miércoles, 20 de octubre de 2021

LA SUPLANTACIÓN DE LA MEMORIA

 


Carlos Vallejo (izq.), junto a Jordi Rabassa, concejal de Memoria Democrática del Ayuntamiento de Barcelona, y dos sobrinas de Antonio Ruiz Villalba, obrero muerto a tiros por la policía en el desalojo de la fábrica SEAT el 18.10.1971. La imagen corresponde a la inauguración de una placa conmemorativa de tales hechos. Obsérvese la modestia del acto y la ausencia clamorosa de autoridades, así centrales como autonómicas. (Foto compartida del muro de FB de Vallejo.)

 

Una de las razones de que nos esté pasando lo que nos está pasando, es que en este país, seguramente como consecuencia de la revolución pasiva (tomo el término de Antonio Gramsci) que vivimos durante la Transición a la democracia, se ha dado un fenómeno peculiar que ha consistido, no tanto en la pérdida de la memoria histórica, como en su suplantación.

Entonces, tenemos un problema con el fascismo. Lo expreso con palabras muy recientes de Antonio Baylos en su blog: «Desde la polarización del pensamiento conservador en torno al Partido Popular, tras la desaparición de UCD, el fascismo se contempla como un fenómeno histórico situado siempre fuera de nuestras fronteras – en Alemania o en Italia – pero nunca se relaciona con la dictadura de Franco y el fuerte componente autoritario y violento que la sostuvo.» (1)

Según una corriente de pensamiento conservador, entonces, nunca tuvimos fascismo aquí; tan solo un régimen severamente paternalista y autoritario.

No hay en este caso concreto desmemoria histórica, sino suplantación consciente de la memoria real, como si (en esto del “como si” somos probablemente líderes mundiales), al cambiar el nombre de las cosas tal como fueron, cambiáramos también su naturaleza intrínseca.

El actual secretario de Estado de Seguridad, Rafael Pérez Ruiz (magistrado, nacido en 1981, en el cargo desde 2020), ha dicho el pasado 27 de septiembre sobre la sede central de la policía de Barcelona, el ominoso edificio de Vía Layetana por delante del cual evitamos pasar muchos antifranquistas veteranos, y preferimos dar un rodeo antes que cruzar por delante de su puerta: «Ha sido símbolo de servicio público desde el que varias generaciones de policías han contribuido y siguen contribuyendo a fortalecer la democracia en nuestro país.»

Eso no es perder la memoria, es un birlibirloque que la sustituye por otra, falsificada. Los cuerpos represivos del franquismo siguieron su trantrán habitual con el advenimiento de la democracia, conservaron su puesto en el escalafón, siguieron desempeñando sus funciones sin que nadie les exigiera cuentas del pasado reciente, cobraron los trienios y quinquenios preceptivos, fueron condecorados y homenajeados en democracia “como si” la etapa anterior no hubiera existido nunca y el fascismo fuera algo lamentable, desde luego, pero ajeno a nosotros. Hoy estos funcionarios del Estado, eméritos en su mayoría, son un caladero consistente de votos de Vox, formación que, por supuesto, tampoco es fascista ni parafascista, no vayamos a confundir.

Esa es la “memoria histórica” realmente existente en el pensamiento de la derecha española, que sigue negándose de forma empecinada a cualquier modificación en su percepción de las cosas. Carlos Vallejo Calderón, trabajador de SEAT detenido y torturado largamente en los sótanos de Vía Layetana hace ahora cincuenta años, ha comentado de este modo las palabras del señor Pérez Ruiz: «Han herido en lo más profundo a los que, como en mi caso, fuimos torturados durante veinte días en estas dependencias, precisamente por luchar por la democracia y contra la Dictadura.»

   

(   (1)  Ver https://baylos.blogspot.com/2021/10/antifascismo-sindicatos-reformas.html, 17.10.2021. Conviene leer la entrada entera, y a ser posible con calma.