martes, 12 de octubre de 2021

MÁS DESTROZOS QUE LAMENTAR

 


Interior de la sede de la CGIL en Roma, después del paso de los escuadristas de Forza Nuova. (Fuente, Agencia EFE)

 

“Di nuovo come un tempo, sopra l’Italia intera

Fischia il vento e infuria la bufera.”

Fausto AMODEI, ‘Per i morti di Reggio Emilia’, 1971.

 

El pasado sábado día 9, la sede central de la CGIL en Roma fue asaltada por un grupo de activistas de la organización fascista Forza Nuova. Se desgajaron, sencillamente, de una manifestación contra el pasaporte covid, y se dirigieron al local sindical, en el que entraron por la fuerza y destrozaron lo que encontraron a mano.

No fue un acto improvisado ni la consecuencia de un calentón. A la misma hora la web de la CGIL fue objeto de un ataque informático masivo. Hay abundantes testimonios gráficos de los hechos, y pruebas materiales sobradas. Ninguna relación directa entre sindicato y pasaporte covid, salvo naturalmente que la CGIL se había pronunciado con firmeza a favor del mismo. Hasta el momento se han producido seis detenciones. Se pide, desde distintos foros, la ilegalización de Forza Nuova y de otras organizaciones neofascistas. La derecha italiana está en contra de que se coarte la “libertad de opinión”. Pero no son opiniones lo que se quiere prohibir. Como se ha dicho también, «el fascismo no es una opinión, es un crimen»  

Otra cosa se ha dicho aún, y vale la pena retenerla: «Quien haya dado cobertura ideológica, filosófica, moral y política a esta locura contra el green pass de buena fe, sepa que a partir de hoy la presunción de buena fe ya no vale.»

Porque hay una derecha que juega a excitar la ira de los impotentes contra un “sistema” del que ella forma parte desde siempre; una derecha no estatutariamente fascista pero para la que todo vale, todo se aprovecha llegado el caso, sin remilgos.

Hablo de España, pero no únicamente de España. La gobernanza austericida de la crisis financiera de 2008 ha sido uno de los elementos directamente causantes del rebrote del fascismo que estamos padeciendo más o menos en todas partes. Basta mirar las cifras y los porcentajes electorales de las distintas naciones para comprobarlo.

La labor del Fondo Monetario Internacional y del Banco Mundial por el Tercer Submundo, la predicación por parte de los neocons del evangelio del TINA (There Is No Alternative), la soberbia sin límites de las finanzas globales que siguen reclamándolo todo para ellas (¡No al crecimiento del SMI! ¡No a las ayudas! ¡No a la subida de las pensiones! ¡Sí a los desahucios!) en un mundo en el que los márgenes son cada vez más estrechos, y las tinieblas exteriores más oscuras.

Y por supuesto, el señalamiento previo de unos “enemigos” contra los que dirigir la violencia fascista, porque serían ellos los culpables en último término de las desgracias comunes: Los inmigrantes. Los gays. Las mujeres. Los comunistas. Los sindicatos.