viernes, 23 de junio de 2023

MORIR EN UN CALL CENTER. ELEGÍA

 


Servicios de call center para empresas. Fuente: Link Solution.

 

“Murió de contramano entorpeciendo el tráfico”

(Chico BUARQUE, “Construcción”)

 

Morir de infarto en un call center (los puristas pueden llamarlo “locutorio” o algo similar, pero la peculiar fealdad de la sociedad postindustrial se adapta al inglés técnico mejor que a cualquier lengua de raigambre literaria), morir de infarto en el call center en el que estabas trabajando, decía, y cuando faltan aún más de dos horas para cumplir tu turno, no es ninguna gollería. Los/as compañeros/as hacen esfuerzos por simular que no está pasando nada, pero tú notas que molestas, incluso alcanzas a oír algún comentario entre dientes, “lo que faltaba”, y naturalmente sabes que tienen razón, todo es bastante duro ya de por sí, para encima obviar tu colapso mientras se concentran en atender con amabilidad a una ama de casa a la que se le ha quemado la resistencia de la máquina lavaplatos comprada hace menos de tres semanas.

De poder elegir, irías a morir al rincón umbrío de un jardín poco frecuentado, bendecido por el canto burlón de un mirlo y saludado por la curva grácil de un sauce llorón inclinado hasta el suelo. Pero la sociedad postindustrial no te da la posibilidad de elegir, hay que estar a las duras y a las maduras, nuestra vida no nos pertenece, o por lo menos no nos pertenece hasta esa extensión del concepto: el tiempo contratado con el patrón es exclusivamente del patrón, y el convenio colectivo no contiene ninguna cláusula de salvaguarda para aquellos a quienes la muerte por fallo cardíaco u otra causa de fuerza mayor nos sobreviene sin haber cumplido a satisfacción del empleador nuestro turno acordado de trabajo, y en consecuencia sin que el departamento de recursos humanos pueda cubrir por otros expedientes nuestra ausencia ya irreversible.