domingo, 25 de junio de 2023

DE NUEVO, EL CICLO ANUAL EN ELEUSIS

 



Yo, comentando los Misterios de la actualidad con la Cariátide de Elefsina. Boquiabierta se quedó de las cosas que le conté. (Foto, Carmen. Es foto robada, sacada con habilidad a escondidas de las guardianas.)

 

“Tres veces bendecidos son los mortales que descienden al Hades habiendo visto estos ritos. 

Solo para ellos hay vida allí, para los demás todo es miseria.”

SÓFOCLES

 

Elefsina fue elegida capital cultural europea para el año 2021; la nominación decayó debido a la pandemia, pero se ha hecho efectiva en este 2023, en el que todo el yacimiento arqueológico está siendo removido, salen a la luz nuevas estructuras, y el Museo Arqueológico se ha enriquecido con una nueva ordenación de los materiales y la adición de presentaciones multimedia.

Esto es, con pequeñas correcciones. lo que escribí de Elefsina en 2014, después de mi primera visita al lugar:

Eleusis, el antiguo lugar de los Misterios situado a una quincena de kilómetros de Atenas, fue erigido para celebrar la sucesión de las estaciones y la renovación de la fertilidad de la tierra en la primavera, pero su situación en el extremo norte del golfo Sarónico y en las cercanías del puerto del Pireo lo ha rodeado de refinerías de hidrocarburos que lo condenan a padecer una atmósfera de baja calidad que compromete sus posibilidades de turismo cultural.

Todo debió de empezar a partir de una oquedad que se abre como un gran bostezo en el flanco de un cerro que domina la llanura aluvial y el mar cuajado de islas (Salamina está justo enfrente). Las paredes de la gruta son de color oscuro, ennegrecidas de humo, y en ellas se abren grietas de gran tamaño. Al parecer por esas grietas salían en tiempos fumarolas sulfurosas, y se consideró por ello que se trataba de la puerta de acceso a los infiernos. Según el mito, el dios del inframundo, Hades, se llevó un día a su reino a la ninfa Perséfone, hija de Démeter, la diosa de la fertilidad y de las cosechas, e hizo de ella su compañera. El rapto de la niña irritó tanto a Démeter, que dejó de dispensar sus dones a los humanos: el invierno y la aridez tomaron posesión de toda la tierra. Hades, por su parte, se negó en redondo a devolver a Perséfone a su madre. El complejo pleito requirió una asamblea de dioses, en la que se llegó a una solución transaccional: Perséfone pasaría una parte del año con su marido en el inframundo, y otra en la superficie junto a su madre. La tierra solo florecería y daría frutos en los meses en los que la ninfa disfrutara de la luz, el aire y el sol.

 

El yacimiento arqueológico de Elefsina en 1934.



Elefsina el 25.6.2023.

 

Cada nuevo otoño, entonces, tenía lugar una procesión que llevaba a Eleusis los objetos sagrados (se ignora cuáles eran con exactitud) que simbolizaban el regreso de Perséfone al inframundo y la vuelta de la aridez a la tierra. La procesión seguía la Vía Sacra (Iera Odos), que atraviesa de parte a parte – entre otros – el municipio de Egáleo en el que residimos, hasta la explanada de Eleusis. El séquito no era triste ni lamentoso; debió de tener un parecido notable con la romería del Rocío. Los atenienses viajaban en carros, bien provistos de comida y bebida; cantaban, se cruzaban bromas y pullas entre ellos, y se tomaban las cosas con calma. Partían del ágora de Atenas, al pie de la Acrópolis, a la salida del sol, y se instalaban delante de los Propíleos de Eleusis ya anochecido. Durante cuatro días celebraban los misterios. Había danzas de muchachas, invocaciones de sacerdotes, tal vez ceremonias orgiásticas y sin duda mucho “intercurso” que dicen los ingleses. En fin, más o menos lo mismo que podía verse siglos después en épocas de carnaval. Los ciclos naturales son siempre los mismos, y cuando una comunidad se prepara para ayunar, celebra con más vigor las épocas de abundancia pasadas y futuras.

Los misterios siguieron celebrándose cuando Grecia se convirtió en provincia de Roma. Luego, ya en el declive del imperio, Eleusis se convirtió en otra cosa, en un centro más o menos internacional de estudios filosóficos y religiosos esotéricos y de sincretismos de todo tipo. Ya no se peregrinaba allí desde Atenas sino desde la Galia, Egipto o Siria, en busca de un saber alambicado. En los inicios del siglo quinto, se presentó en el Ática el bárbaro Alarico y arrasó con todo: murallas, pórtico, templos y arcos de triunfo. A unos cientos de metros del yacimiento arqueológico, otros bárbaros modernos han comprometido el medio ambiente de un lugar que fue sagrado.

 



Junto a la “Puerta del Hades”.