reproche que se le puede hacer; en todo lo demás, la defensa que hizo (también en páginas culturales) de la literatura de Galdós fue irreprochable.

Ahora Cercas responde a AMM con una carta al director de El País en la que defiende su propia posición y acusa al otro de suponerle motivos espurios y no estrictamente estéticos.

Con esa carta, lo que hace Cercas sobre todo es seguir alimentando su propia publicidad. Mantiene que Galdós fue didáctico en exceso en su poética, y considera una temeridad e incluso disparate situarlo a la altura de Dickens y de Flaubert. Pero Dickens fue más didáctico todavía que Galdós, comparen a Oliver Twist con Doña Perfecta. Y lo mismo cabe decir de Tolstói, ese enorme pelma en busca del alma del mujik; o de Balzac en favor de la Restauración, o de Dostoyevski en contra de los demonios nihilistas. Es verdad que Flaubert defendió el arte por el arte en contra del didactismo; pero sería la misma temeridad y el mismo disparate sostener que Flaubert es, por esa razón, superior a los otros literatos citados.

No excluyo que Cercas se descuelgue otro día con otro artículo atacando a Flaubert por la razón contraria a aquella por la que ha rebajado el mérito de Galdós. Sería muy propio de él, porque es un adicto a la vieja táctica de que cuando pitos flautas, y cuando flautas, pitos. Cercas “farfalonea”, como el Cherubino de Las Bodas de Fígaro.

Esa deshonestidad de Cercas, consistente en que las verdades y las mentiras no lo son en razón de una vara de medir de platino iridiado, sino en razón de la conveniencia propia de quien sentencia, no es, claro está, exclusiva del mundo literario. Ahí tienen (entre otros muchos que podrían analizarse) algunos ejemplos resonantes de deshonestidad política, muy recientes. Sobre José Ignacio Echániz hablé yo mismo hace pocos días. Sobre Teresa Rodríguez no me extiendo porque ya lo ha hecho mucho y bien José Luis López Bulla. Y lo mismo digo de Oriol Junqueras (el “cardenal Mazzarino”, un alias debido a la aguda observación de Lluís Rabell) porque, si no había quedado patente para todos su sibilina manipulación de los hechos en la entrevista de Évole en la Sexta, lo ha resaltado con tino Ferran Monegal en El Periódico.


sábado, 15 de febrero de 2020

ENAMORADOS QUE PRESCINDEN DE SAN VALENTÍN



Primer documento gráfico en el que Carmen y Paco aparecemos juntos (La Garriga, hacia 1954).


Leo en la vanguardia que hubo de cierto algunos Valentines mártires en época romana, y uno de ellos hizo el milagro de curar a un epiléptico según las actas de los antiguos cristianos; pero de ninguno en particular puede decirse que patrocinara a los enamorados.

La tradición, al parecer, arranca del poeta inglés Chaucer, que en alguna parte puso que por San Valentín, cada ave busca su pareja. Este breve apunte ha bastado para desarrollar una potente propaganda en nuestra época, cuando tiende a medirse el amor por el consumo.

Lo que importa de San Valentín, entonces, es la fecha, y no las circunstancias del santo. Los enamorados en cuestión, de otro lado, son los pájaros, que usan aparearse en épocas determinadas, en tanto que los/las humanos/as lo hacemos a conveniencia, porque el celo nos dura todo el año sin respetar días festivos ni laborables, ceremonias religiosas ni civiles, días fastos ni nefastos. (Si bien datos estadísticos constatan que los apareamientos se han visto potenciados puntual y asombrosamente en algunas zonas geográficas y sentimentales en coincidencia con los goles de Andrés Iniesta).

Queda claro que ni San Valentín, fuera obispo o presbítero, mártir o confesor, se preocupó mayormente de los enamorados, ni los enamorados (me incluyo entre ellos) nos preocupamos, a la recíproca, de San Valentín.

Tampoco, he de confesarlo, me presenté ayer delante de Carmen con un ramo de flores o una caja de bombones en la mano. Ella me habría preguntado a qué cuento venía la novedad. A nuestro enamoramiento no le hacen falta pruebas materiales fehacientes, como las que exigen los tribunales en los juicios representados en las teleseries. Nos querernos día a día y ya está, sin desembolsos a fecha fija y sin plazo expreso de caducidad.