Servicios
de call center para empresas. Fuente: Link Solution.
“Murió
de contramano entorpeciendo el tráfico”
(Chico
BUARQUE, “Construcción”)
Morir de infarto en un call center (los puristas pueden
llamarlo “locutorio” o algo similar, pero la peculiar fealdad de la sociedad
postindustrial se adapta al inglés técnico mejor que a cualquier lengua de
raigambre literaria), morir de infarto en el call center en el que estabas
trabajando, decía, y cuando faltan aún más de dos horas para cumplir tu turno,
no es ninguna gollería. Los/as compañeros/as hacen esfuerzos por simular que no
está pasando nada, pero tú notas que molestas, incluso alcanzas a oír algún
comentario entre dientes, “lo que faltaba”, y naturalmente sabes que tienen
razón, todo es bastante duro ya de por sí, para encima obviar tu colapso
mientras se concentran en atender con amabilidad a una ama de casa a la que se le ha quemado la resistencia de
la máquina lavaplatos comprada hace menos de tres semanas.
De poder elegir, irías a morir al rincón umbrío de un
jardín poco frecuentado, bendecido por el canto burlón de un mirlo y saludado por la curva grácil de un sauce llorón
inclinado hasta el suelo. Pero la sociedad postindustrial no te da la
posibilidad de elegir, hay que estar a las duras y a las maduras, nuestra vida
no nos pertenece, o por lo menos no nos pertenece hasta esa extensión del
concepto: el tiempo contratado con el patrón es exclusivamente del patrón, y el
convenio colectivo no contiene ninguna cláusula de salvaguarda para aquellos a
quienes la muerte por fallo cardíaco u otra causa de fuerza mayor nos sobreviene
sin haber cumplido a satisfacción del empleador nuestro turno acordado de trabajo, y en
consecuencia sin que el departamento de recursos humanos pueda cubrir por otros
expedientes nuestra ausencia ya irreversible.