viernes, 5 de noviembre de 2021

ENVIDIA SANA DE MADRID



Pacificación del tránsito de un entorno escolar en Barcelona. Fuente, Ayuntamiento.

 

El futbolista Gerard Piqué ha declarado sentir envidia sana de Madrid. Piqué es uno de los bastiones de la catalanidad militante desde hace muchas temporadas, tal vez demasiadas. Su aparición, otrora, con la camiseta roja de la selección española provocaba abucheos en los estadios de más allá del Ebro. En consecuencia, abandonó la selección y se dedicó a otras aventuras. Sus palabras podrían merecer atención por esa razón militante y polémica; desde luego, por otras razones no. Su relación actual con Madrid es de negocios, está vendiendo allí su formato de Copa Davis. Tal vez la sensibilidad social de Piqué esté un poco anquilosada, pero nadie me negará que es un chico listo.

Las últimas noticias que me llegan de la ciudad de Madrid, vía prensa diaria, son que medio millón de madrileños están en lista de espera para ser atendidos de sus dolencias, con dilaciones de hasta 18 meses para la visita al especialista. Supongo que todos ellos se consuelan pensando que pagarán menos impuestos que si vivieran en Ciudad Real por ejemplo. Es para tenerles envidia sana.

De otro lado, está el atropello de tres niñas de seis años que jugaban en una acera. Una madre que acudía a recoger a su hija al colegio decidió aparcar encima de esa acera entrando con su coche en marcha atrás, sin fijarse mucho en los detalles. Una de las niñas ha muerto. Tal vez los madrileños, incluido de forma excepcional entre ellos Gerard Piqué, estimen que la niña invadió la acera para jugar sin tener en cuenta que era terreno prohibido dada la amplia posibilidad concedida por las ordenanzas a su utilización eventual para el tráfico rodado. Son cosas que ocurren en las grandes urbes.

¿Han visto fotografías de la pacificación del tránsito en las salidas de los colegios de Barcelona? Si están ustedes en la onda de Piqué, no les habrá gustado la solución adoptada por el equipo de Ada Colau. Todos los días leo a alguien que critica sus medidas diciendo que no sirven para nada, y las califican de “postureo”. La niña muerta sería para ellos, como la laguna Ricarda del delta del Llobregat, una baja colateral por fuego amigo sacrificada en aras de un progreso más alto. Al observar con atención el despropósito urbanístico reflejado en la imagen de arriba, culpa de las falsas virtudes de incompetencia y postureo de la alcaldesa, sentirán envidia sana de Madrid.