… Tsipras te ayudará, Fabio. Puedes considerarlo un
axioma científico riguroso o bien un consejo de manual de autoayuda. Como
prefieras. Lo importante, Fabio, es que tomes buena nota del sesgo general de
los acontecimientos, de los datos que sí importan, en medio de la tormenta
perfecta de datos insignificantes con la que nos bombardean los observatorios
de opinión del establishment. Sigues
empecinado en contar y recontar los porcentajes hipotéticos de apoyo a tu
opción política en las encuestas, las alianzas posibles y las imposibles, los eventuales
quiebros de programa precisos para coser con dos hilvanes apresurados una
alianza capaz de forzar el descarrilamiento de Mariano
Rajoy y sus franquicias.
Pero detrás de
Mariano Rajoy están Merkel y Schäuble, están el neoliberalismo de Estado, la
democracia entre paréntesis, el gobierno contra el pueblo y sin el pueblo. Lo
que se disponen a hacer ahora con Tsipras, es lo mismo que harán luego contigo,
Fabio. Si obligan a Tsipras a pasar por el aro, por ese mismo aro habrás de
pasar tú. Siga o no siga Rajoy. Incluso con Pablo
Iglesias al frente del cotarro.
Estamos inmersos en
una batalla global, y sigues pensando en el “campanario”, expresión didáctica
que emplea con frecuencia mi amigo López Bulla. O
parafraseando a otro buen amigo, Paco Puerto, nos
pasan delante de las narices fajos de billetes de 500 euros y tú sigues contando
la calderilla.
Lo más urgente hoy,
Fabio, yo diría que es atender a lo que ocurre entre Grecia y el Eurogrupo,
estar pendientes de la negociación y eventualmente convocar actos solidarios,
manifiestos, firmas, concentraciones, indignación de calle, para propiciar una
solución más favorable a la democracia y menos favorable a la gobernanza instalada;
más favorable al pueblo, a los pueblos, y menos favorable al dinero.
Mientras tanto
algunas gigolettes de nuestra
izquierda asentada truenan contra Tsipras por machista: ocho ministros varones y
ni una sola mujer. Pues qué bien. Me recuerdan a los ecologistas que defienden
los derechos de los animales de compañía y se desentienden de los de sus
humanos acompañados. Colocar la corrección política por delante de los
problemas de fondo es condenarse a visitar el limbo. No son los equilibrios de
género lo que garantiza el resultado de una iniciativa política, al fin y al
cabo varones y mujeres son iguales también en su estupidez previsible. Como cantó Georges Brassens,
quand on est con, on est con.
Ten todo esto en cuenta, Fabio
amigo.