sábado, 12 de abril de 2025

CONGRESO

 


Però hem viscut per salvar-vos els mots,

Per retornar-vos el nom de cada cosa

Salvador ESPRIU

 

He vivido con apasionamiento – desde casa – el desarrollo del 13º Congreso de las CCOO de Catalunya. Gran participación, documentos congresuales consistentes, ambiente distendido y algunos hallazgos felices, como ese autobús 47 que acercó al Palacio de Congresos a grupos de participantes.

Un gran Congreso.

Hace ya más de sesenta años que se empezó a consolidar en el panorama bastante sombrío del franquismo una anomalía: ChatGPT, de haber existido entonces, no lo habría adivinado ni podido predecir porque no existía ningún dato solvente que avalara la aparición de aquella flor exótica brotando con empeño en el suelo árido de una descarnada dictadura de derechas. Se trataba de un movimiento sociopolítico plenamente autónomo que se organizaba desde abajo, en fábricas, talleres y oficinas, para la autodefensa de los trabajadores y las trabajadoras, ante la explotación abusiva de que eran objeto.

Las Comisiones Obreras fueron una discontinuidad y, casi casi, una distopía. Pero arraigaron y se hicieron un hueco. En ello nos empeñamos algunas decenas de miles de chicas y chicos, casi todos muy jóvenes, recién llegados en la época de los Planes de Desarrollo a la populosa Ciudad del Trabajo. Nuestras fuerzas estaban intactas, no habíamos sido derrotados nunca antes como le ocurría a la generación anterior, vencida en la ominosa guerra incivil y resistente luego en una clandestinidad dura, desagradecida y perpetuamente amenazada. Unos y otros colaboramos en la tarea común: unos desde la sabiduría y la prudencia, otros desde el arrojo y la improvisación.

Se sucedieron en la nueva situación grandes y pequeñas luchas, y una serie de éxitos modestos, claro que sí, como el del autobús 47, que contribuyeron poco a poco a cambiar las coordenadas de las reivindicaciones y a asentar el perímetro resistente de una ciudadanía despierta y activa, movilizada a partir de las condiciones de los puestos de trabajo y de las necesidades de los barrios, siempre desde la perspectiva de la igualdad, la solidaridad, y la no discriminación.

Con una actitud flexible en las formas e intransigente en los principios, se impulsaron plataformas siempre realistas. No se pedía la luna, pero sí un lugar al sol.

No fue una historia feliz, no faltaron las prisiones, las torturas, las palizas, los muertos. nuestros muertos. Pero la dictadura se hundió – no la resucitarán, eso es seguro – y el movimiento obrero se reafirmó. Tal es la moraleja de la historia.

Los pasados días 9.10 y 11 las compañeras y los compañeros congresistas han dado fe de la pervivencia de la misma actitud asentada en la misma historia, y han abordado el debate de nuevos proyectos, desafíos y resoluciones. Contamos con una secretaria general nueva, Belén López, y su primer discurso en el cargo ha sido prometedor. Estamos en marcha, y la marcha no se detiene. Ánimo, entonces.