lunes, 15 de noviembre de 2021

TRANSFIGURACIÓN DE AYUSO

 




Arturo MONTERO y CALVO, “Rinconete y Cortadillo en el patio de Monipodio” (1881). Museo del Prado.

 

Il y a péril à la demeure…

G. BRASSENS, “Concurrence déloyale”

 

El patio de Monipodio anda revuelto. IDA exige un Congreso en Madrid ya mismo, y Pablo le ha mandado recado de que espere un poco a través de Teodoro, pero el aviso no llega porque ella tiene bloqueado a Teodoro en su guachá.

Por cierto, también Cayetana Álvarez de Toledo ha echado pestes de Teodoro de forma pública y notoria. Quizás es que a ese chico le falta mano izquierda en el trato con la parroquia. Natural, ¡es tan de derechas!

Algunas lenguas de doble filo han recomendado a Casado que busque un recambio a García Egea. Lanzar lejos huesos de aceituna con la boca no lo es todo, le han dicho. Casado se resiste:

─Pero yo no puedo poner de segundo del escalafón a alguien que sea más listo que yo.

─Pablo, cualquiera es más listo que tú ─le han tranquilizado.

El otro día Pablo explicó que la energía solar no sirve porque no funciona de noche, que es cuando más falta hace la luz eléctrica. Una premonición de tragedia recorrió las filas del partido.

─Pablo, para eso están los acumuladores.

─¿Los acu qué?

No hay remedio, y ahora Ayuso pretende volar con sus propias alas. En la prensa lo llaman “susanización”, ya saben ustedes por qué.

Ayuso se ha aparecido transfigurada a una asamblea de fieles castellano manchegos, en Puertollano. Su presentación, envuelta en luces de colores, fue de lo más original.

─Venimos del futuro ─explicó.

─¿Ha venido en platillo volante? ─preguntó un niño a su papá.

─Os traigo un mensaje importante. Del socialismo se sale ─prosiguió la lideresa en el mismo modo Gandalf el Mago.

─¿Qué ha dicho, Pepe? ─preguntó a su marido la mamá del niño.

─Que el socialismo está que se sale.

─Jesús, qué sofoco, lo que nos faltaba. Por eso yo siempre voto a Vox ─se explicó la señora.

─Calla, Felisa, no me dejas oír.  

Siempre habíamos pensado que la izquierda era cainita de suyo, y en cambio las derechas se unían como una piña cuando era necesario para sus intereses. Ahora cinco mujeres de la izquierda plural han llegado en Valencia a un acuerdo de ir juntas a donde sea (un “aquelarre”, lo ha llamado Pablo Casado), y en cambio las derechas montaraces andan tirándose del moño en el mismísimo patio de Monipodio, que debería ser para ellas un lugar sagrado.

Será cosa de ir revisando las viejas certezas.