Mientras la mayoría
parlamentaria de Catalunya sigue practicando alegremente la política del
destrozo institucional sin reparar en gastos, voy a detenerme en un asunto
menor, pero sustantivo. Un grupo de ex militantes del PSUC, al que el periodista
Quico Sallés da el nombre de “(simbólico)”, así en paréntesis, él sabrá por
qué, ha publicado un manifiesto a favor del referéndum convocado – ya, y del
modo que se sabe – por la Generalitat para el 1-O.
Yo también soy ex
militante del PSUC y respeto mucho a los firmantes (con la mayoría de ellos he
compartido muchas jornadas de actividad política), pero el titular del
manifiesto contiene un grueso borrón. Dice así: «El 78 no va ser possible. Ara
podem.»
Descarto el
comentario a la segunda frase. Personalmente no creo que puedan, pero tampoco
es mi intención chafarles la guitarra a las primeras de cambio. El manifiesto
fue emitido antes de la sesión de ayer en el Parlament; como se trata de
personas sensatas, ellas/os sacarán las consecuencias pertinentes.
Mi objeción va
dirigida a ese «El 78 no va ser possible.» ¿No fue posible el qué? ¿Un
referéndum que nadie pidió? ¿Una independencia que no estaba en ningún
programa? Si volvemos con el recuerdo (y se trata de un ejercicio tan sano como
provechoso) a aquellas movilizaciones, en las que ellas/os y yo, juntos,
repartimos octavillas en las estaciones de metro, hicimos pintadas nocturnas en
tapias propicias y corrimos a pies para qué os quiero delante de los “grises”,
los cuatro puntos reivindicados por la Assemblea de Catalunya (la de entonces,
no la “marca blanca” actual) fueron: Llibertat, Amnistia, Estatut d’Autonomia i
Solidaritat amb la resta dels pobles d’Espanya.
Todos los puntos
fueron posibles. Los cuatro. Si algunos escondían en la manga una carta más, distinta,
no la enseñaron en aquellas fechas, y es de mal gusto hacerla aparecer ahora.
Porque al actuar así, se están apropiando, desvirtuándola, una lucha multitudinaria
y al cien por cien democrática que fue patrimonio de muchas más personas que no
pensaban exactamente igual que ellas/os.
Personas no
unánimes, cierto, pero sí capaces de confluir en unos objetivos “de mínimos” claros,
debatidos conjuntamente, compartidos e inequívocos.