Querido José Luis.
Apenas unos días después de la
aparición de mi denuncia sobria pero firme del cambio del objetivo estatal de
lucha contra la pobreza por el de la lucha contra el déficit, la señora
Lagarde, jerarca del FMI, ha conminado a Mariano Rajoy a reducir un 10% los
salarios en España. El comisario europeo señor Rehn se ha apresurado a apuntar
a título personal que la idea le parece buena, y luego ha sido toda la Comisión , en plan colectivo, la que ha dicho que
también ellos estaban barruntando soluciones parecidas.
Me llamarás paranoico, José Luis,
pero yo veo una relación entre mi denuncia de la quiebra del contrato social de
Juan Jacobo Rousseau y la respuesta fulminante de la troika. Sé lo que vas a
decir. Me dirás que me ha dado en este caso un ataque injustificado de
importancia. Me contarás el caso de aquella viejecita convencida de que la
primera guerra mundial era un castigo personal de dios porque había sido infiel
a su marido una noche de verano. Pero mira, no hay que confundir, dios es dios
y el FMI es el FMI. Razonarás quizá (y sé que lo harás sólo por tranquilizarme)
que en el FMI y en la Comisión Europea nadie lee tu blog; pero sabes tan bien
como yo que sí lo leen. Hay un espionaje masivo desde Washington de todas las
comunicaciones europeas, y se va descubriendo de día en día que no sólo es el
chalao de Obama, que aquí también cada país espía todo lo que puede a los
vecinos: se escudriñan los emails, los esemeses, los wachaps, lo que sea. Con
mayor razón, los blogs del proletariado militante.
Te cuento un caso adyacente pero
significativo: un amigo escribió a una colegui el siguiente SMS: “po k no no
vemo tatarde y shamo un buen porbo, Pili?” Veinte minutos más tarde tenía nueve
mensajes nuevos en su móvil. Uno era la respuesta de Pili (“Piérdete”); seis
eran anuncios de Viagra adquirible con rebajas variadas y en cómodos plazos;
uno era de una marca de condones, y el último era un link con una homilía del
obispo de Tudela sobre los beneficios espirituales de la continencia. Si esto,
José Luis, sucede en lo que llamaríamos el sector privado, imagínate cómo
estarán las cosas en el nivel de las instituciones.
Y si no, ¿por qué esa recomendación
de la señora Lagarde a España, y no, pongamos, a Mozambique o a Bangladesh?
Todo el mundo puede darse cuenta de lo oportuna que sería una drástica
reducción salarial en Mozambique y en Bangladesh con el objeto de relanzar las
exportaciones y dinamizar la economía, y sin embargo, que yo sepa, nadie les ha
sugerido nunca una cosa así en voz alta. Ni a Kenia, ni a las islas Salomón, ni
siquiera a Bolivia que es un grano en el culo del FMI desde que está al timón
Evo Morales. Lo normal es que en los asuntos internos reinen la discreción y la
cortesía, y los dirigentes globales disimulen si un estadista liberal y de
orden como Mariano Termidor da un patinazo ocasional. ¿Por qué en este caso no?
Mucho me temo que se trata de un caso
clásico de acción/reacción: tú me tocas las partes nobles con Juan Jacobo, pues
yo te receto un diez por ciento de recorte en los salarios. Y no insistas en
buscarme las cosquillas, porque me vas a encontrar de verdad.
Y mientras tanto, la pérfida Albión
sembrando de hormigón la bahía de Algeciras. ¿Crees, José Luis, que también ese
deplorable asunto tiene relación con nosotros? Saludos, Paco.
Querido Paco, pregunta retórica la
que me haces al final de tu amable carta. Sospecho, en todo caso, que la grita
gribaltareña está pactada. El premier británico le echa un capote a Mariano
Rajoy, el Empecinado Chico, y éste le devolverá el favor un día de estos,
¿estamos? Tuyo en la Idea , JL