En Port-Bou,
un pequeño rincón abrigado por montes y a la orilla del mar, sobre el que recayó
durante unos años la terrible condición de ser un finis terrae. (Foto cedida por Juan López Lafuente).
Me sedujo el itinerario espiritual de la excursión
propuesta por “La Retirada”: empezaba en Port-Bou por el monumento a Walter
Benjamin –que yo no conocía–, y finalizaba con la visita a la tumba de Machado
en Colliure, muchas veces repetida por mí en ocasiones distintas y siempre con
la congoja a cuestas del aquel mar tan azul y aquel sol de la infancia.
Estas cosas, sin embargo, ya van resultando ímprobas para
mi edad y mi artrosis de cadera. La fatiga fue una dura acompañante más del
viaje, y la asumí como una rememoración certera, de primera mano, de todo lo
que debió de suponer aquel éxodo larguísimo.
Un éxodo por la supervivencia en tiempos bárbaros; en busca
de una luz de esperanza débil y lejana.
Antonio Machado llegó desde el sur, Walter Benjamin desde el
norte, y los dos encontraron en el mismo rincón del mundo, entre fronteras
cerradas a cal y canto, a muy pocos kilómetros de distancia el uno del otro, la
misma imposibilidad, el mismo túnel negro y cerrado como una tumba lineal que
se proyecta por una pendiente en fuerte descenso, de caída casi a plomo.
Arriba, el sol en el cielo resumido en un cuadrado irregular. Abajo, el agua
azul jugueteando con la arena. En medio, una tiniebla espesa.
Así es el monumento a Benjamin, y así hubieron de entreverlo
en aquel instante de angustia desbordada los dos grandes pensadores nuestros, nuestro
poeta y nuestro filósofo de cabecera.
Hoy no estamos en la situación terrible en que se
encontraron ellos. Nada de “retirada” en este Primero de Mayo, sino ofensiva,
por mejoras de salario y de condiciones de trabajo, por derechos sociales, por
una vida decente en todos sus parámetros.
Pero el Primero de Mayo es también una fecha para el
recuerdo de todo lo que nos ha hecho posibles, y en especial para el recuerdo de
tantas personas que siguen inamovibles a nuestro lado aunque en el largo camino
quedaran irremediablemente atrás.