miércoles, 2 de agosto de 2023

LA DUDOSA UTILIDAD DE LO PRÁCTICO

 


Descanso durante una excursión a Petaludes, el Valle de las Mariposas, en el centro de la isla de Rodas. La foto es del mes de junio; por fortuna, los incendios recientes han respetado este santuario natural. (Foto, Carmen.)

 

Una caída tonta me ha dejado un dolor intermitente en el costado izquierdo. Soportable a ratos, a ratos no. Después de varios días de convivencia asidua con antiinflamatorios y paracetamoles, he acabado por recurrir a las Urgencias del Hospital de Calella, aquí al lado. Resulta que tengo dos costillas rotas, la octava y novena del costillar izquierdo, para ser precisos. Me estoy tratando, pero mi minusvalía añadida no favorece mi inspiración escritora. No sé la razón, solo que es así. Ignoro cómo pudo arreglárselas Cervantes, con todo su altísimo ingenio, para escribir a pesar de esa mano izquierda seca.

Sin ganas de escribir, entonces, he encontrado el tiempo y la paciencia para leer “La utilidad de lo inútil”, de Nuccio Ordine (Barcelona, Acantilado Quaderns Crema 2013, traducción de Jordi Bayod, 29ª edición). Ordine ha recibido el Premio Princesa de Asturias de Comunicación y Humanidades de 2023, y fallecido muy recientemente de forma inesperada.

El libro es excelente. La idea central se desarrolla a partir de un entramado de voces singulares de épocas diferentes. Aristóteles, por poner un ejemplo, reclama una ciencia libre para un hombre libre; Leopardi desprecia la “utilidad” de vuelo rasante por la que el hombre se identifica a sí mismo con el dinero.

Quizás el apunte más significativo (pág. 81) sea la afirmación de Marc Fumaroli que relaciona la adquisición de conocimientos con el crecimiento de la autonomía humana. Este crecimiento se relaciona directamente con la prestación de trabajo (onerosa o gratuita, subordinada o autónoma, trabajo de cualquier clase). Lo “útil” sería entonces lo “práctico”, lo mensurable, lo hacedero a corto plazo en un círculo estrecho de posibilidades; mientras que el único progreso real accesible a la humanidad ha de llegar a través de nuevos contenidos universales, no codificados previamente, y grávidos de potencialidades de cambios futuros.

Lo cual tiene poco que ver con los algoritmos y las inteligencias artificiales, que conforman a los humanos como inteligencias subordinadas a una “utilidad” exterior y aleatoria, relacionada con la posición en los mercados y la ganancia material.

Del iluminista Gotthold Ephraim Lessing (citado en pág. 133) es la siguiente afirmación comprometida: «La valía del ser humano no reside en la verdad que uno posee o cree poseer, sino en el sincero esfuerzo que realiza para alcanzarla. Porque las fuerzas que incrementan su perfección solo se amplían mediante la búsqueda de la verdad, no mediante su posesión. La posesión aquieta, vuelve perezoso y soberbio.»

En el mundo actual los avances científicos de orden práctico reposan por lo general en forma de patentes de explotación en las cajas fuertes de los bancos, y el esfuerzo de las personas individuales y los colectivos sociales por alcanzar verdades más duraderas y universales, es desestimado. Nuccio Ordine apostilla: «La posesión y el beneficio matan, mientras que la búsqueda, desligada de cualquier utilitarismo, puede hacer a la humanidad más libre, más tolerante y más humana.»