sábado, 8 de octubre de 2022

DEL "PEIX AL COVE" AL TIRO EN EL PIE

 


No ha desaparecido del todo el papel puntero de Cataluña en la política peninsular, pero sí ha cambiado de signo.

Fue positivo en coyunturas muy delimitadas del último cuarto del siglo pasado. La voluntad unánime de cooperar para superar los traumas del franquismo, unida a la bonanza relativa de los negocios, permitió que se abrieran ventanas de oportunidad antes impensables, y por esa vía se generó – hasta cierto punto, desde luego – en las élites del país la idea de que era posible, mediante una negociación sabiamente calculada, dirigir sin brusquedades (con seny) las políticas económicas, así de los tirios como de los troyanos, de modo que unos y otros trabajaran en último término en beneficio de los intereses de las clases emprendedoras catalanas.

La pretensión tenía su lógica interna, porque Euskadi daba por entonces el tono más negativo y sombrío de los nacionalismos irredentos, y en comparación el “oasis catalán” ofrecía un refugio de sensatez a una España cosida con pespuntes, que se esforzaba en mantener y consolidar equilibrios internos inestables.

Fue entonces cuando el Molt Honorable Jordi diseñó la estrategia del peix al cove, la renuncia a un proyecto común a largo plazo, para centrarse en la ganancia inmediata de una concesión cualquiera, pequeña o grande pero aprovechable a corto término. Pareció el colmo de la astucia. Cataluña ganaba en todas las variantes.

Ahora se da la situación inversa. Cataluña ya no es garantía de estabilidad sino de desestabilización, y la brújula que guiaba en los meandros de la política a Pujol, desaparecidas sus cualidades magnéticas, no señala a ninguna parte. Los herederos de los herederos de los herederos del prohombre acaban de sustituir el principio del peix al cove por el tiro en el pie. Renuncian a gobernar, renuncian a negociar, renuncian a implicarse en la política de las cosas. Se han quedado a solas con su sueño de independencia degenerado en pesadilla.

No han desaparecido, cierto; aún innovan en el terreno de la política. Pero con el signo cambiado. Todo lo que pueden ofrecernos está en negativo.

El govern debe seguir su camino, con un repuesto urgente en las conselleries afectadas. Hay presupuestos importantes pendientes de aprobación, grandes políticas de infraestructuras en el horizonte, medidas para promover energías limpias y luchar contra el cambio climático. Cosas para hacer juntos, si bien ya no con Junts.

A estos, coloquémoslos con cuidado de no torcerles una pata en su nicho ideológico correspondiente, al lado de la CUP, y cuidemos de pasarles el plumero de cuando en cuando para quitarles el polvo.

Son una rareza, una anomalía curiosa, tal vez la subespecie más singular de la biodiversidad histórica catalana.