El aún por unos
meses titular de la presidencia de nuestro gobierno se ha quejado de que los
radicales vemos una España «en negro». Según él, no es así. Visto a través de
su cristal, el color predominante sería el rosado. Bien. Todo es según el
color, ya lo dijo Campoamor. En el caso presente convendría ponernos al menos de acuerdo
sobre qué significa ser radical, qué entendemos por España (muchos
no decimos que España no vaya bien, sino que los españoles vamos mal) y,
admitiendo que el negro no sea el color exclusivo de la actual coyuntura, precisar
en qué gama de color nos estamos moviendo.
Algunos ejemplos.
En el mes de enero de 2015 las cifras del paro registrado han crecido en 77.980
unidades. Excelente noticia según El País, puesto que la media de incremento
del paro en los siete últimos años fue de 144.000 personas. Dicho así, puede
parecer que en el mes pasado hemos conseguido preservar unos 76.000 empleos,
pero no. Los 76.000 trabajadores que “no” habrían perdido en enero su puesto de
trabajo son hipotéticos; los 77.980 nuevos inscritos en el paro son reales. Son
77.980 parados registrados más de los que había en diciembre. Ilumínenlas con
luz rosa si quieren, pero son cifras negro sobre blanco.
Las magnitudes
macroeconómicas muestran una considerable mejoría de la coyuntura, nos dicen.
La economía española estaría saliendo ya de la crisis. Sin embargo el Banco de
España, que no es una fuente sospechosa de radicalismo ni de negritud, constata
que la cuantía total de los préstamos de entidades de crédito a autónomos y
pymes descendió en 2014 en 67.292 millones de euros (un 11,6%) respecto de las
cifras de 2013. Aquí no hay cristal que valga. No hay forma humana de endulzar
las cifras. Lo que hacen las entidades de crédito en cambio es una fantástica
propaganda de planes de financiación. «Póngase en manos de los expertos,
nosotros resolveremos su problema.» Sí, claro, pero al sufrido “emprendedor” no
le llega al cuerpo la camisa porque percibe que el sentido auténtico de la
propuesta de los bancos es: «Póngase en nuestras manos, usted resolverá nuestro
problema.» Hay un matiz diferencial entre las dos lecturas. No sé si ustedes lo
perciben, don Mariano Rajoy seguro que no.
Un último botón de
muestra. El Ministerio de Sanidad ha emitido una nota de prensa sobre el gasto
farmacéutico en el año 2014, en la que se felicita por el hecho de que tal gasto
se ha mantenido «estable», con el consiguiente ahorro para el Servicio Nacional
de Salud. Cuando la misma nota entra en las cifras en concreto, resulta que el
gasto se ha incrementado en un 6,51%. Algunos no consideraríamos estable esa
cifra; es lo que ocurre con las grandes síntesis, inevitablemente se pierden
matices. El Ministerio silencia además, en relación con esa “estabilidad” del
gasto farmacéutico, que, debido al copago establecido, un 14,76% de los
medicamentos prescritos no han sido retirados por los interesados porque no
podían pagarlos. Una situación negativa (no se gasta porque haya más salud,
sino porque hay menos medios para procurársela) que afecta sobre todo a los
pensionistas y a los parados.
¿Negro o rosa?